/ jueves 2 de abril de 2020

La tregua

En la guerra pedir una tregua significa suspender temporalmente las hostilidades. En el contexto actual esto quiere decir que AMLO tiene pensado seguir luchando contra los que dice son los “conservadores”, pero en estos momentos no hay condiciones reales para continuar con su batalla.

Y todo indica que no se puede continuar, porque la realidad y sus retos son mayores a los que pudo soportar la 4T.

Sin embargo, la vieja izquierda no se da cuenta que las condiciones objetivas no las crearon “los conservadores” sino que son producto de la realidad. Y el asunto no es “joder” al Presidente, sino señalar que a la 4T no le importa saber lo que necesita y aspira la gente.

Una tregua sólo podrá sostenerse si parte de la realidad de la gente, para que sea esta la que hable por sí misma y no la que quieran ver o imponer los gobernantes. La tregua propuesta debe tomarse con seriedad para sostenerla, ya que depende de un hilo sumamente delgado porque la reputación institucional está en juego y no será creíble si el gobierno sigue llegando tarde a la realidad.

Por ejemplo, no será creíble si no suspenden las giras (que por cierto una será en Morelos); si la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no genera incentivos fiscales agresivos para el sector productivo; si la Secretaría del Trabajo y Previsión Social no logra un pacto para mantener empleos y las prestaciones sociales; si la Secretaría de Economía y de Bienestar no logran apoyar las Mipymes y personas vulnerables; si la Secretaría de Seguridad Ciudadana no logra detener los saqueos y la inseguridad de la coyuntura actual.

No será creíble si en los aeropuertos y centrales de autobuses no imponen mejores controles sanitarios; si no atienden al personal de los hospitales públicos que se manifiesta por la falta de insumos; si no controlan el alza de los precios de alimentos básicos; si los alumnos de las escuelas públicas no reciben a tiempo sus cargas académicas para continuar el año lectivo; si los diputados y senadores no dejan el altruismo proselitista y se encargan de tomar decisiones para el funcionamiento de las instituciones actualmente en crisis.

La tregua no será creíble si el gobierno sigue deliberadamente ausente cuando los empresarios (y me refiero a las Mipymes) llevan semanas pidiendo y hasta implorándolo por apoyos fiscales; cuando los bancos llevan días proponiendo esquemas de diferimiento de deudas y el gobierno tardío, mientras CONDUSEF y PROFECO ausentes. Cuando no hubo respuesta soberana para evitar que 4,600 millones de dólares salieran del país con las consecuencias depreciativas que tuvo. Y cuando no deja en claro cómo harán funcionar los sectores fundamentales de la economía sin movilidad, ingresos ni consumo de los hogares.

La gente no ve bien lo que ha hecho el Presidente hasta ahora, pero no lo digo yo con el afán de “joder”. Lo dice la encuesta de ayer que publicó El Economista, donde sigue cayendo la aprobación presidencial.

Por otro lado, las autoridades locales comienzan a tomar decisiones ante la declaratoria de emergencia nacional para sanitizar espacios públicos, informar a la ciudadanía, dar apoyos económicos e inhibir a los ciudadanos para que salgan de sus casas con el uso de patrullas, drones y perifoneo. Todo, como parte de una rutina que por lo menos estará presente en los próximos 30 días.

Pd. Mientras tanto, en Morelos ya veremos qué planes se presentan para rescatar a los restaurantes, hoteles, comercios y balnearios “anfitriones del mundo”.

En la guerra pedir una tregua significa suspender temporalmente las hostilidades. En el contexto actual esto quiere decir que AMLO tiene pensado seguir luchando contra los que dice son los “conservadores”, pero en estos momentos no hay condiciones reales para continuar con su batalla.

Y todo indica que no se puede continuar, porque la realidad y sus retos son mayores a los que pudo soportar la 4T.

Sin embargo, la vieja izquierda no se da cuenta que las condiciones objetivas no las crearon “los conservadores” sino que son producto de la realidad. Y el asunto no es “joder” al Presidente, sino señalar que a la 4T no le importa saber lo que necesita y aspira la gente.

Una tregua sólo podrá sostenerse si parte de la realidad de la gente, para que sea esta la que hable por sí misma y no la que quieran ver o imponer los gobernantes. La tregua propuesta debe tomarse con seriedad para sostenerla, ya que depende de un hilo sumamente delgado porque la reputación institucional está en juego y no será creíble si el gobierno sigue llegando tarde a la realidad.

Por ejemplo, no será creíble si no suspenden las giras (que por cierto una será en Morelos); si la Secretaría de Hacienda y Crédito Público no genera incentivos fiscales agresivos para el sector productivo; si la Secretaría del Trabajo y Previsión Social no logra un pacto para mantener empleos y las prestaciones sociales; si la Secretaría de Economía y de Bienestar no logran apoyar las Mipymes y personas vulnerables; si la Secretaría de Seguridad Ciudadana no logra detener los saqueos y la inseguridad de la coyuntura actual.

No será creíble si en los aeropuertos y centrales de autobuses no imponen mejores controles sanitarios; si no atienden al personal de los hospitales públicos que se manifiesta por la falta de insumos; si no controlan el alza de los precios de alimentos básicos; si los alumnos de las escuelas públicas no reciben a tiempo sus cargas académicas para continuar el año lectivo; si los diputados y senadores no dejan el altruismo proselitista y se encargan de tomar decisiones para el funcionamiento de las instituciones actualmente en crisis.

La tregua no será creíble si el gobierno sigue deliberadamente ausente cuando los empresarios (y me refiero a las Mipymes) llevan semanas pidiendo y hasta implorándolo por apoyos fiscales; cuando los bancos llevan días proponiendo esquemas de diferimiento de deudas y el gobierno tardío, mientras CONDUSEF y PROFECO ausentes. Cuando no hubo respuesta soberana para evitar que 4,600 millones de dólares salieran del país con las consecuencias depreciativas que tuvo. Y cuando no deja en claro cómo harán funcionar los sectores fundamentales de la economía sin movilidad, ingresos ni consumo de los hogares.

La gente no ve bien lo que ha hecho el Presidente hasta ahora, pero no lo digo yo con el afán de “joder”. Lo dice la encuesta de ayer que publicó El Economista, donde sigue cayendo la aprobación presidencial.

Por otro lado, las autoridades locales comienzan a tomar decisiones ante la declaratoria de emergencia nacional para sanitizar espacios públicos, informar a la ciudadanía, dar apoyos económicos e inhibir a los ciudadanos para que salgan de sus casas con el uso de patrullas, drones y perifoneo. Todo, como parte de una rutina que por lo menos estará presente en los próximos 30 días.

Pd. Mientras tanto, en Morelos ya veremos qué planes se presentan para rescatar a los restaurantes, hoteles, comercios y balnearios “anfitriones del mundo”.