/ martes 7 de diciembre de 2021

La policía de Cuernavaca y las otras

El gobernador Cuauhtémoc Blanco adelantó el anuncio que oficialmente correspondería al alcalde electo de Cuernavaca, José Luis Urióstegui, de que la capital del estado no participará en el esquema policial de Mando Coordinado que la Comisión Estatal de Seguridad Pública coordina. Viniendo del titular del Ejecutivo, el aviso puede darse como la oficialización de una serie de señales que Urióstegui había mandado sobre un nuevo esquema de seguridad para la ciudad. Un aviso que, por cierto, no tiene los mejores augurios de parte de Cuauhtémoc Blanco que asegura “a ver cómo le va… no es tan fácil”.

En efecto, hay mucho por resolver, pero de ninguna forma puede decirse que el esquema de Mando Coordinado ha resultado funcional para la mayoría de los municipios de Morelos. En Puente de Ixtla se cumple hoy un tercer día de cierre de actividades por temor a las balaceras. Los índices delictivos y la percepción de inseguridad aumentan. Prácticamente no hay detenciones en flagrancia. Y cierto que los alcaldes tampoco parecen muy dispuestos a enfrentar a la delincuencia, pero el modelo así lo ha permitido desde su establecimiento, al no darle a los ayuntamientos una potestad clara sobre sus policías.

El problema es que el esquema de seguridad propuesto para Morelos no está funcionando, y se agrava por la convicción que tiene el gobierno del estado de que las fallas son responsabilidad de los alcaldes. “Con pocos policías que tenemos, hemos hecho muchísimo, hemos agarrado a varios personajes que nadie se atrevía. Entonces vamos a seguir trabajando, nosotros no vamos a parar”, dice Cuauhtémoc Blanco. Y podría concederse que el heroísmo de muchos policías es innegable, pero el gobernador también debería reconocer que es insuficiente y las cifras de delitos cometidos en el estado lo muestran.

Así que, frente a la falta de voluntad para modificar siquiera un poco la estrategia de seguridad, el esquema de mando policial, por las razones que sea, aparentemente más importantes que la falta de resultados; algunos alcaldes (empezando por el de Cuernavaca), empiezan a ver cómo ofrecer mayor protección a la ciudadanía. Cómo lo harán es lo más difícil, porque no hay suficientes elementos policiacos, pero tampoco armamento, licencias de portación de armas, presupuestos para equipo de protección y uniformes. No es tan fácil, habrá que dar la razón al gobernador, pero el que haya quien prefiera esa suerte de salto al vacío que seguir en el modelo de Mando Coordinado tendría que decirle mucho al gobernador sobre lo que significa para los municipios la crisis de seguridad y la falta de resultados de la estrategia estatal y la escasa voluntad de hacer cambios.

Y habrá quienes piensen que la posición de los alcaldes que decidan salir del Mando Coordinado busca un posicionamiento polìtico-electoral, pero se estaría partiendo de una visión bastante simplista. Porque si los alcaldes deciden armar sus propias policías, cada día que no se vean resultados se incrementará el costo político y de imagen sobre ellos y sus ayuntamientos; y muchas carreras podrían diluirse antes incluso de tomar vuelo. Honorable y generoso sería apoyar la determinación y facilitar la operación de la misma.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El gobernador Cuauhtémoc Blanco adelantó el anuncio que oficialmente correspondería al alcalde electo de Cuernavaca, José Luis Urióstegui, de que la capital del estado no participará en el esquema policial de Mando Coordinado que la Comisión Estatal de Seguridad Pública coordina. Viniendo del titular del Ejecutivo, el aviso puede darse como la oficialización de una serie de señales que Urióstegui había mandado sobre un nuevo esquema de seguridad para la ciudad. Un aviso que, por cierto, no tiene los mejores augurios de parte de Cuauhtémoc Blanco que asegura “a ver cómo le va… no es tan fácil”.

En efecto, hay mucho por resolver, pero de ninguna forma puede decirse que el esquema de Mando Coordinado ha resultado funcional para la mayoría de los municipios de Morelos. En Puente de Ixtla se cumple hoy un tercer día de cierre de actividades por temor a las balaceras. Los índices delictivos y la percepción de inseguridad aumentan. Prácticamente no hay detenciones en flagrancia. Y cierto que los alcaldes tampoco parecen muy dispuestos a enfrentar a la delincuencia, pero el modelo así lo ha permitido desde su establecimiento, al no darle a los ayuntamientos una potestad clara sobre sus policías.

El problema es que el esquema de seguridad propuesto para Morelos no está funcionando, y se agrava por la convicción que tiene el gobierno del estado de que las fallas son responsabilidad de los alcaldes. “Con pocos policías que tenemos, hemos hecho muchísimo, hemos agarrado a varios personajes que nadie se atrevía. Entonces vamos a seguir trabajando, nosotros no vamos a parar”, dice Cuauhtémoc Blanco. Y podría concederse que el heroísmo de muchos policías es innegable, pero el gobernador también debería reconocer que es insuficiente y las cifras de delitos cometidos en el estado lo muestran.

Así que, frente a la falta de voluntad para modificar siquiera un poco la estrategia de seguridad, el esquema de mando policial, por las razones que sea, aparentemente más importantes que la falta de resultados; algunos alcaldes (empezando por el de Cuernavaca), empiezan a ver cómo ofrecer mayor protección a la ciudadanía. Cómo lo harán es lo más difícil, porque no hay suficientes elementos policiacos, pero tampoco armamento, licencias de portación de armas, presupuestos para equipo de protección y uniformes. No es tan fácil, habrá que dar la razón al gobernador, pero el que haya quien prefiera esa suerte de salto al vacío que seguir en el modelo de Mando Coordinado tendría que decirle mucho al gobernador sobre lo que significa para los municipios la crisis de seguridad y la falta de resultados de la estrategia estatal y la escasa voluntad de hacer cambios.

Y habrá quienes piensen que la posición de los alcaldes que decidan salir del Mando Coordinado busca un posicionamiento polìtico-electoral, pero se estaría partiendo de una visión bastante simplista. Porque si los alcaldes deciden armar sus propias policías, cada día que no se vean resultados se incrementará el costo político y de imagen sobre ellos y sus ayuntamientos; y muchas carreras podrían diluirse antes incluso de tomar vuelo. Honorable y generoso sería apoyar la determinación y facilitar la operación de la misma.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx