/ lunes 16 de abril de 2018

La guerra que perdemos todos

La Organización de las Naciones Unidas fue creada en 1945, para retomar la misión que la Sociedad de las Naciones no pudo cumplir, mantener la paz y seguridad en el planeta.


La Segunda Guerra Mundial exaltó las situaciones más deleznables en las que puede incurrir el ser humano, nunca fue tan contundente aquella frase de Hobbes "el hombre es el lobo del hombre".


Al término de la guerra, Alemania fue relegada de la nueva organización; el comité de seguridad de la ONU, quedó conformado por los miembros permanentes Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y por su cantidad de población China.


Por más de setenta años la ONU ha fungido como un órgano de convergencia entre naciones; pero también ha sido cuestionada sobre la influencia de países poderosos y su indiferencia ante guerras como las de Vietnam, Afganistán o Irak.
Hay 193 los países en la ONU, pero cuando el poder se concentra en muy pocos, el mundo entero queda expuesto al ejercicio irresponsable que puede llevar a detonar una nueva guerra y terminar con aquellos objetivos comunes planteados.
El Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, ha representado un foco de alerta para los objetivos de paz y seguridad, primero enfocados a Corea del Norte, luego a Rusia, países provocadores constantes que se jactan de tener posibilidades sofisticadas de combate.


El pasado viernes, los representantes de cada país observaron atónitos la decisión de Estados Unidos para atacar Siria. Cuando parecía salirse de control, el freno de mano fue de Rusia, al llamar a rechazar desde el Consejo de Seguridad de la ONU tal acción.
Lo anterior no prosperó, era impensable si recapitulamos que tres de los cinco miembros permanentes del Consejo son aliados para el ataque.


El rumbo parece incierto y aunque en este momento Trump parece voltear a otro lado y dejar a México, la situación mundial no puede dejarnos en la apatía, el conflicto en Siria ha devastado a su gente durante siete años; algunos países han actuado, como Alemania y su amplia recepción a refugiados. Otros como Reino Unido están muy preocupados por blindarse ante el mundo; la indiferencia nos hace presa fácil para exhibir el grado de deshumanización a la cual nos enfrentamos.


La ubicación geográfica de Siria ha sido clave para despertar ambiciosos intereses por su conexión Asia-Occidente ; otra vertiente importante es la religión, musulmana sí, pero de corrientes distintas entre gobierno y gobernados. La guerra civil data del fenómeno denominado "La Primavera Árabe en 2011", aunque en ningún país de la región ha cobrado un conflicto bélico de tal magnitud.


Muchos intereses de por medio; gran intolerancia y ambición entre los poderosos; miedo desde los países en desarrollo para fijar posturas y una sola realidad, en guerra nadie gana, todos, todos pierden.

La Organización de las Naciones Unidas fue creada en 1945, para retomar la misión que la Sociedad de las Naciones no pudo cumplir, mantener la paz y seguridad en el planeta.


La Segunda Guerra Mundial exaltó las situaciones más deleznables en las que puede incurrir el ser humano, nunca fue tan contundente aquella frase de Hobbes "el hombre es el lobo del hombre".


Al término de la guerra, Alemania fue relegada de la nueva organización; el comité de seguridad de la ONU, quedó conformado por los miembros permanentes Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia y por su cantidad de población China.


Por más de setenta años la ONU ha fungido como un órgano de convergencia entre naciones; pero también ha sido cuestionada sobre la influencia de países poderosos y su indiferencia ante guerras como las de Vietnam, Afganistán o Irak.
Hay 193 los países en la ONU, pero cuando el poder se concentra en muy pocos, el mundo entero queda expuesto al ejercicio irresponsable que puede llevar a detonar una nueva guerra y terminar con aquellos objetivos comunes planteados.
El Presidente de los Estados Unidos Donald Trump, ha representado un foco de alerta para los objetivos de paz y seguridad, primero enfocados a Corea del Norte, luego a Rusia, países provocadores constantes que se jactan de tener posibilidades sofisticadas de combate.


El pasado viernes, los representantes de cada país observaron atónitos la decisión de Estados Unidos para atacar Siria. Cuando parecía salirse de control, el freno de mano fue de Rusia, al llamar a rechazar desde el Consejo de Seguridad de la ONU tal acción.
Lo anterior no prosperó, era impensable si recapitulamos que tres de los cinco miembros permanentes del Consejo son aliados para el ataque.


El rumbo parece incierto y aunque en este momento Trump parece voltear a otro lado y dejar a México, la situación mundial no puede dejarnos en la apatía, el conflicto en Siria ha devastado a su gente durante siete años; algunos países han actuado, como Alemania y su amplia recepción a refugiados. Otros como Reino Unido están muy preocupados por blindarse ante el mundo; la indiferencia nos hace presa fácil para exhibir el grado de deshumanización a la cual nos enfrentamos.


La ubicación geográfica de Siria ha sido clave para despertar ambiciosos intereses por su conexión Asia-Occidente ; otra vertiente importante es la religión, musulmana sí, pero de corrientes distintas entre gobierno y gobernados. La guerra civil data del fenómeno denominado "La Primavera Árabe en 2011", aunque en ningún país de la región ha cobrado un conflicto bélico de tal magnitud.


Muchos intereses de por medio; gran intolerancia y ambición entre los poderosos; miedo desde los países en desarrollo para fijar posturas y una sola realidad, en guerra nadie gana, todos, todos pierden.

ÚLTIMASCOLUMNAS