En los primeros minutos del 1 de octubre tomó protesta la primera mujer gobernadora del estado de Morelos, Margarita González Saravia.
En 155 años de existencia del estado, a partir del decreto de creación del presidente Juárez, es la primera vez que una mujer ocupa la gubernatura.
La gobernadora recibe al estado en las peores condiciones posibles después de seis años de abandono, saqueo, frivolidad, ignorancia y terrible corrupción.
EL equipo de trabajo nombrado por la gobernadora está integrado en su mayoría por morelenses que conocen y tienen experiencia en la función pública, algunos con buena fama pública y otros no tanto; algunos con un origen y orientación política similar a la gobernadora y otros arribistas y chapulines, los menos.
Los orígenes políticos de la gobernadora están en la izquierda mexicana, en los tiempos del partido hegemónico en donde la pluralidad no era un valor democrático, si acaso una graciosa concesión del régimen.
Una de las banderas históricas de la izquierda es la honestidad y el combate a la corrupción. En su discurso inicial, la gobernadora resaltó su intención de implementar una política basada en la honestidad y su rechazo a la corrupción. Esperemos que esta sincera convicción personal logre incidir en su equipo de trabajo y que permeé hacia los mandos medios y bajos.
Sabemos que en la estructura burocrática encontrará resistencia en muchas áreas para hacer las cosas de otro modo y sobre todo con transparencia y honestidad. Tendrá que poner mucha atención al interior de su equipo y por otro lado revisar con lupa al gobierno saliente.
Una de las formas de reducir la corrupción es la digitalización de los procesos, de los trámites y evitar la discrecionalidad, suena bien pero no es fácil cuando desde adentro algunos torpedean el proceso; la gobernadora tendrá que ser muy firme y no permitir que se impongan los que quieren seguir con prácticas corruptas.
El gobierno saliente deja un caudal de corrupción prácticamente en todas las áreas de la administración, para donde voltees huele a corrupción, este será el gran reto para el nuevo gobierno; ojalá que tenga la voluntad política de ir a fondo, sin importar fueros.
En congruencia con el discurso inicial, a la gobernadora, y a los encargados de las diferentes dependencias del gobierno, no les costará ningún trabajo encontrar posibles actos de corrupción cometidos por el futbolista y su banda, materializados en diversos delitos: desvío de recursos, sobreprecios en obras, adquisiciones, nepotismo, pagos a empresas fantasmas, entre un gran catálogo de delitos cometidos con puntualidad y disciplina por el futbolista, familiares y funcionarios que vivieron en calidad de “becados” por seis años.
En su primer mensaje, la gobernadora hizo hincapié en el diálogo como mecanismo de entendimiento con las organizaciones de la sociedad civil y con los partidos políticos para avanzar, entre todas y todos, un mensaje de unidad que es muy positivo. Sorprende y contrasta esta voluntad de diálogo tomando en cuenta que el gobierno de López Obrador, del cual emana el gobierno estatal, cerró completamente el diálogo con las fuerzas opositoras, con organizaciones de derechos humanos, partidos políticos, madres buscadoras, jóvenes estudiantes y con los trabajadores del poder judicial, entre otros sectores.
Sin duda Morelos bajo la fallida administración de Cuauhtémoc Blanco, cómplice por omisión o por comisión, se convirtió en un territorio dominado por los grupos delincuenciales que han impuesto su ley en el estado asolando a la población. Quizá por esto el tercer aspecto que la gobernadora resaltó en su discurso fue el tema de la paz y la seguridad, una demanda sentida de la sociedad para recuperar la tranquilidad y la seguridad.
Inicia la gobernadora con señales de inclusión, buena voluntad y disposición a escuchar, algo muy raro entre los gobernantes de la 4T, enhorabuena.
Margarita González Saravia es la primera mujer gobernadora de Morelos, por el bien de todos, le deseamos éxito.