/ miércoles 19 de diciembre de 2018

La cobija y la tierra justiciera

Frazada, manta o cobija son nombres para una prenda textil de abrigo usada para proteger del frío, y arroparse mientras se duerme. Se diferencian de los edredones, colchas, sábanas y otros cobertores o cubrecamas por su grosor. Por lo general se fabrican con forma alargada y rectangular. No confundir con el manto protector, ese ente abstracto que cubre de sus corruptelas a los elegidos pues por gracia divina, los exime de cualquier pecado o denuncia en su contra. Contrasta con la cobija común que se regala estas fechas a personas de escasos recursos, como lo hacen el DIF y otras áreas asistenciales.

En México, es frecuente escuchar a quienes detentan el poder, toman las decisiones y administran los recursos públicos, decir que “no se puede estirar más la cobija” o que, si ésta se jala, irremediablemente alguien quedará destapado. La alusión se refiere al presupuesto, al gasto que se ejerce en forma de planes, programas, proyectos, partidas, rubros y capítulos en que se divide la administración pública. AMLO ha dicho que tejerá una cobija de plumas de ganso que no se cansa, de 500 mil millones de pesos, recortando salarios, gastos superfluos y acabando con la corrupción.

Pero la tijera justiciera ha provocado aumento del dólar y caída de la bolsa por la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) además del boquete financiero para pagar los bonos por 100 mil millones de pesos. Súmenle la crisis y choque de trenes (incluido el Maya) entre poderes por la reducción de sueldos en el Poder Judicial. Y aún hay más, como decía Raúl Velasco, pues la SEP tendrá un aumento de 2.9%, llegando a 300 mil 140 millones de pesos en 2019.

Pero habrá recortes en la investigación pues el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tendrá 2 mil 299 millones pesos menos para 2019 y se le cambiaría el nombre a CONAHCYT, Consejo de las Humanidades, Ciencias y Tecnologías. El Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) perderá 40 millones y Conafe 346 millones, al igual que educación indígena, infraestructura educativa y tres de las instituciones más importantes del país: la UAM (290 millones menos) y el IPN, con menos 167 millones de pesos.

Los recortes también alcanzaron a la UNAM, lugar 113 en el Ranking 2019, que incluye a las mil mejores universidades del mundo. Para 2019 se prevé un presupuesto de 37 mil 277 millones de pesos, mil millones de pesos menos con respecto a 2018, cuando recibió 38 mil 300 millones de pesos. A este paso las únicas carreras serán Sacerdote Maya, Chamán y Cuidador de gansos. No se puede pretender abrir universidades públicas estilo la CDMX en tiempos de López como jefe de gobierno, cortando el presupuesto a las ya existentes.

Ni condicionando el rescate (por el tiempo que eso implica) a aclarar el saqueo, y provocar una huelga, una reacción como la de ayer, fruto del hartazgo de los trabajadores administrativos (36 días sin recibir su paga) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) donde la capital Cuernavaca colapsó por los bloqueos a los principales puntos de circulación (Buena Vista, Avenida Emiliano Zapata, Paloma de la Paz, Plan de Ayala) y de ahí toda la zona metropolitana, así como autopistas y carreteras federales.

José Manuel Sanz, Jefe de la Oficina de la Gubernatura, deslindó al Gobierno del Estado de Morelos de la crisis en la UAEM al decir que “es un asunto federal”, pero es responsable de atender la situación, so riesgo de un estallamiento social. El rector, Gustavo Urquiza ha tocado todas las puertas. Incluso habló brevemente con AMLO durante su visita a Jojutla, pero nada. Por su parte, Cuauhtémoc Blanco afirmó que el único responsable del manejo de los recursos de la UAEM es el rector y que su gobierno entregó desde finales de octubre 380 mdp del subsidio estatal correspondiente al 2.5%. Pero que seguirá coadyuvando para el rescate financiero.

Los trabajadores del Poder Legislativo también han sufrido algo similar, pues no hay recursos para salarios y aguinaldo. Y eso que la cobija del Congreso del Estado de Morelos está sobrada, pues en 2019 ejercerán el mismo presupuesto que en el último año de la anterior legislatura, la LIII, 518 millones 500 mil pesos ¡pero con 10 diputados menos! 20 millones 925 mil pesos cada uno, a razón de casi un millón y medio de pesos al día. Claro que los que se fueron no dejaron con qué cerrar el año. Como tampoco en municipios como Cuautla y Jiutepec, donde también al medio día de ayer, trabajadores sindicalizados del Ayuntamiento bloquearon laterales del crucero de Tejalpa exigiendo pagos al alcalde Manuel Agüero.

Por otro lado, bienvenido el “empujón” del 16.2% al salario mínimo, el más elevado en 23 años, que pasará de 80.36 a 102.6 y a 176.7 pesos en la frontera. Por ello, hoy más que nunca, el deseo de un servidor y no solo en estas fiestas decembrinas, aunque sí especialmente, es que haya abundancia y prosperidad, que nadie pase frio, hambre o soledad y que los dones que el universo provee, alcancen para todo y para todos.

Lo dijo Osho: “Uno tiene que hacer algo en la vida. Alguien es un carpintero y alguien es un rey, y alguien es un hombre de negocios y alguien es un guerrero. Estas son formas de sustento, de ganarse el pan diario y el cobijo. No pueden cambiar tu ser interno. Uno eligió una y otro, otra”.

Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.

Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

Frazada, manta o cobija son nombres para una prenda textil de abrigo usada para proteger del frío, y arroparse mientras se duerme. Se diferencian de los edredones, colchas, sábanas y otros cobertores o cubrecamas por su grosor. Por lo general se fabrican con forma alargada y rectangular. No confundir con el manto protector, ese ente abstracto que cubre de sus corruptelas a los elegidos pues por gracia divina, los exime de cualquier pecado o denuncia en su contra. Contrasta con la cobija común que se regala estas fechas a personas de escasos recursos, como lo hacen el DIF y otras áreas asistenciales.

En México, es frecuente escuchar a quienes detentan el poder, toman las decisiones y administran los recursos públicos, decir que “no se puede estirar más la cobija” o que, si ésta se jala, irremediablemente alguien quedará destapado. La alusión se refiere al presupuesto, al gasto que se ejerce en forma de planes, programas, proyectos, partidas, rubros y capítulos en que se divide la administración pública. AMLO ha dicho que tejerá una cobija de plumas de ganso que no se cansa, de 500 mil millones de pesos, recortando salarios, gastos superfluos y acabando con la corrupción.

Pero la tijera justiciera ha provocado aumento del dólar y caída de la bolsa por la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) además del boquete financiero para pagar los bonos por 100 mil millones de pesos. Súmenle la crisis y choque de trenes (incluido el Maya) entre poderes por la reducción de sueldos en el Poder Judicial. Y aún hay más, como decía Raúl Velasco, pues la SEP tendrá un aumento de 2.9%, llegando a 300 mil 140 millones de pesos en 2019.

Pero habrá recortes en la investigación pues el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tendrá 2 mil 299 millones pesos menos para 2019 y se le cambiaría el nombre a CONAHCYT, Consejo de las Humanidades, Ciencias y Tecnologías. El Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) perderá 40 millones y Conafe 346 millones, al igual que educación indígena, infraestructura educativa y tres de las instituciones más importantes del país: la UAM (290 millones menos) y el IPN, con menos 167 millones de pesos.

Los recortes también alcanzaron a la UNAM, lugar 113 en el Ranking 2019, que incluye a las mil mejores universidades del mundo. Para 2019 se prevé un presupuesto de 37 mil 277 millones de pesos, mil millones de pesos menos con respecto a 2018, cuando recibió 38 mil 300 millones de pesos. A este paso las únicas carreras serán Sacerdote Maya, Chamán y Cuidador de gansos. No se puede pretender abrir universidades públicas estilo la CDMX en tiempos de López como jefe de gobierno, cortando el presupuesto a las ya existentes.

Ni condicionando el rescate (por el tiempo que eso implica) a aclarar el saqueo, y provocar una huelga, una reacción como la de ayer, fruto del hartazgo de los trabajadores administrativos (36 días sin recibir su paga) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) donde la capital Cuernavaca colapsó por los bloqueos a los principales puntos de circulación (Buena Vista, Avenida Emiliano Zapata, Paloma de la Paz, Plan de Ayala) y de ahí toda la zona metropolitana, así como autopistas y carreteras federales.

José Manuel Sanz, Jefe de la Oficina de la Gubernatura, deslindó al Gobierno del Estado de Morelos de la crisis en la UAEM al decir que “es un asunto federal”, pero es responsable de atender la situación, so riesgo de un estallamiento social. El rector, Gustavo Urquiza ha tocado todas las puertas. Incluso habló brevemente con AMLO durante su visita a Jojutla, pero nada. Por su parte, Cuauhtémoc Blanco afirmó que el único responsable del manejo de los recursos de la UAEM es el rector y que su gobierno entregó desde finales de octubre 380 mdp del subsidio estatal correspondiente al 2.5%. Pero que seguirá coadyuvando para el rescate financiero.

Los trabajadores del Poder Legislativo también han sufrido algo similar, pues no hay recursos para salarios y aguinaldo. Y eso que la cobija del Congreso del Estado de Morelos está sobrada, pues en 2019 ejercerán el mismo presupuesto que en el último año de la anterior legislatura, la LIII, 518 millones 500 mil pesos ¡pero con 10 diputados menos! 20 millones 925 mil pesos cada uno, a razón de casi un millón y medio de pesos al día. Claro que los que se fueron no dejaron con qué cerrar el año. Como tampoco en municipios como Cuautla y Jiutepec, donde también al medio día de ayer, trabajadores sindicalizados del Ayuntamiento bloquearon laterales del crucero de Tejalpa exigiendo pagos al alcalde Manuel Agüero.

Por otro lado, bienvenido el “empujón” del 16.2% al salario mínimo, el más elevado en 23 años, que pasará de 80.36 a 102.6 y a 176.7 pesos en la frontera. Por ello, hoy más que nunca, el deseo de un servidor y no solo en estas fiestas decembrinas, aunque sí especialmente, es que haya abundancia y prosperidad, que nadie pase frio, hambre o soledad y que los dones que el universo provee, alcancen para todo y para todos.

Lo dijo Osho: “Uno tiene que hacer algo en la vida. Alguien es un carpintero y alguien es un rey, y alguien es un hombre de negocios y alguien es un guerrero. Estas son formas de sustento, de ganarse el pan diario y el cobijo. No pueden cambiar tu ser interno. Uno eligió una y otro, otra”.

Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.

Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

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