/ miércoles 18 de noviembre de 2020

La felicitación

Para muchas personas aún están presentes los estilos y formas de una diplomacia que marcaron negativamente a México. Hace no muchos años, cuando Vicente Fox era Presidente, ciudadanos, actores políticos y algunos columnistas criticaban sus dichos, discursos y posiciones diplomáticas.

Cuando Fox planteó reformas para poder reelegirse, algunos legisladores llegaron a decir que, en el extranjero decía lo que realmente piensa y lo que no se atreve a decir aquí. Con Fox eran comúnes las giras casi turísticas y sin propósitos de Estado; las grandes comitivas; y sobre todo, su papel de impulsor de los intereses de las trasnacionales en México y los discursos que falsificaban la realidad del país.

De vuelta al presente, parece que con la 4T nos econtramos en el extremo opuesto de esa mala experiencia diplomática, que también replicaron Calderón y Peña con sus viajes y gastos desmedidos. AMLO ha señalado que “la mejor política exterior es una buena política interior”.

Y aunque estoy a favor de que no haya derroches ni viajes al extranjero sin propósitos de Estado; me parece que una cosa es lo que cada mandatario hizo en el pasado y otra muy diferente el papel diplomático que México debe cumplir.

Podría enumerar algunos casos cuestionables durante la 4T como: la minimización de las representaciones del país en el exterior; la violación a derechos humanos ante las caravanas migrantes y el plan para Centroamérica del que poco conocemos; la falta de liderazgo en el caso Venezuela; la posición sumisa ante Trump; la carta al Rey de España exigiendo perdón ó pidiendo la devolución del Penacho de Moctezuma; y recientemente, la no felicitación a Joe Biden.

Al respecto, hace unos días, la casa encuestadora SABA Consultores realizó una encuesta para preguntar a las personas si felicitarían o no, a Joe Biden por su triunfo electoral para presidente de los Estados Unidos de América. El 55 por ciento de los entrevistados dijeron que sí y el 11% dijeron que no. Lo que esto quiere decir es que AMLO vuelve a tomar una decisión personal usando la investidura Presidencial sin representar el verdadero sentir de la mayoría de los mexicanos.

La posición oficial se escuda en una interpretación de la “Doctrina Estrada”, es decir, el principio de no intervención y respeto de la autodeterminación de los pueblos. Más allá de las ideas de AMLO y las justiticaciones institucionales de la cancillería, el gobierno federal perdió la oportunidad de recuperar su liderazgo en la defensa de los intereres de muchos mexicanos que viven, trabajan o que tienen vínculos permanentes con los EEUU.

La posición de AMLO fue un error que pudo haber resuelto con una apropiada diplomacia, pero no quiso y sus razones debe tener. Pero cualquiera que estas sean, lo que nos queda claro es que la mayoría de los mexicanos hubiera felicitado a Biden.
La austeridad es sello de la 4T, incluyendo las relaciones diplomáticas con el exterior.



Twitter/Facebook: @CzarArenas

Para muchas personas aún están presentes los estilos y formas de una diplomacia que marcaron negativamente a México. Hace no muchos años, cuando Vicente Fox era Presidente, ciudadanos, actores políticos y algunos columnistas criticaban sus dichos, discursos y posiciones diplomáticas.

Cuando Fox planteó reformas para poder reelegirse, algunos legisladores llegaron a decir que, en el extranjero decía lo que realmente piensa y lo que no se atreve a decir aquí. Con Fox eran comúnes las giras casi turísticas y sin propósitos de Estado; las grandes comitivas; y sobre todo, su papel de impulsor de los intereses de las trasnacionales en México y los discursos que falsificaban la realidad del país.

De vuelta al presente, parece que con la 4T nos econtramos en el extremo opuesto de esa mala experiencia diplomática, que también replicaron Calderón y Peña con sus viajes y gastos desmedidos. AMLO ha señalado que “la mejor política exterior es una buena política interior”.

Y aunque estoy a favor de que no haya derroches ni viajes al extranjero sin propósitos de Estado; me parece que una cosa es lo que cada mandatario hizo en el pasado y otra muy diferente el papel diplomático que México debe cumplir.

Podría enumerar algunos casos cuestionables durante la 4T como: la minimización de las representaciones del país en el exterior; la violación a derechos humanos ante las caravanas migrantes y el plan para Centroamérica del que poco conocemos; la falta de liderazgo en el caso Venezuela; la posición sumisa ante Trump; la carta al Rey de España exigiendo perdón ó pidiendo la devolución del Penacho de Moctezuma; y recientemente, la no felicitación a Joe Biden.

Al respecto, hace unos días, la casa encuestadora SABA Consultores realizó una encuesta para preguntar a las personas si felicitarían o no, a Joe Biden por su triunfo electoral para presidente de los Estados Unidos de América. El 55 por ciento de los entrevistados dijeron que sí y el 11% dijeron que no. Lo que esto quiere decir es que AMLO vuelve a tomar una decisión personal usando la investidura Presidencial sin representar el verdadero sentir de la mayoría de los mexicanos.

La posición oficial se escuda en una interpretación de la “Doctrina Estrada”, es decir, el principio de no intervención y respeto de la autodeterminación de los pueblos. Más allá de las ideas de AMLO y las justiticaciones institucionales de la cancillería, el gobierno federal perdió la oportunidad de recuperar su liderazgo en la defensa de los intereres de muchos mexicanos que viven, trabajan o que tienen vínculos permanentes con los EEUU.

La posición de AMLO fue un error que pudo haber resuelto con una apropiada diplomacia, pero no quiso y sus razones debe tener. Pero cualquiera que estas sean, lo que nos queda claro es que la mayoría de los mexicanos hubiera felicitado a Biden.
La austeridad es sello de la 4T, incluyendo las relaciones diplomáticas con el exterior.



Twitter/Facebook: @CzarArenas