/ sábado 8 de agosto de 2020

La birria del Conejo

Cuando fui a dar con el Conejo llegué a su negocio siguiendo el aroma de sus deliciosas carnitas.

Como siempre lo hago en un lugar nuevo, solo me pedí uno de maciza con un poco de cuero para probar: me puso en el plato un taco tamaño jumbo con tortillas hechas a mano y retacado de cuche bien sabroso, en su punto y aderezado con una tradicional salsa verde.

En las semanas subsecuentes probé el buche, el cuero carnudo, la costilla y prácticamente toda las las partes del marrano que -me dijo el Conejo- eran animales de su granja y él mismo los sacrificaba para garantizar su calidad.

En otro momento, por los habituales baches de la economía en el país, el Conejo dejó de manejar su taxi entre semana para vender taquitos de guisado, de variedades amplias y con un sazón que me obligó a pararme seguido para hacer la comida de medio día ahí en su negocio.

Pero lo que verdaderamente me sorprendió y dio mucho gusto, es que ahora mi amigo el Conejo ya amplió por completo su oferta gastronómica y ofrece productos para todos los gustos. Las carnitas son la base, además de tacos de cecina y longaniza, barbacoa de borrego, chicharrón y lo que personalmente considero su producto estrella: la exquisita birria de res.

El plato está preparado con minuciosidad; incluye garbanzos y zanahoria finamente picados y por supuesto una buena porción de carnita que se deshace, todo acompañado de un buen trozo de chile chipotle que le da un toque diferente y muy rico a su sabor.

Además de todo, finalmente amplió su local, en donde puedes comer cómodamente frente a la cocina mientras observas el trato delicado que le da a la carne, o en el exterior, junto al canal de agua que atraviesa Atlacomulco, en una terracita empastada, fresca y a la sombra que da la vegetación.

En pocas palabras el Conejo se aventó un diez y ya hasta he tenido que llamar para apartar unos platos de birria, pues -como era de esperarse- vuela aunque no tiene alas.

El negocio del Conejo se llama San Antonio y como ya les conté, esta enclavado en Atlacomulco. Si vas de Cuernavaca a Jiutepec lo vas a localizar en una entradita pequeña sobre la avenida que lleva el nombre del poblado, frente al Extra que está antes de llegar al zocalito, junto a la añeja vulcanizadora del rumbo. Pero también puedes entrar por la colonia, del lado del canal, donde además hay suficiente espacio para estacionarse.

Si por alguna razón se te complican mis instrucciones, puedes marcar al 777 270 54 15, donde te pueden orientar o tomar el pedido de una vez.

Cuando fui a dar con el Conejo llegué a su negocio siguiendo el aroma de sus deliciosas carnitas.

Como siempre lo hago en un lugar nuevo, solo me pedí uno de maciza con un poco de cuero para probar: me puso en el plato un taco tamaño jumbo con tortillas hechas a mano y retacado de cuche bien sabroso, en su punto y aderezado con una tradicional salsa verde.

En las semanas subsecuentes probé el buche, el cuero carnudo, la costilla y prácticamente toda las las partes del marrano que -me dijo el Conejo- eran animales de su granja y él mismo los sacrificaba para garantizar su calidad.

En otro momento, por los habituales baches de la economía en el país, el Conejo dejó de manejar su taxi entre semana para vender taquitos de guisado, de variedades amplias y con un sazón que me obligó a pararme seguido para hacer la comida de medio día ahí en su negocio.

Pero lo que verdaderamente me sorprendió y dio mucho gusto, es que ahora mi amigo el Conejo ya amplió por completo su oferta gastronómica y ofrece productos para todos los gustos. Las carnitas son la base, además de tacos de cecina y longaniza, barbacoa de borrego, chicharrón y lo que personalmente considero su producto estrella: la exquisita birria de res.

El plato está preparado con minuciosidad; incluye garbanzos y zanahoria finamente picados y por supuesto una buena porción de carnita que se deshace, todo acompañado de un buen trozo de chile chipotle que le da un toque diferente y muy rico a su sabor.

Además de todo, finalmente amplió su local, en donde puedes comer cómodamente frente a la cocina mientras observas el trato delicado que le da a la carne, o en el exterior, junto al canal de agua que atraviesa Atlacomulco, en una terracita empastada, fresca y a la sombra que da la vegetación.

En pocas palabras el Conejo se aventó un diez y ya hasta he tenido que llamar para apartar unos platos de birria, pues -como era de esperarse- vuela aunque no tiene alas.

El negocio del Conejo se llama San Antonio y como ya les conté, esta enclavado en Atlacomulco. Si vas de Cuernavaca a Jiutepec lo vas a localizar en una entradita pequeña sobre la avenida que lleva el nombre del poblado, frente al Extra que está antes de llegar al zocalito, junto a la añeja vulcanizadora del rumbo. Pero también puedes entrar por la colonia, del lado del canal, donde además hay suficiente espacio para estacionarse.

Si por alguna razón se te complican mis instrucciones, puedes marcar al 777 270 54 15, donde te pueden orientar o tomar el pedido de una vez.

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