/ jueves 22 de agosto de 2019

La ENIGH 2018/ Segunda parte

Lo que no se mide, no se puede mejorar. Eso es algo que el Coneval nos recuerda en cada oportunidad y ahora, con los resultados de la ENIGH 2018, lo hizo nuevamente al darnos a conocer los Resultados de Pobreza en México para el periodo 2008 a 2018.

En cuatro momentos, ¿cómo le fue a Morelos?

Primero. Desde el punto de vista institucional, al gobierno local parece no importarle mucho los resultados. No existe ningún boletín, comunicado, conferencia, reunión o mensaje en redes sociales que haya mostrado la postura oficial. A diferencia de lo que ocurrió hace 4 años, parece que tampoco le interesa atender el tema al más alto nivel.

Segundo. De acuerdo con los datos del Coneval, Morelos incrementó 2 puntos la pobreza entre 2008 y 2018, es decir, en 10 años no logramos reducir la pobreza y si acaso evitamos su crecimiento mayor o descontrolado, pero nada más. En el comparativo bianual 2016-2018, es evidente que no so logró mantener el cambio cualitativo que se había comenzado 2014-2016.

Entre 2014 y 2016, las estrategias que se impulsaron nos permitieron reducir los porcentajes de todas las carencias sociales. Pero en 2018 todo eso se perdió. Una razón podría encontrarse en la dinámica gubernamental que se presentó entre 2017 y 2018. Por un lado, el sismo del 19 de septiembre de 2017 obligó a muchas autoridades a replantear el destino de sus recursos, incluyendo los sociales; además, generó pérdidas materiales y gastos extraordinarios a las familias que perdieron su patrimonio, lo que pudo reducir su capacidad económica.

En la primera mitad del 2018, las campañas electorales paralizaron la dinámica presupuestal y la actividad institucional. Este sigue siendo un elemento negativo en perjuicio de las familias que requieren de los apoyos sociales, sin importarles que sea año electoral. En Morelos, el inicio del gobierno ocurre en octubre y no en diciembre, este factor también debe considerarse debido a que los recursos se frenaron con el cambio de titulares por muchos meses.

Tercero. Hay varias cosas preocupantes. Es lamentable la evidente destrucción de capacidades institucionales, como la ausencia de las autoridades federales y locales para proponer una solución a la cuestión social. Urge poner atención al crecimiento que tuvo el indicador de alimentación. Además, encuentro muy difícil que las actuales autoridades locales tengan una solución al problema del ingreso y la seguridad social. Eso deberá resolverse en otros niveles y con otros actores.

Cuarto. Como ocurre en cada presentación de resultados de pobreza, los retos son tan grandes que hace más claro lo evidente: el camino no es el correcto. De ahí que surjan voces de los especialistas diciendo: el problema es la desigualdad; la raíz del problema está en la economía, debe buscarse la recuperación de los salarios y el trabajo decente; hay que aspirar a la seguridad social como un derecho, no como una prestación; y hay que mejorar el diseño, la cobertura y focalización de los recursos.

Sin embargo, no todos logran ver que no hay recurso ni política pública social que pueda resolver por completo el problema de la pobreza. Ya he abordado en este espacio las limitaciones del enfoque “instrumentalista” y ahora tenemos los datos que lo confirman.

La pobreza debe medirse, es útil y necesaria. El Coneval no debe desaparecer porque nos enseña que el problema no son los resultados tan alarmantes, sino que las políticas públicas no están funcionando desde hace 10 años. Aunque no debemos dejar de reconocer que algunos estados están avanzando, mientras que en Morelos volvemos a sufrir la consecuencia de las omisiones.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

Lo que no se mide, no se puede mejorar. Eso es algo que el Coneval nos recuerda en cada oportunidad y ahora, con los resultados de la ENIGH 2018, lo hizo nuevamente al darnos a conocer los Resultados de Pobreza en México para el periodo 2008 a 2018.

En cuatro momentos, ¿cómo le fue a Morelos?

Primero. Desde el punto de vista institucional, al gobierno local parece no importarle mucho los resultados. No existe ningún boletín, comunicado, conferencia, reunión o mensaje en redes sociales que haya mostrado la postura oficial. A diferencia de lo que ocurrió hace 4 años, parece que tampoco le interesa atender el tema al más alto nivel.

Segundo. De acuerdo con los datos del Coneval, Morelos incrementó 2 puntos la pobreza entre 2008 y 2018, es decir, en 10 años no logramos reducir la pobreza y si acaso evitamos su crecimiento mayor o descontrolado, pero nada más. En el comparativo bianual 2016-2018, es evidente que no so logró mantener el cambio cualitativo que se había comenzado 2014-2016.

Entre 2014 y 2016, las estrategias que se impulsaron nos permitieron reducir los porcentajes de todas las carencias sociales. Pero en 2018 todo eso se perdió. Una razón podría encontrarse en la dinámica gubernamental que se presentó entre 2017 y 2018. Por un lado, el sismo del 19 de septiembre de 2017 obligó a muchas autoridades a replantear el destino de sus recursos, incluyendo los sociales; además, generó pérdidas materiales y gastos extraordinarios a las familias que perdieron su patrimonio, lo que pudo reducir su capacidad económica.

En la primera mitad del 2018, las campañas electorales paralizaron la dinámica presupuestal y la actividad institucional. Este sigue siendo un elemento negativo en perjuicio de las familias que requieren de los apoyos sociales, sin importarles que sea año electoral. En Morelos, el inicio del gobierno ocurre en octubre y no en diciembre, este factor también debe considerarse debido a que los recursos se frenaron con el cambio de titulares por muchos meses.

Tercero. Hay varias cosas preocupantes. Es lamentable la evidente destrucción de capacidades institucionales, como la ausencia de las autoridades federales y locales para proponer una solución a la cuestión social. Urge poner atención al crecimiento que tuvo el indicador de alimentación. Además, encuentro muy difícil que las actuales autoridades locales tengan una solución al problema del ingreso y la seguridad social. Eso deberá resolverse en otros niveles y con otros actores.

Cuarto. Como ocurre en cada presentación de resultados de pobreza, los retos son tan grandes que hace más claro lo evidente: el camino no es el correcto. De ahí que surjan voces de los especialistas diciendo: el problema es la desigualdad; la raíz del problema está en la economía, debe buscarse la recuperación de los salarios y el trabajo decente; hay que aspirar a la seguridad social como un derecho, no como una prestación; y hay que mejorar el diseño, la cobertura y focalización de los recursos.

Sin embargo, no todos logran ver que no hay recurso ni política pública social que pueda resolver por completo el problema de la pobreza. Ya he abordado en este espacio las limitaciones del enfoque “instrumentalista” y ahora tenemos los datos que lo confirman.

La pobreza debe medirse, es útil y necesaria. El Coneval no debe desaparecer porque nos enseña que el problema no son los resultados tan alarmantes, sino que las políticas públicas no están funcionando desde hace 10 años. Aunque no debemos dejar de reconocer que algunos estados están avanzando, mientras que en Morelos volvemos a sufrir la consecuencia de las omisiones.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

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