/ lunes 13 de junio de 2022

Reivindicando a Plutón | La difícil situación laboral de los egresados de posgrado

Las nueva generaciones están viviendo una época de precarización laboral. La crisis económica que vivimos, profundizada por la pandemia, la escasa inversión, la lenta incorporación de las mujeres, la falta de regulaciones progresistas, el teletrabajo, las plataformas digitales, todo eso ocasiona que las opciones de desarrollo para los jóvenes se vean afectadas y con ello, su perspectiva de futuro.

El sector científico no se escapa de esta realidad. A factores de afectación general como las deficiencias académicas o la falta de capacitación, se suman otros más característicos del entorno, como el limitado acceso a la información o la falta de la integración a redes de colaboración. Sin embargo, el factor crítico es el relevo generacional.

Mientras que en otros sectores este relevo se lleva a cabo de manera fluida gracias a programas sociales o inversión privada, en el científico prácticamente todas las opciones laborales para los jóvenes están dentro del sector público lo que lo vuelve absolutamente dependiente del presupuesto.

El presupuesto depende, a su vez, de las cámaras de diputados pues es allí donde se asignan los recursos a las instituciones de educación superior, centros e institutos de investigación para las nuevas contrataciones. En los últimos veinte años hemos sido testigos de una reducción sistemática de nuevas contrataciones de tiempo completo mientras que la población sigue aumentando por lo que el número de investigadores per capita se reduce a velocidades aceleradas.

El reciente informe del IMCO sobre el panorama laboral en México es contundente. El grupo de estudios que más ha visto mermados sus ingresos es precisamente el que cuenta con estudios profesionales. Ingenieros, médicos, biólogos, sociólogos, filósofos, arquitectos, una lista interminable de carreras donde sus egresados ganan igual o menos que quienes no tienen estudios profesionales.

A nivel de posgrado, estamos presenciando la contratación masiva de egresados con maestría y doctorado por horas como docentes o en contratos anuales por proyecto en la investigación. Estas opciones son aceptables cuando se trata de una fase de su desarrollo laboral en la cual acumulan experiencia y maduran capacidades. Cuando se torna en permanente, no solo afecta su desarrollo profesional sino su calidad de vida y la de sus familias.

La falta de un mercado laboral saludable para los egresados con estudios profesionales o de posgrado no solamente es un desperdicio de recursos públicos sino una merma a las capacidades nacionales. Para sanear esta situación se requiere la actuación concertada de las instituciones, de los gobiernos y de las cámaras tanto de diputados como empresariales, para la elaboración de un programa integral de renovación y ampliación de la planta académica y de investigación del país.

Este programa deberá tener perspectiva de género, buscar la equidad entre sectores industriales, disciplinas académicas, instituciones y entidades federativas, atender los grandes problemas nacionales, concentrar esfuerzos alrededor de las tecnologías emergentes pero sin descuidar una base robusta dedicada a la investigación básica o fundamental. Pero, lo más importante, deberá de agilizar el relevo generacional con la finalidad de consolidar un continuo en la transmisión del conocimiento.

Tan importante es que los investigadores y profesores de tiempo completo cuenten con condiciones dignas de retiro laboral como que los jóvenes tenga posibilidades de construir una carrera. Cada año que pasa sin atenderse este problema, el riesgo del colapso del sistema de ciencia, tecnología e innovación aumenta sin posibilidades reales de reparación.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten:

Blogspot: Reinvindicando a Plutón

Facebook: BValderramaB

Las nueva generaciones están viviendo una época de precarización laboral. La crisis económica que vivimos, profundizada por la pandemia, la escasa inversión, la lenta incorporación de las mujeres, la falta de regulaciones progresistas, el teletrabajo, las plataformas digitales, todo eso ocasiona que las opciones de desarrollo para los jóvenes se vean afectadas y con ello, su perspectiva de futuro.

El sector científico no se escapa de esta realidad. A factores de afectación general como las deficiencias académicas o la falta de capacitación, se suman otros más característicos del entorno, como el limitado acceso a la información o la falta de la integración a redes de colaboración. Sin embargo, el factor crítico es el relevo generacional.

Mientras que en otros sectores este relevo se lleva a cabo de manera fluida gracias a programas sociales o inversión privada, en el científico prácticamente todas las opciones laborales para los jóvenes están dentro del sector público lo que lo vuelve absolutamente dependiente del presupuesto.

El presupuesto depende, a su vez, de las cámaras de diputados pues es allí donde se asignan los recursos a las instituciones de educación superior, centros e institutos de investigación para las nuevas contrataciones. En los últimos veinte años hemos sido testigos de una reducción sistemática de nuevas contrataciones de tiempo completo mientras que la población sigue aumentando por lo que el número de investigadores per capita se reduce a velocidades aceleradas.

El reciente informe del IMCO sobre el panorama laboral en México es contundente. El grupo de estudios que más ha visto mermados sus ingresos es precisamente el que cuenta con estudios profesionales. Ingenieros, médicos, biólogos, sociólogos, filósofos, arquitectos, una lista interminable de carreras donde sus egresados ganan igual o menos que quienes no tienen estudios profesionales.

A nivel de posgrado, estamos presenciando la contratación masiva de egresados con maestría y doctorado por horas como docentes o en contratos anuales por proyecto en la investigación. Estas opciones son aceptables cuando se trata de una fase de su desarrollo laboral en la cual acumulan experiencia y maduran capacidades. Cuando se torna en permanente, no solo afecta su desarrollo profesional sino su calidad de vida y la de sus familias.

La falta de un mercado laboral saludable para los egresados con estudios profesionales o de posgrado no solamente es un desperdicio de recursos públicos sino una merma a las capacidades nacionales. Para sanear esta situación se requiere la actuación concertada de las instituciones, de los gobiernos y de las cámaras tanto de diputados como empresariales, para la elaboración de un programa integral de renovación y ampliación de la planta académica y de investigación del país.

Este programa deberá tener perspectiva de género, buscar la equidad entre sectores industriales, disciplinas académicas, instituciones y entidades federativas, atender los grandes problemas nacionales, concentrar esfuerzos alrededor de las tecnologías emergentes pero sin descuidar una base robusta dedicada a la investigación básica o fundamental. Pero, lo más importante, deberá de agilizar el relevo generacional con la finalidad de consolidar un continuo en la transmisión del conocimiento.

Tan importante es que los investigadores y profesores de tiempo completo cuenten con condiciones dignas de retiro laboral como que los jóvenes tenga posibilidades de construir una carrera. Cada año que pasa sin atenderse este problema, el riesgo del colapso del sistema de ciencia, tecnología e innovación aumenta sin posibilidades reales de reparación.

Para información adicional de éste y otros temas de interés visiten:

Blogspot: Reinvindicando a Plutón

Facebook: BValderramaB