/ martes 4 de febrero de 2020

La caja de pandora

Como recordarán quienes me hayan obsequiado con la atención de leer mi colaboración de la semana pasada, el origen más probable para el coronavirus que actualmente se encuentra en fase de propagación son los murciélagos. Sin embargo y escribo esto a solicitud de mis colegas ecólogos, es muy importante aclarar las razones por las que estos valiosos animales no son fuente de riesgo para nosotros.

Lo primero es diferenciar dos términos: vector y hospedero. Los vectores son organismos que pueden transmitir enfermedades entre personas o de animales a personas. Muchos de estos vectores son organismos hematófagos, es decir, que se alimentan de sangre y que al hacerlo transmiten la enfermedad de un individuo enfermo a uno sano. Los ejemplos más frecuentes de vectores son los mosquitos, las pulgas, las garrapatas y las chinches. En estas situaciones y con la finalidad de abatir enfermedades como el dengue o la malaria, es deseable el control del vector.

Por otro lado, los hospederos portan en su cuerpo un cierto número de microorganismos entre los que se encuentran hongos, bacterias, eucariotas unicelulares y virus los cuales conforman su microbiota. Los humanos, al igual que el resto de los animales incluyendo a los murciélagos, poseemos una microbiota característica. La microbiota es inocua e inclusive benéfica para el hospedero como ocurre con los microorganismos del tracto intestinal que nos ayudan a digerir algunos alimentos o con los que se encuentran en la piel y que nos ayudan a mantenerla limpia. Sin embargo puede ocurrir que un microorganismo inocuo para una especia cause enfermedad en otra.

Los murciélagos son portadores de coronavirus como parte de su microbiota sin embargo, y esto es muy importante, no son vectores y por lo tanto no es necesario mi mucho menos útil su control. Eso nos lleva a la pregunta de cómo, entonces, fue que se transmitió el virus a los humanos. Como sabrán el sitio más probable para la transmisión fue una central de abasto en la ciudad china de Wuhan. Este mercado se diferencia de los nuestros en que es habitual no solamente la venta de animales vivos sino que la matanza se realiza en el sitio, en presencia del comprador con lo que se garantiza la frescura del producto, con lo que podrán imaginar lo extremadamente complicado que resulta mantener condiciones mínimas de limpieza.

Además de esta práctica, en este mercado no se ofrecían solamente animales de granja sino que también se ofrecían animales salvajes entre los que se encuentran los murciélagos junto con muchos otros pero a diferencia de lo que se podría pensar en primera instancia, estos animales no se venden como alimento sino como parte de la medicina tradicional china.

La medicina tradicional se diferencia de la medicina académica en que carece de controles rigurosos sobre la efectividad de los tratamientos y basa su desarrollo en testimonios y tradiciones en lugar de pruebas clínicas. La medicina tradicional mexicana usa hierbas y otros compuestos vegetales y muy pocos productos animales, sin embargo la china explota de manera importante la mística de los animales salvajes invocando su poder: escamas de pangolines para la artritis, cuernos de rinoceronte para el cáncer llegando a situaciones extremadamente crueles como la extracción de bilis de osos salvajes que son mantenidos en cautiverio con catéteres en su cuerpo ya que se piensa que esta sustancia posee poderes curativos.

China ha comenzado a tomar acciones en este sentido ante el enorme riesgo a la biodiversidad que impone el uso de animales salvajes, algunos en peligro de extinción, como parte de un mercado con tal alta demanda. Gracias a eso los cuernos de rinoceronte y los huesos de tigre ya fueron eliminados de su farmacopea que es el libro donde se inscriben todos los tratamientos de la medicina tradicional china.

La razón por la que aún actualmente la medicina tradicional preserva una demanda tan importante tiene más que ver con el pensamiento mágico de las personas que con la efectividad de los tratamientos. Son prácticas que explotan la desinformación y la desesperación del enfermo sin saber que sus consecuencias pueden ser devastadoras y no solamente a nivel individual sino que se pueden abrir verdaderas cajas de Pandora: el viernes 31 de enero había reportados 7 mil infectados por el coronavirus en China, el número se incrementó a 9 mil para el 1 de febrero, ayer domingo se superaron los 14 mil casos.


Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Como recordarán quienes me hayan obsequiado con la atención de leer mi colaboración de la semana pasada, el origen más probable para el coronavirus que actualmente se encuentra en fase de propagación son los murciélagos. Sin embargo y escribo esto a solicitud de mis colegas ecólogos, es muy importante aclarar las razones por las que estos valiosos animales no son fuente de riesgo para nosotros.

Lo primero es diferenciar dos términos: vector y hospedero. Los vectores son organismos que pueden transmitir enfermedades entre personas o de animales a personas. Muchos de estos vectores son organismos hematófagos, es decir, que se alimentan de sangre y que al hacerlo transmiten la enfermedad de un individuo enfermo a uno sano. Los ejemplos más frecuentes de vectores son los mosquitos, las pulgas, las garrapatas y las chinches. En estas situaciones y con la finalidad de abatir enfermedades como el dengue o la malaria, es deseable el control del vector.

Por otro lado, los hospederos portan en su cuerpo un cierto número de microorganismos entre los que se encuentran hongos, bacterias, eucariotas unicelulares y virus los cuales conforman su microbiota. Los humanos, al igual que el resto de los animales incluyendo a los murciélagos, poseemos una microbiota característica. La microbiota es inocua e inclusive benéfica para el hospedero como ocurre con los microorganismos del tracto intestinal que nos ayudan a digerir algunos alimentos o con los que se encuentran en la piel y que nos ayudan a mantenerla limpia. Sin embargo puede ocurrir que un microorganismo inocuo para una especia cause enfermedad en otra.

Los murciélagos son portadores de coronavirus como parte de su microbiota sin embargo, y esto es muy importante, no son vectores y por lo tanto no es necesario mi mucho menos útil su control. Eso nos lleva a la pregunta de cómo, entonces, fue que se transmitió el virus a los humanos. Como sabrán el sitio más probable para la transmisión fue una central de abasto en la ciudad china de Wuhan. Este mercado se diferencia de los nuestros en que es habitual no solamente la venta de animales vivos sino que la matanza se realiza en el sitio, en presencia del comprador con lo que se garantiza la frescura del producto, con lo que podrán imaginar lo extremadamente complicado que resulta mantener condiciones mínimas de limpieza.

Además de esta práctica, en este mercado no se ofrecían solamente animales de granja sino que también se ofrecían animales salvajes entre los que se encuentran los murciélagos junto con muchos otros pero a diferencia de lo que se podría pensar en primera instancia, estos animales no se venden como alimento sino como parte de la medicina tradicional china.

La medicina tradicional se diferencia de la medicina académica en que carece de controles rigurosos sobre la efectividad de los tratamientos y basa su desarrollo en testimonios y tradiciones en lugar de pruebas clínicas. La medicina tradicional mexicana usa hierbas y otros compuestos vegetales y muy pocos productos animales, sin embargo la china explota de manera importante la mística de los animales salvajes invocando su poder: escamas de pangolines para la artritis, cuernos de rinoceronte para el cáncer llegando a situaciones extremadamente crueles como la extracción de bilis de osos salvajes que son mantenidos en cautiverio con catéteres en su cuerpo ya que se piensa que esta sustancia posee poderes curativos.

China ha comenzado a tomar acciones en este sentido ante el enorme riesgo a la biodiversidad que impone el uso de animales salvajes, algunos en peligro de extinción, como parte de un mercado con tal alta demanda. Gracias a eso los cuernos de rinoceronte y los huesos de tigre ya fueron eliminados de su farmacopea que es el libro donde se inscriben todos los tratamientos de la medicina tradicional china.

La razón por la que aún actualmente la medicina tradicional preserva una demanda tan importante tiene más que ver con el pensamiento mágico de las personas que con la efectividad de los tratamientos. Son prácticas que explotan la desinformación y la desesperación del enfermo sin saber que sus consecuencias pueden ser devastadoras y no solamente a nivel individual sino que se pueden abrir verdaderas cajas de Pandora: el viernes 31 de enero había reportados 7 mil infectados por el coronavirus en China, el número se incrementó a 9 mil para el 1 de febrero, ayer domingo se superaron los 14 mil casos.


Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx