/ jueves 30 de abril de 2020

La primera semana del Covid en fase 3

Una semana después del inicio de la Fase 3 por el Covid-19, observamos un fenómeno que comienza a agudizarse y puede volverse crítico: la expansión del miedo y la incertidumbre entre las personas.

Nos han dicho hasta el cansancio que veremos contagios a mayor velocidad y más cercanos a nuestras relaciones. Y los datos oficiales nos confirman esta característica reportando más de mil casos en los últimos días. El miedo se asoma como una amenaza real y potente que enferma y mata gente, fundamentalmente a las personas en condiciones de vulnerabilidad.

Pero el miedo podrá paralizar a la gente, sólo hasta donde la necesidad lo permita; por más que hayamos podido adaptar nuestras rutinas y actividades para reducir los riesgos de contagio, para muchos la parte económica también es una amenaza real y potente que afecta a las personas. Aunque no debemos dejar fuera las costumbres y poca conciencia de mucha gente que sigue saliendo sin tomar precauciones.

Por eso los gobiernos locales han comenzado a tomar medidas para reducir la movilidad y evitar mayores contagios: uso obligatorio de cubrebocas, operativos en las calles, parques acordonados, restricciones para el uso de auto e incluso se ha llegado hasta los arrestos.

En esta primera semana también pudimos ver un nuevo capítulo del desencuentro gobierno-ciudadanía y gobierno-empresarios. El gobierno federal sigue empecinado con su estrategia paternalista y poco cooperativa. Primero con el Decreto de medidas de austeridad que es una abierta destrucción de derechos y luego con la iniciativa de ley para poder reasignar el presupuesto público.

Aunque AMLO tenga otros datos, IPSOS y Mitofsky son claros en sus últimas encuestas: México (o más bien el gobierno) es junto con Venezuela y Brasil, los países con la mayor desaprobación por las medidas adoptadas en esta contingencia.

Por su lado, los empresarios también siguieron sin el gobierno con la organización de la Conferencia Nacional para la Recuperación Económica y el acuerdo alcanzado con el BID. Los empresarios siguen su ruta y parece que así será la forma de resolver esta contingencia y la recuperación económica que seguirá tras el fin de la pandemia.

Coincido con Rolando Cordera (La Jornada 26/04/20) cuando dice que “no es esta historia para hombres solos, sino para voluntades unidas a partir del respeto del código democrático.”

Y afortunadamente, entre el miedo y la incertidumbre, también existe el apoyo cada vez más visible y necesario de la gente que (desde el inicio y hasta ahora) continúa apoyando al personal médico, los que se quedaron sin trabajo, a quienes buscan alternativas para generar recursos y a los que padecen de hambre.

Todos necesitamos de todos, de nuestra empatía y cooperación. Invito a tomar conciencia sobre lo que ocurre en esta pandemia, primero para ayudarnos y después para poder ayudar a los demás.


Twitter/Facebook: @CzarArenas

Una semana después del inicio de la Fase 3 por el Covid-19, observamos un fenómeno que comienza a agudizarse y puede volverse crítico: la expansión del miedo y la incertidumbre entre las personas.

Nos han dicho hasta el cansancio que veremos contagios a mayor velocidad y más cercanos a nuestras relaciones. Y los datos oficiales nos confirman esta característica reportando más de mil casos en los últimos días. El miedo se asoma como una amenaza real y potente que enferma y mata gente, fundamentalmente a las personas en condiciones de vulnerabilidad.

Pero el miedo podrá paralizar a la gente, sólo hasta donde la necesidad lo permita; por más que hayamos podido adaptar nuestras rutinas y actividades para reducir los riesgos de contagio, para muchos la parte económica también es una amenaza real y potente que afecta a las personas. Aunque no debemos dejar fuera las costumbres y poca conciencia de mucha gente que sigue saliendo sin tomar precauciones.

Por eso los gobiernos locales han comenzado a tomar medidas para reducir la movilidad y evitar mayores contagios: uso obligatorio de cubrebocas, operativos en las calles, parques acordonados, restricciones para el uso de auto e incluso se ha llegado hasta los arrestos.

En esta primera semana también pudimos ver un nuevo capítulo del desencuentro gobierno-ciudadanía y gobierno-empresarios. El gobierno federal sigue empecinado con su estrategia paternalista y poco cooperativa. Primero con el Decreto de medidas de austeridad que es una abierta destrucción de derechos y luego con la iniciativa de ley para poder reasignar el presupuesto público.

Aunque AMLO tenga otros datos, IPSOS y Mitofsky son claros en sus últimas encuestas: México (o más bien el gobierno) es junto con Venezuela y Brasil, los países con la mayor desaprobación por las medidas adoptadas en esta contingencia.

Por su lado, los empresarios también siguieron sin el gobierno con la organización de la Conferencia Nacional para la Recuperación Económica y el acuerdo alcanzado con el BID. Los empresarios siguen su ruta y parece que así será la forma de resolver esta contingencia y la recuperación económica que seguirá tras el fin de la pandemia.

Coincido con Rolando Cordera (La Jornada 26/04/20) cuando dice que “no es esta historia para hombres solos, sino para voluntades unidas a partir del respeto del código democrático.”

Y afortunadamente, entre el miedo y la incertidumbre, también existe el apoyo cada vez más visible y necesario de la gente que (desde el inicio y hasta ahora) continúa apoyando al personal médico, los que se quedaron sin trabajo, a quienes buscan alternativas para generar recursos y a los que padecen de hambre.

Todos necesitamos de todos, de nuestra empatía y cooperación. Invito a tomar conciencia sobre lo que ocurre en esta pandemia, primero para ayudarnos y después para poder ayudar a los demás.


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