/ jueves 14 de mayo de 2020

La tecnología en tiempos de pandemia

Antes que comenzara a sentirse la pandemia en México ya existía un crecimiento sostenido en el uso de las plataformas digitales de entretenimiento, comercio y comunicación.

En las últimas semanas hemos visto espectaculares crecimientos en el valor de las grandes empresas basadas en la tecnología y las plataformas digitales como Amazon, Netflix o Facebook, pero también las que venían desarrollándose como Zoom, y hasta las tradicionales empresas de televisión por cable.

Sin duda, las empresas de entretenimiento y comercio han sido las principales ganadoras en la actual pandemia, empujadas prácticamente a expandirse para satisfacer la demanda de bienes y servicios. Fuera de este sector, no muchas empresas han logrado sostener sus actividades a pesar de la tecnología.

Tanto el sector privado, como el público, tradicionalmente alejado de la tecnología, no estuvieron preparadas ni tampoco han logrado adaptarse. Las empresas que sí estuvieron listas para esta pandemia fueron las vinculadas al mundo globalizado, porque ya hacían “home office”, tenían con cargas laborales definidas y hacían uso de videoconferencias.

Otro sector que también ha usado la tecnología para no quedar fuera un mercado en crisis es el de las compras de bienes y servicios; desde los grupos de chats, las redes sociales y plataformas de internet han tenido que modernizarse para atender las necesidades de alimentos, medicinas u otros bienes prioritarios.

La actual pandemia nos hace redimensionar lo dicho, desde hace más de una década, por Alvin Toffler respecto a la revolución digital y la existencia de los prosumidores. Esta palabra en realidad es un acrónimo conformado por las palabras: productor y consumidor.

La idea del prosumidor consiste en la identificación de una categoría que surge cuando una persona que generalmente consume un producto o servicio, forma parte de la cadena productiva de ese bien o servicio que será consumido. Hay dos ejemplos típicos para entender a los prosumidores.

La compra de pasajes de avión es el más claro, ya que formamos parte de la cadena productiva cuando tenemos que seleccionar el itinerario, hacer el pago y finalmente imprimir los boletos. Otro ejemplo común es cuando adquirimos un mueble que regularmente llega empaquetado, nos obliga a estar atentos para recibirlo y tener que armarlo para poder disfrutarlo.

Sin duda, esta pandemia ha desarrollado nuestras capacidades para producir y consumir nuestros propios bienes y servicios, más por la fuerza o necesidad que por gusto. Por ejemplo, muchos hemos tenido que cocinar nuestros alimentos, arreglar el cabello, asear a las mascotas y limpiar el auto o el hogar, actividades que antes se le encargaban a otras personas.

El aislamiento nos ha impedido mantener dinámicas económicas de interdependencia a nivel local. Para muchos esto puede implicar ahorros, aprendizajes de habilidades o incluso, una sana distracción, pero para otros la falta de empleo y de ingresos implica serias dificultades.

Es momento de hablar con más fuerza sobre las implicaciones económicas de esta pandemia en las dinámicas económicas locales y la forma más rápida y eficiente para reactivarlas, pero esta vez sin hacer a un lado el hecho de que la tecnología adquirió mayor fuerza en nuestras actividades cotidianas.


Twitter/Facebook: @CzarArenas

Antes que comenzara a sentirse la pandemia en México ya existía un crecimiento sostenido en el uso de las plataformas digitales de entretenimiento, comercio y comunicación.

En las últimas semanas hemos visto espectaculares crecimientos en el valor de las grandes empresas basadas en la tecnología y las plataformas digitales como Amazon, Netflix o Facebook, pero también las que venían desarrollándose como Zoom, y hasta las tradicionales empresas de televisión por cable.

Sin duda, las empresas de entretenimiento y comercio han sido las principales ganadoras en la actual pandemia, empujadas prácticamente a expandirse para satisfacer la demanda de bienes y servicios. Fuera de este sector, no muchas empresas han logrado sostener sus actividades a pesar de la tecnología.

Tanto el sector privado, como el público, tradicionalmente alejado de la tecnología, no estuvieron preparadas ni tampoco han logrado adaptarse. Las empresas que sí estuvieron listas para esta pandemia fueron las vinculadas al mundo globalizado, porque ya hacían “home office”, tenían con cargas laborales definidas y hacían uso de videoconferencias.

Otro sector que también ha usado la tecnología para no quedar fuera un mercado en crisis es el de las compras de bienes y servicios; desde los grupos de chats, las redes sociales y plataformas de internet han tenido que modernizarse para atender las necesidades de alimentos, medicinas u otros bienes prioritarios.

La actual pandemia nos hace redimensionar lo dicho, desde hace más de una década, por Alvin Toffler respecto a la revolución digital y la existencia de los prosumidores. Esta palabra en realidad es un acrónimo conformado por las palabras: productor y consumidor.

La idea del prosumidor consiste en la identificación de una categoría que surge cuando una persona que generalmente consume un producto o servicio, forma parte de la cadena productiva de ese bien o servicio que será consumido. Hay dos ejemplos típicos para entender a los prosumidores.

La compra de pasajes de avión es el más claro, ya que formamos parte de la cadena productiva cuando tenemos que seleccionar el itinerario, hacer el pago y finalmente imprimir los boletos. Otro ejemplo común es cuando adquirimos un mueble que regularmente llega empaquetado, nos obliga a estar atentos para recibirlo y tener que armarlo para poder disfrutarlo.

Sin duda, esta pandemia ha desarrollado nuestras capacidades para producir y consumir nuestros propios bienes y servicios, más por la fuerza o necesidad que por gusto. Por ejemplo, muchos hemos tenido que cocinar nuestros alimentos, arreglar el cabello, asear a las mascotas y limpiar el auto o el hogar, actividades que antes se le encargaban a otras personas.

El aislamiento nos ha impedido mantener dinámicas económicas de interdependencia a nivel local. Para muchos esto puede implicar ahorros, aprendizajes de habilidades o incluso, una sana distracción, pero para otros la falta de empleo y de ingresos implica serias dificultades.

Es momento de hablar con más fuerza sobre las implicaciones económicas de esta pandemia en las dinámicas económicas locales y la forma más rápida y eficiente para reactivarlas, pero esta vez sin hacer a un lado el hecho de que la tecnología adquirió mayor fuerza en nuestras actividades cotidianas.


Twitter/Facebook: @CzarArenas