/ jueves 16 de septiembre de 2021

La presidenta Dalila

Dalila Morales Sandoval será la próxima presidenta estatal del Partido Acción Nacional, si no ocurre algo extraordinario. Con ello, el dominio del grupo que encabezan en Morelos la familia Martínez Terrazas, y en el plano nacional Jorge Romero y Marko Cortés, mantendrá el total control de la segunda fuerza electoral de Morelos (con todos sus asegunes), y quiénes apostaban a que algo cambiaría en el blanquiazul con el retiro de Juan Carlos Martínez Terrazas de la dirigencia estatal, se llevarán una gran desilusión.

Algunos de los adversarios de lo que llaman con cierto desprecio “el clan Martínez Terrazas”, se apresuraron demasiado a festejar que el Comité Nacional hubiera determinado que la próxima dirigencia panista en Morelos fuera encabezada por una mujer. Lo cierto es que, según nuestras fuentes, fue el propio Juan Carlos Martínez Terrazas quien pidió que se considerara a una mujer para la dirigencia estatal de Morelos, y desde hacía tiempo ya habían trabajado en la candidatura de Dalila Morales para la dirigencia que se elegirá el próximo viernes. La pinza se cierra con la inclusión de Juana Barrera Amezcua como candidata a secretaria general en la fórmula, la ex diputada es además, esposa de Gustavo Lezama Rodríguez, actual secretario general del CDE panista.

Se trata en todo caso, de una oxigenación del mismo bando que ha tenido relativos éxitos electorales, y que mantiene un control absoluto de Acción Nacional (y de su padrón de militantes). Ese gobierno sobre la dirigencia y con ello la designación de candidaturas y el uso de prerrogativas, ha provocado el éxodo de la mayoría de los panistas que acompañaron los éxitos electorales que el blanquiazul se anotó desde 1997 y hasta 2012.

Los panistas de entonces se olvidaron de preparar a una nueva generación para que los relevara, lo que les costó perder el partido prácticamente desde el 2015 a manos del grupo que actualmente domina al partido y que lo hará por lo menos durante tres años más (a lo mejor hasta seis si su plan sale bien).

Pero hay una diferencia entre aquél panismo aún medio ideologizado de principios del siglo con el actual, dominado por el pragmatismo. Entonces, los dirigentes se incluían en cargos de elección que eran fácilmente ganables (espacios de representación proporcional básicamente). Claro que en esta nueva versión de dirigencia estatal se intentó, pero sin mayor éxito. De hecho, una revisión simple muestra que José Luis Urióstegui, Andrea Gordillo y Ángel Adame, las posiciones probablemente más valiosas del PAN por la cantidad de votos que representan, tienen un capital político propio, son más independientes de lo que Acción Nacional parece dispuesto a tolerar, y bien podrían inclinarse hacia otras fuerzas políticas en caso de distanciarse demasiado de Acción Nacional.

Así las cosas, si bien el control del PAN se mantendría en el grupo Terrazas-Sandoval, la dirigencia tendría que ceder en muchas cosas para mantener el capital político electoral que logró en el 2021 vivo hasta la elección del 2024 en la que podría ser el retador más importante de Morena y sus aliados si no se fragmenta y sabe construir alianzas. Ganar el gobierno sin perder el partido, dicen allá.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Dalila Morales Sandoval será la próxima presidenta estatal del Partido Acción Nacional, si no ocurre algo extraordinario. Con ello, el dominio del grupo que encabezan en Morelos la familia Martínez Terrazas, y en el plano nacional Jorge Romero y Marko Cortés, mantendrá el total control de la segunda fuerza electoral de Morelos (con todos sus asegunes), y quiénes apostaban a que algo cambiaría en el blanquiazul con el retiro de Juan Carlos Martínez Terrazas de la dirigencia estatal, se llevarán una gran desilusión.

Algunos de los adversarios de lo que llaman con cierto desprecio “el clan Martínez Terrazas”, se apresuraron demasiado a festejar que el Comité Nacional hubiera determinado que la próxima dirigencia panista en Morelos fuera encabezada por una mujer. Lo cierto es que, según nuestras fuentes, fue el propio Juan Carlos Martínez Terrazas quien pidió que se considerara a una mujer para la dirigencia estatal de Morelos, y desde hacía tiempo ya habían trabajado en la candidatura de Dalila Morales para la dirigencia que se elegirá el próximo viernes. La pinza se cierra con la inclusión de Juana Barrera Amezcua como candidata a secretaria general en la fórmula, la ex diputada es además, esposa de Gustavo Lezama Rodríguez, actual secretario general del CDE panista.

Se trata en todo caso, de una oxigenación del mismo bando que ha tenido relativos éxitos electorales, y que mantiene un control absoluto de Acción Nacional (y de su padrón de militantes). Ese gobierno sobre la dirigencia y con ello la designación de candidaturas y el uso de prerrogativas, ha provocado el éxodo de la mayoría de los panistas que acompañaron los éxitos electorales que el blanquiazul se anotó desde 1997 y hasta 2012.

Los panistas de entonces se olvidaron de preparar a una nueva generación para que los relevara, lo que les costó perder el partido prácticamente desde el 2015 a manos del grupo que actualmente domina al partido y que lo hará por lo menos durante tres años más (a lo mejor hasta seis si su plan sale bien).

Pero hay una diferencia entre aquél panismo aún medio ideologizado de principios del siglo con el actual, dominado por el pragmatismo. Entonces, los dirigentes se incluían en cargos de elección que eran fácilmente ganables (espacios de representación proporcional básicamente). Claro que en esta nueva versión de dirigencia estatal se intentó, pero sin mayor éxito. De hecho, una revisión simple muestra que José Luis Urióstegui, Andrea Gordillo y Ángel Adame, las posiciones probablemente más valiosas del PAN por la cantidad de votos que representan, tienen un capital político propio, son más independientes de lo que Acción Nacional parece dispuesto a tolerar, y bien podrían inclinarse hacia otras fuerzas políticas en caso de distanciarse demasiado de Acción Nacional.

Así las cosas, si bien el control del PAN se mantendría en el grupo Terrazas-Sandoval, la dirigencia tendría que ceder en muchas cosas para mantener el capital político electoral que logró en el 2021 vivo hasta la elección del 2024 en la que podría ser el retador más importante de Morena y sus aliados si no se fragmenta y sabe construir alianzas. Ganar el gobierno sin perder el partido, dicen allá.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx