/ viernes 2 de agosto de 2019

La nueva coalición de Morena

El primer deber de cualquier cosa viva es no morir y esto pasa lo mismo con individuos que con organizaciones. El instinto de supervivencia es indispensable en todas las cosas vivas y si en la naturaleza es poderoso al grado de poder transformar evolutivamente a las especies, en lo social puede incluso transmutar la esencia propia de las organizaciones.

Entre las organizaciones más sometidas a este fenómeno evolutivo están los partidos políticos. Como evidencia está la cercanía reciente entre el Verde Ecologista y el Humanista con el Movimiento de Regeneración Nacional, al que combatieron desde su fundación hasta que se hizo del poder en Morelos. Cierto que en el caso del Verde, es evidente el poco aseo con que realiza y rompe sus alianzas de las que hay registro con Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, partidos con los que compartía algunos matices de su ideología más cercana a la derecha que al centro.

En la orfandad política al haber traicionado al PRI en el proceso electoral del 2018 y perdido la oportunidad, por desobediencia a la norma electoral, de hacerse de posiciones por la vía plurinominal, los verdes en el estado se han acercado a Morena, fuerza que pretenden les incluya en sus planes electorales para el 2021. El PVEM representó menos del 4 por ciento de la votación aunque le alcanzó para hacerse de hasta cuatro alcaldías. En contraste, el Partido Humanista con 3.7 por ciento ganó una alcaldía con un candidato que ya había militado en otros partidos.

La contribución que ambos partidos podrían hacer a Morena es relativa. Tanto los verdes como los humanistas abanderan liderazgos arraigados en las comunidades pero sin raíces partidistas mayores. Ambas franquicias son agencias electorales que gracias a abanderar esos liderazgos han mantenido el registro. Aún así, afirman quienes han intentado o logrado coaligarse con ellos, venden muy caro su amor. Con escasa estructura electoral y marginados ahora de los beneficios que ofrecen el congreso y las principales alcaldías para el posicionamiento político, el considerar una coalición con cualquiera de ellos representa una muy riesgosa apuesta. Morena ya apostó casi lo mismo con Encuentro Social en la elección pasada y le funcionó, pero la alianza real no fue con Encuentro Social, sino con su principal valor electoral: Cuauhtémoc Blanco.

Otro detalle, es probable que sumar al Verde y Humanista, alejara a sus aliados anteriores, PT y PES, que por lo pronto parecen dispuestos a transitar solos en el próximo proceso electoral. La experiencia de las coaliciones electorales ha sido poco edificante para ambas fuerzas en tanto Juntos Haremos Historia dio buenos dividendos en el Congreso y los cabildos, pero también ha significado enormes conflictos en el ejercicio del gobierno al no trazar una coalición de gobierno que incluyera el respaldo a una serie de políticas emprendidas por el Ejecutivo y las alcaldías desde el Congreso y los cabildos. Representando grupos de interés diversos, la conciliación ha sido difícil y ello ha entorpecido y encarecido el ejercicio de gobierno.

Adicionalmente, una coalición con más organizaciones significaría la multiplicación de esos grupos de interés y disminuir las posiciones a repartirse en candidaturas de mayoría y representación proporcional. Además están los números, Morena-PT-PES lograron el 52.6 por ciento de los votos para gobernador, pero sólo 37.6 por ciento para diputados y 30.4 para alcaldes, contando con los factores de atracción Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Blanco; Blanco no aparecerá en las boletas en el 2021, y es probable que tampoco López Obrador. Desde ahora parece dudoso que, con el desgaste del ejercicio de gobierno, y la falta de sus dos atractivos mayores en la boleta electoral, Morena y sus aliados repitan el éxito anterior.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El primer deber de cualquier cosa viva es no morir y esto pasa lo mismo con individuos que con organizaciones. El instinto de supervivencia es indispensable en todas las cosas vivas y si en la naturaleza es poderoso al grado de poder transformar evolutivamente a las especies, en lo social puede incluso transmutar la esencia propia de las organizaciones.

Entre las organizaciones más sometidas a este fenómeno evolutivo están los partidos políticos. Como evidencia está la cercanía reciente entre el Verde Ecologista y el Humanista con el Movimiento de Regeneración Nacional, al que combatieron desde su fundación hasta que se hizo del poder en Morelos. Cierto que en el caso del Verde, es evidente el poco aseo con que realiza y rompe sus alianzas de las que hay registro con Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, partidos con los que compartía algunos matices de su ideología más cercana a la derecha que al centro.

En la orfandad política al haber traicionado al PRI en el proceso electoral del 2018 y perdido la oportunidad, por desobediencia a la norma electoral, de hacerse de posiciones por la vía plurinominal, los verdes en el estado se han acercado a Morena, fuerza que pretenden les incluya en sus planes electorales para el 2021. El PVEM representó menos del 4 por ciento de la votación aunque le alcanzó para hacerse de hasta cuatro alcaldías. En contraste, el Partido Humanista con 3.7 por ciento ganó una alcaldía con un candidato que ya había militado en otros partidos.

La contribución que ambos partidos podrían hacer a Morena es relativa. Tanto los verdes como los humanistas abanderan liderazgos arraigados en las comunidades pero sin raíces partidistas mayores. Ambas franquicias son agencias electorales que gracias a abanderar esos liderazgos han mantenido el registro. Aún así, afirman quienes han intentado o logrado coaligarse con ellos, venden muy caro su amor. Con escasa estructura electoral y marginados ahora de los beneficios que ofrecen el congreso y las principales alcaldías para el posicionamiento político, el considerar una coalición con cualquiera de ellos representa una muy riesgosa apuesta. Morena ya apostó casi lo mismo con Encuentro Social en la elección pasada y le funcionó, pero la alianza real no fue con Encuentro Social, sino con su principal valor electoral: Cuauhtémoc Blanco.

Otro detalle, es probable que sumar al Verde y Humanista, alejara a sus aliados anteriores, PT y PES, que por lo pronto parecen dispuestos a transitar solos en el próximo proceso electoral. La experiencia de las coaliciones electorales ha sido poco edificante para ambas fuerzas en tanto Juntos Haremos Historia dio buenos dividendos en el Congreso y los cabildos, pero también ha significado enormes conflictos en el ejercicio del gobierno al no trazar una coalición de gobierno que incluyera el respaldo a una serie de políticas emprendidas por el Ejecutivo y las alcaldías desde el Congreso y los cabildos. Representando grupos de interés diversos, la conciliación ha sido difícil y ello ha entorpecido y encarecido el ejercicio de gobierno.

Adicionalmente, una coalición con más organizaciones significaría la multiplicación de esos grupos de interés y disminuir las posiciones a repartirse en candidaturas de mayoría y representación proporcional. Además están los números, Morena-PT-PES lograron el 52.6 por ciento de los votos para gobernador, pero sólo 37.6 por ciento para diputados y 30.4 para alcaldes, contando con los factores de atracción Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Blanco; Blanco no aparecerá en las boletas en el 2021, y es probable que tampoco López Obrador. Desde ahora parece dudoso que, con el desgaste del ejercicio de gobierno, y la falta de sus dos atractivos mayores en la boleta electoral, Morena y sus aliados repitan el éxito anterior.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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