/ martes 29 de marzo de 2022

La batalla siguiente

El 17 de Octubre de 2019, Andrés Manuel López Obrador Presidente de México, anunciaba con “bombo y platillo” el inicio de las obras de construcción del hoy recién inaugurado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el proyecto no fue del agrado de un sector de la población, las descalificaciones acompañadas de una lluvia de amparos no se hicieron esperar, hablaban de un cerro interponiéndose al correcto despegue de las aeronaves, un terreno inundándose, más que Venecia (o el Vaso de Texcoco), la torre de control inclinada y la compararon con la Torre de Pisa, no faltó quien notara lejanía y la conectividad inadecuada (esto aún en desarrollo). Lo anterior sin olvidar el fantasma del clasismo, hoy solo quedan los críticos de las “tlayudas” y algún desorientado burlándose sin conocerlo personalmente; pero la mayoría ya puso sus ojos en otro lugar:“El Tren Maya”.

Los momentos políticos no tienen margen para la casualidad en cambio se llenan siempre de causalidades, incita a la suspicacia el hecho de un espontáneo “boom” de manifestantes en contra de otro de los megaproyectos de la 4T, para mi gusto no el mayor pero si el más popular, el célebre tren es ahora motivo de encono entre simpatizantes y detractores, ya se había dicho que hacían falta más vacunas en lugar de un tren, pero cuando el suministro de vacunas superó expectativas, el discurso evolucionó.

Un video en el que varios personajes del mundo artístico enviaron un mensaje de preocupación y otros de oposición abierta al “Tren Maya”, exaltó las posturas son legítimas sin duda, aunque las motivaciones no deben ser idénticas, porque admitiendo existe interés de algunos por el ecosistema también resulta evidente la motivación política. El presidente en lo suyo, descalificar parejo, denuncia un “nado sincronizado”, el tren tiene tres años de haber sido anunciado como proyecto, pero el activismo en contra es mucho más joven, recién nacido diría yo.

Detrás de este movimiento hay nombres específicos y otros ocultos, la estrecha relación de Eugenio Derbez y Grupo Xcaret resta autoridad moral al actor, la mencionada empresa fue demandada por asociaciones civiles dedicadas a la conservación de los ecosistemas hace apenas unos meses, debido a un proyecto llamado Sol de Selva en la Riviera Maya, el recurso fue interpuesto ante la PROFEPA contra la construcción de un muelle de cruceros en las inmediaciones del parque temático, por presuntas omisiones y daños ambientales, nadie ha visto a Eugenio protestar o cuestionar nada al respecto.

Fue el matrimonio conformado por Gemma Santana y el empresario priista Fernando Lerdo de Tejada dueño de la empresa Estrategia Total (la cual tiene entre sus clientes a las industrias petroquímica, aeroportuaria y de turismo) fueron identificados como los “arquitectos” de este nuevo movimiento en contra del Tren, en específico nos referimos al tramo 5.

Un punto de vista que debe prevalecer por encima de los demás lo es sin duda el de una población que ha sobrevivido en un vergonzoso olvido, hace un tiempo el comercio de fauna y flora silvestre por parte de los lugareños era común a las orillas de las carreteras del sureste mexicano, alguien se dio cuenta de este daño contra la naturaleza, hubo un reportaje extenso en medios nacionales y el gobierno tomó cartas en el asunto para contrarrestar este delito; mas como suele suceder no dio alternativas a los habitantes de esas comunidades, que en su afán por escapar del hambre y la miseria continuaron con esas actividades aunque de una forma menos abierta y más perseguida.

Pasaron los años, los consorcios hoteleros con una “gran visión” han aprovechado e impactado cuanto han querido, sin preocuparse por ambientalistas, con el favor de autoridades y a cambio de migajas, algunos “afortunados” son reclutados como meseros, maleteros, recamareras o jardineros, pero no hay más y menos para todos.

La Organización de las Naciones Unidas a través de ONU-HABITAT ha acompañado el proyecto del gobierno federal desde sus inicios con estudios y difusión de talleres, esta agencia diagnosticó en el arranque que el Tren Maya ayudará a detonar la economía en esa región, en una base de datos creada con 30 indicadores, mencionó la creación de 715 mil empleos en los municipios en donde se instalaran las estaciones, 150 mil en la economía rural y 80 mil en los primeros 5 tramos de la línea, el crecimiento económico se duplicará en la zona y la pobreza se contraerá un 15% en los próximos años, también se dijo en caso de no concluirse el proyecto, la cifra de personas en situación de pobreza extrema podría aumentar hasta en 1.1 millones.

Es indispensable para el gobierno abrir el proyecto para que no dar lugar a dudas, el tema no es menor, para el titular del ejecutivo urge hacer mucho más que simplemente etiquetar voceros y motivos, los estudios de impacto ambiental deben estar dispuestos para el escrutinio público y las puertas a posturas propositivas deben franquearse.

Sin embargo, decir que no necesitamos un tren es una falta de respeto para un gran sector de la población que vive estancada entre la miseria y la falta de oportunidades, pensar que la conservación de las áreas naturales puede desvincularse del crecimiento económico de sus pobladores es falaz e injusto.

La batalla siguiente para el gobierno federal es el Tren Maya, el tema dará para más.


El 17 de Octubre de 2019, Andrés Manuel López Obrador Presidente de México, anunciaba con “bombo y platillo” el inicio de las obras de construcción del hoy recién inaugurado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), el proyecto no fue del agrado de un sector de la población, las descalificaciones acompañadas de una lluvia de amparos no se hicieron esperar, hablaban de un cerro interponiéndose al correcto despegue de las aeronaves, un terreno inundándose, más que Venecia (o el Vaso de Texcoco), la torre de control inclinada y la compararon con la Torre de Pisa, no faltó quien notara lejanía y la conectividad inadecuada (esto aún en desarrollo). Lo anterior sin olvidar el fantasma del clasismo, hoy solo quedan los críticos de las “tlayudas” y algún desorientado burlándose sin conocerlo personalmente; pero la mayoría ya puso sus ojos en otro lugar:“El Tren Maya”.

Los momentos políticos no tienen margen para la casualidad en cambio se llenan siempre de causalidades, incita a la suspicacia el hecho de un espontáneo “boom” de manifestantes en contra de otro de los megaproyectos de la 4T, para mi gusto no el mayor pero si el más popular, el célebre tren es ahora motivo de encono entre simpatizantes y detractores, ya se había dicho que hacían falta más vacunas en lugar de un tren, pero cuando el suministro de vacunas superó expectativas, el discurso evolucionó.

Un video en el que varios personajes del mundo artístico enviaron un mensaje de preocupación y otros de oposición abierta al “Tren Maya”, exaltó las posturas son legítimas sin duda, aunque las motivaciones no deben ser idénticas, porque admitiendo existe interés de algunos por el ecosistema también resulta evidente la motivación política. El presidente en lo suyo, descalificar parejo, denuncia un “nado sincronizado”, el tren tiene tres años de haber sido anunciado como proyecto, pero el activismo en contra es mucho más joven, recién nacido diría yo.

Detrás de este movimiento hay nombres específicos y otros ocultos, la estrecha relación de Eugenio Derbez y Grupo Xcaret resta autoridad moral al actor, la mencionada empresa fue demandada por asociaciones civiles dedicadas a la conservación de los ecosistemas hace apenas unos meses, debido a un proyecto llamado Sol de Selva en la Riviera Maya, el recurso fue interpuesto ante la PROFEPA contra la construcción de un muelle de cruceros en las inmediaciones del parque temático, por presuntas omisiones y daños ambientales, nadie ha visto a Eugenio protestar o cuestionar nada al respecto.

Fue el matrimonio conformado por Gemma Santana y el empresario priista Fernando Lerdo de Tejada dueño de la empresa Estrategia Total (la cual tiene entre sus clientes a las industrias petroquímica, aeroportuaria y de turismo) fueron identificados como los “arquitectos” de este nuevo movimiento en contra del Tren, en específico nos referimos al tramo 5.

Un punto de vista que debe prevalecer por encima de los demás lo es sin duda el de una población que ha sobrevivido en un vergonzoso olvido, hace un tiempo el comercio de fauna y flora silvestre por parte de los lugareños era común a las orillas de las carreteras del sureste mexicano, alguien se dio cuenta de este daño contra la naturaleza, hubo un reportaje extenso en medios nacionales y el gobierno tomó cartas en el asunto para contrarrestar este delito; mas como suele suceder no dio alternativas a los habitantes de esas comunidades, que en su afán por escapar del hambre y la miseria continuaron con esas actividades aunque de una forma menos abierta y más perseguida.

Pasaron los años, los consorcios hoteleros con una “gran visión” han aprovechado e impactado cuanto han querido, sin preocuparse por ambientalistas, con el favor de autoridades y a cambio de migajas, algunos “afortunados” son reclutados como meseros, maleteros, recamareras o jardineros, pero no hay más y menos para todos.

La Organización de las Naciones Unidas a través de ONU-HABITAT ha acompañado el proyecto del gobierno federal desde sus inicios con estudios y difusión de talleres, esta agencia diagnosticó en el arranque que el Tren Maya ayudará a detonar la economía en esa región, en una base de datos creada con 30 indicadores, mencionó la creación de 715 mil empleos en los municipios en donde se instalaran las estaciones, 150 mil en la economía rural y 80 mil en los primeros 5 tramos de la línea, el crecimiento económico se duplicará en la zona y la pobreza se contraerá un 15% en los próximos años, también se dijo en caso de no concluirse el proyecto, la cifra de personas en situación de pobreza extrema podría aumentar hasta en 1.1 millones.

Es indispensable para el gobierno abrir el proyecto para que no dar lugar a dudas, el tema no es menor, para el titular del ejecutivo urge hacer mucho más que simplemente etiquetar voceros y motivos, los estudios de impacto ambiental deben estar dispuestos para el escrutinio público y las puertas a posturas propositivas deben franquearse.

Sin embargo, decir que no necesitamos un tren es una falta de respeto para un gran sector de la población que vive estancada entre la miseria y la falta de oportunidades, pensar que la conservación de las áreas naturales puede desvincularse del crecimiento económico de sus pobladores es falaz e injusto.

La batalla siguiente para el gobierno federal es el Tren Maya, el tema dará para más.