/ miércoles 23 de enero de 2019

La Meza del diálogo

La senadora Lucía Meza tejió fino y logró que, con la intervención del también senador, Ricardo Monreal, conocedor de la operación política, pudieran sentarse en la misma mesa Cuauhtémoc Blanco Bravo y dos de quienes el propio gobernador identifica como adversarios políticos: la coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso del estado, Keila Figueroa Evaristo; y el alcalde de Cuernavaca, Francisco Antonio Villalobos Adán. Además, estuvieron en la mesa Lucía y Ricardo en lo que parece, y debiera ser, el inicio de la reconciliación entre la nueva clase política morelense cuya figura más importante no es un político (Cuauhtémoc Blanco ha insistido en marginarse de esa vocación).

Fue la foto del día la de la rueda de prensa obligada con Monreal, pero no fue todo lo que el Senador hizo en Morelos. Primero estuvo con Cuauhtémoc Blanco y Lucía Meza y luego con el alcalde de Cuernavaca como prólogo a la rueda de prensa en la que medio convencidos Villalobos y Cuauhtémoc dijeron que trabajarán por Morelos sin distingos. Cierto que las actitudes fueron exactamente las mismas que antes, pero con dos enormes diferencias, se dijeron las cosas de forma que el otro lo escuchara, y terminaron con un apretón de manos. Si fue sincero o nada más para la foto, ellos sabrán, pero al buen lector le quedó claro, por lo menos: 1) que Lucía Meza tiene el peso político suficiente para apersonarse como protagonista de la reconciliación, 2) que Ricardo Monreal venía en tarea de Estado, no de amigos (aunque él dijo que era por pura buena voluntad) a aplacar los ímpetus de los actores políticos morelenses que han sido incapaces de conciliar en casi ningún tema, y 3) que de inmediato empezaron las señales de cambio, como el que Cuauhtémoc Blanco retomara el concepto de mando coordinado para la policía, y que Keila abriera la puerta para una probable aprobación del reemplacamiento por el Congreso condicionada sólo a que se entregue toda la información para valorar tal necesidad.

Luego Ricardo Monreal siguió reuniéndose con actores políticos, se le vio con la diputada Tania Valentina, luego estuvo con Rafael Reyes, el alcalde de Jiutepec, y así, pasó el día operando políticamente junto a Lucía Meza, construyendo un andamiaje sobre el que sea posible transitar acuerdos que desatoren la política en la entidad y permitan que todos los actores políticos, y quien no lo es, trabajen en lo que deben. Si la labor realizada por Monreal y Meza fue efectiva o no habrá de verse en los próximos días y, habrá que reconocerlo, ya no depende directamente de ellos, sino de quienes hicieron públicamente compromisos para trabajar por la construcción de un mejor Morelos. Es bueno que no dependa aún de los senadores, porque de escalar el conflicto entre los poderes, de mantenerse la parálisis en el aparato estatal, le correspondería al Senado, ahora sí, operar directamente las soluciones, y ninguna de ellas sería dócil. Son los senadores quienes pueden decretar, por ejemplo, la desaparición de poderes en las entidades federativas. Estamos lejos de ese escenario, pero la presencia de Monreal evidencia que el Senado tiene la vista en Morelos y vigilará, seguramente en los próximos días, cada paso que se dé en materia política en el estado.

Por lo pronto el gobierno del estado, los municipios de mayor peso político y los legisladores tienen ya la película; y en ella, hay que reconocerlo, Lucía Meza se convierte en una actora fundamental con una tarea nada fácil, la de mantener los puentes de comunicación que se tendieron este martes. Hasta ahora, todo lo demás es mera especulación.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

La senadora Lucía Meza tejió fino y logró que, con la intervención del también senador, Ricardo Monreal, conocedor de la operación política, pudieran sentarse en la misma mesa Cuauhtémoc Blanco Bravo y dos de quienes el propio gobernador identifica como adversarios políticos: la coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso del estado, Keila Figueroa Evaristo; y el alcalde de Cuernavaca, Francisco Antonio Villalobos Adán. Además, estuvieron en la mesa Lucía y Ricardo en lo que parece, y debiera ser, el inicio de la reconciliación entre la nueva clase política morelense cuya figura más importante no es un político (Cuauhtémoc Blanco ha insistido en marginarse de esa vocación).

Fue la foto del día la de la rueda de prensa obligada con Monreal, pero no fue todo lo que el Senador hizo en Morelos. Primero estuvo con Cuauhtémoc Blanco y Lucía Meza y luego con el alcalde de Cuernavaca como prólogo a la rueda de prensa en la que medio convencidos Villalobos y Cuauhtémoc dijeron que trabajarán por Morelos sin distingos. Cierto que las actitudes fueron exactamente las mismas que antes, pero con dos enormes diferencias, se dijeron las cosas de forma que el otro lo escuchara, y terminaron con un apretón de manos. Si fue sincero o nada más para la foto, ellos sabrán, pero al buen lector le quedó claro, por lo menos: 1) que Lucía Meza tiene el peso político suficiente para apersonarse como protagonista de la reconciliación, 2) que Ricardo Monreal venía en tarea de Estado, no de amigos (aunque él dijo que era por pura buena voluntad) a aplacar los ímpetus de los actores políticos morelenses que han sido incapaces de conciliar en casi ningún tema, y 3) que de inmediato empezaron las señales de cambio, como el que Cuauhtémoc Blanco retomara el concepto de mando coordinado para la policía, y que Keila abriera la puerta para una probable aprobación del reemplacamiento por el Congreso condicionada sólo a que se entregue toda la información para valorar tal necesidad.

Luego Ricardo Monreal siguió reuniéndose con actores políticos, se le vio con la diputada Tania Valentina, luego estuvo con Rafael Reyes, el alcalde de Jiutepec, y así, pasó el día operando políticamente junto a Lucía Meza, construyendo un andamiaje sobre el que sea posible transitar acuerdos que desatoren la política en la entidad y permitan que todos los actores políticos, y quien no lo es, trabajen en lo que deben. Si la labor realizada por Monreal y Meza fue efectiva o no habrá de verse en los próximos días y, habrá que reconocerlo, ya no depende directamente de ellos, sino de quienes hicieron públicamente compromisos para trabajar por la construcción de un mejor Morelos. Es bueno que no dependa aún de los senadores, porque de escalar el conflicto entre los poderes, de mantenerse la parálisis en el aparato estatal, le correspondería al Senado, ahora sí, operar directamente las soluciones, y ninguna de ellas sería dócil. Son los senadores quienes pueden decretar, por ejemplo, la desaparición de poderes en las entidades federativas. Estamos lejos de ese escenario, pero la presencia de Monreal evidencia que el Senado tiene la vista en Morelos y vigilará, seguramente en los próximos días, cada paso que se dé en materia política en el estado.

Por lo pronto el gobierno del estado, los municipios de mayor peso político y los legisladores tienen ya la película; y en ella, hay que reconocerlo, Lucía Meza se convierte en una actora fundamental con una tarea nada fácil, la de mantener los puentes de comunicación que se tendieron este martes. Hasta ahora, todo lo demás es mera especulación.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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