/ miércoles 30 de septiembre de 2020

La violencia y los ausentes

El reclamo más fuerte hoy es el mismo de todos los días, desde hace ya varios años. Morelos requiere seguridad, dejar de sentir miedo, tener las condiciones para trabajar, estudiar, pasear, divertirse, vivir en paz. El asesinato de Juan Jaramillo Frikas, miembro de una de las familias distintivas de Cuernavaca, es una tragedia por sí misma, y tendría que ser apocalíptico si se suma a los demás crímenes violentos, homicidios, feminicidios, robos con violencia, lesiones, amenazas. extorsiones, que los morelenses padecen todos los días frente a autoridades que mucho lamentan y poco resuelven en materia de seguridad pública, de justicia, de paz.

La sociedad no puede normalizar la violencia. El impacto del crimen sobre los morelenses nos hace reconsiderar la importancia de muchas cosas. Ante el dolor profundo por la pérdida cotidiana de vidas en un Morelos inseguro, las vilezas de la grilla dejan de tener significado y se reitera, en cambio, la urgencia de una política con altura de miras, con tratamientos reales a los problemas comunes.

Irremediablemente, sin embargo, uno acaba preguntándose si las cosas podrían estar mejor si las autoridades se ocuparan de lo que deben. Porque mientras los morelenses viven con miedo, la gente a quienes eligieron para cuidarlos, para fomentar el desarrollo económico, social, para garantizar la justicia, para gobernar, siguen instalados en el mismo terrible limbo que tantas vidas, tiempo, dinero, ha costado al estado.

Ya hace varios meses que un grupo de alcaldes solicita al gobernador una reunión para tratar temas de seguridad pública, finanzas municipales, obras, y otros que consideran urgentes, según dice el alcalde de Yautepec, Agustín Alonso; Cuauhtémoc Blanco no los ha recibido, pero en cambio se reunió ya con síndicas municipales para, dice el mismo alcalde, invitarlas a sumarse a su partido para encarar el próximo proceso electoral, y minar la fuerza electoral de quienes podrían o no ser sus aliados en la próxima contienda.

En efecto, mientras la inseguridad en el estado crece a niveles insostenibles (en promedio se han registrado más de dos homicidios diarios en lo que va del año -y eso que muchos siguen respetando el confinamiento), el partido del gobernador busca reclutar cuadros en todas partes; diputados, alcaldes, regidores, síndicas, porque el interés mayor es conservar el poder o acrecentarlo para evitar sobresaltos en la segunda parte de su sexenio. ¿Esa es la política que merece Morelos?

Porque, adicionalmente, pareciera que la seguridad ha desaparecido de la agenda política como un tema de estrategia para convertirse más en un cúmulo de acusaciones y repartición de culpas. El gobierno estatal, la Fiscalía, el Tribunal Superior de Justicia, los alcaldes, intercambian señalamientos en torno a abstracciones llamadas Mando Coordinado o Estrategia de Seguridad, pero nadie parece tener la prudencia de sugerir soluciones. Urge cambiar la estrategia, o a la autoridad, regresar el tema estratégico de la seguridad pública a la agenda de todos.

Condenas al crimen hay en todas partes, pero de ellas no vivimos, morimos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx




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El reclamo más fuerte hoy es el mismo de todos los días, desde hace ya varios años. Morelos requiere seguridad, dejar de sentir miedo, tener las condiciones para trabajar, estudiar, pasear, divertirse, vivir en paz. El asesinato de Juan Jaramillo Frikas, miembro de una de las familias distintivas de Cuernavaca, es una tragedia por sí misma, y tendría que ser apocalíptico si se suma a los demás crímenes violentos, homicidios, feminicidios, robos con violencia, lesiones, amenazas. extorsiones, que los morelenses padecen todos los días frente a autoridades que mucho lamentan y poco resuelven en materia de seguridad pública, de justicia, de paz.

La sociedad no puede normalizar la violencia. El impacto del crimen sobre los morelenses nos hace reconsiderar la importancia de muchas cosas. Ante el dolor profundo por la pérdida cotidiana de vidas en un Morelos inseguro, las vilezas de la grilla dejan de tener significado y se reitera, en cambio, la urgencia de una política con altura de miras, con tratamientos reales a los problemas comunes.

Irremediablemente, sin embargo, uno acaba preguntándose si las cosas podrían estar mejor si las autoridades se ocuparan de lo que deben. Porque mientras los morelenses viven con miedo, la gente a quienes eligieron para cuidarlos, para fomentar el desarrollo económico, social, para garantizar la justicia, para gobernar, siguen instalados en el mismo terrible limbo que tantas vidas, tiempo, dinero, ha costado al estado.

Ya hace varios meses que un grupo de alcaldes solicita al gobernador una reunión para tratar temas de seguridad pública, finanzas municipales, obras, y otros que consideran urgentes, según dice el alcalde de Yautepec, Agustín Alonso; Cuauhtémoc Blanco no los ha recibido, pero en cambio se reunió ya con síndicas municipales para, dice el mismo alcalde, invitarlas a sumarse a su partido para encarar el próximo proceso electoral, y minar la fuerza electoral de quienes podrían o no ser sus aliados en la próxima contienda.

En efecto, mientras la inseguridad en el estado crece a niveles insostenibles (en promedio se han registrado más de dos homicidios diarios en lo que va del año -y eso que muchos siguen respetando el confinamiento), el partido del gobernador busca reclutar cuadros en todas partes; diputados, alcaldes, regidores, síndicas, porque el interés mayor es conservar el poder o acrecentarlo para evitar sobresaltos en la segunda parte de su sexenio. ¿Esa es la política que merece Morelos?

Porque, adicionalmente, pareciera que la seguridad ha desaparecido de la agenda política como un tema de estrategia para convertirse más en un cúmulo de acusaciones y repartición de culpas. El gobierno estatal, la Fiscalía, el Tribunal Superior de Justicia, los alcaldes, intercambian señalamientos en torno a abstracciones llamadas Mando Coordinado o Estrategia de Seguridad, pero nadie parece tener la prudencia de sugerir soluciones. Urge cambiar la estrategia, o a la autoridad, regresar el tema estratégico de la seguridad pública a la agenda de todos.

Condenas al crimen hay en todas partes, pero de ellas no vivimos, morimos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx




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