/ jueves 11 de agosto de 2022

Política Hídrica, clave para la preservación del recurso

El futuro deseado en relación con el agua es aquel donde el recurso está disponible en cantidad y calidad adecuadas para las generaciones actuales y futuras, al servicio del desarrollo sostenible, reduciendo la pobreza y promoviendo el bienestar y la paz y donde se minimicen los efectos negativos de inundaciones y sequías.

Una propuesta en materia de la política de agua, busca abarcar los siguientes objetivos principales a mediano y largo plazo:

Satisfacer las necesidades básicas de consumo humano de agua sobre la base de un abastecimiento de agua potable segura y confiable.

Este objetivo se materializará a través de metas específicas para áreas urbanas, metropolitanas y rurales y debe estar en línea con los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 de reducir a la mitad el número de personas sin un suministro de agua potable seguro y confiable. El objetivo a largo plazo es garantizar el acceso universal a un suministro de agua seguro y fiable y elevar el nivel del servicio.

El saneamiento mejorado como herramienta fundamental para la prevención de enfermedades transmitidas por el agua (malaria, cólera, diarrea), mejorando la calidad de vida y la conservación del medio ambiente.

Se establecerán metas específicas para áreas urbanas y rurales, con el objetivo de cumplir y superar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el número de personas sin saneamiento adecuado para 2015. El objetivo final a largo plazo es contribuir a lograr el acceso universal a los servicios de saneamiento que pueden ir desde una letrina mejorada hasta la conexión a un sistema de saneamiento urbano. También se mejorarán los sistemas de drenaje pluvial urbano.

Considerar agua utilizada eficientemente para el desarrollo económico.

Existen muchas áreas con un gran potencial para el desarrollo de recursos hídricos al servicio del crecimiento económico, en usos tales como riego, energía hidroeléctrica, industria, turismo, pesca, silvicultura, ganadería, navegación y otros usos.

La política del agua promoverá el uso del agua como recurso y herramienta para el desarrollo económico. Al mismo tiempo, también se promoverá un uso más eficiente de los recursos hídricos existentes.

Agua para la conservación del medio ambiente. Aunque muchos ríos, barrancas y acuíferos están sometidos a una intensa presión por diversos usos, en particular los que forman parte de cuencas compartidas, muchos otros se encuentran casi en un estado prístino.

Dicha política promoverá la conservación del agua en la gestión de los recursos hídricos, considerando en particular los caudales ecológicos a los ríos y estuarios, las normas de calidad del agua para los vertidos de efluentes y cuerpos de agua receptores e introduciendo medidas para la prevención y mitigación de la contaminación de sus efectos.

Reducción de la vulnerabilidad a inundaciones y sequías a través de una mejor coordinación y planificación, uso de medidas estructurales y no estructurales, consulta y preparación de personas, comunidades e instituciones en áreas afectadas cíclicamente.

Gestión integrada de los recursos hídricos. Los recursos hídricos se gestionarán de forma integrada, tomando como base la cuenca hidrográfica como unidad fundamental e indivisible.

La gestión y la planificación deben respetar el vínculo intrínseco entre las aguas superficiales y las subterráneas, los aspectos de la cantidad y la calidad del agua desde la fuente hasta la desembocadura, la conservación del medio ambiente y las necesidades de desarrollo.

Satisfacer las necesidades básicas de la población más pobre. El Gobierno da alta prioridad a la satisfacción de las necesidades básicas de la población rural y urbana más pobre, en términos de abastecimiento adecuado de agua y saneamiento, buscando siempre una situación de sostenibilidad, con la participación efectiva de los beneficiarios en la definición de las soluciones a adoptar.

El valor económico del agua. Además de su valor social y ambiental, el agua tiene un valor económico. El agua es importante para el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. Para permitir que los servicios sean financieramente viables, el precio del agua debe aproximarse a su valor económico.

El papel del Gobierno. El Gobierno se concentrará en fijar prioridades, normas y regulación, establecer niveles mínimos de servicio, promover y canalizar inversiones, promover la eficiencia en el uso del agua, definir la política tarifaria, la captación y el suministro, la información y en estimular y regulando las actividades de los proveedores de servicios.

Cuencas hidrográficas, para lograr un uso más efectivo de los recursos y conciliar intereses divergentes en el uso del agua. La mayor participación de los interesados se verá favorecida por el proceso de descentralización de los mecanismos de toma de decisiones y por una difusión amplia y pro-activa de información sobre los recursos hídricos y los usos del agua. La decisión sobre la asignación de uso, así como la definición de las prioridades de los proyectos, será competencia de los gobiernos locales.

Participación de los beneficiarios. Para asegurar la sostenibilidad y el uso racional de los recursos, se promoverá la participación de las comunidades y usuarios del agua, con énfasis en el rol de la mujer en la planificación, implementación, gestión, uso y mantenimiento de las infraestructuras de abastecimiento de agua y saneamiento, para que las soluciones adoptadas correspondan a los deseos y capacidad económica de las comunidades. El grado y las formas de participación se adaptarán a las condiciones locales y al nivel de servicio prestado.

Marco institucional. La gestión estratégica, la planificación de los recursos hídricos y la función reguladora del Estado están a cargo de una sola entidad.

A nivel operativo se promoverá la gestión del agua descentralizada, desconcentrada y participativa.

La gestión operativa de los recursos hídricos del país se descentralizará a las autoridades autónomas regionales y de cuencas hidrográficas. La prestación de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento se descentralizará a organismos locales autónomos con participación de los municipios y el sector privado. Estas autoridades y agencias deberían volverse financieramente autosuficientes.

Fortalecimiento de la capacidad institucional. Es necesario ampliar la capacidad del sector para mejorar y ampliar el alcance de los servicios que brinda.

Esto requerirá acciones orientadas a los recursos humanos, el fortalecimiento de la capacidad institucional existente, la definición e implementación de nuevos arreglos institucionales, la participación activa de los usuarios del agua y nuevos roles para las organizaciones, entidades gubernamentales, no gubernamentales, privadas y otras de la sociedad civil.

La integración de abastecimiento de agua, saneamiento y promoción de la higiene, es necesaria para maximizar el uso racional de los recursos y garantizar un mayor impacto en la salud de las comunidades rurales y urbanas, se priorizarán acciones integradas en la planificación y ejecución de las actividades de abastecimiento de agua, saneamiento y promoción de la higiene.

La promoción de la higiene servirá como un vehículo común para integrar los componentes de abastecimiento de agua y saneamiento para que las comunidades adopten prácticas de higiene seguras.

Educación sobre el agua. El agua es un bien preciado y escaso que debe ser visto y utilizado como tal. Se promoverá la educación y concientización sobre el valor y la importancia del agua desde edades tempranas, para niños y estudiantes de escuelas primarias y secundarias, y en general para los usuarios y actores del agua.

Conocimiento de los recursos hídricos y su uso. El conocimiento de los recursos hídricos y su uso es fundamental para la buena gestión y planificación del uso de los recursos hídricos. Este conocimiento se mejorará y mantendrá actualizado a través de una adecuada red de recolección de datos hidrometeorológicos y datos de consumo de agua de los recursos hídricos.


El futuro deseado en relación con el agua es aquel donde el recurso está disponible en cantidad y calidad adecuadas para las generaciones actuales y futuras, al servicio del desarrollo sostenible, reduciendo la pobreza y promoviendo el bienestar y la paz y donde se minimicen los efectos negativos de inundaciones y sequías.

Una propuesta en materia de la política de agua, busca abarcar los siguientes objetivos principales a mediano y largo plazo:

Satisfacer las necesidades básicas de consumo humano de agua sobre la base de un abastecimiento de agua potable segura y confiable.

Este objetivo se materializará a través de metas específicas para áreas urbanas, metropolitanas y rurales y debe estar en línea con los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015 de reducir a la mitad el número de personas sin un suministro de agua potable seguro y confiable. El objetivo a largo plazo es garantizar el acceso universal a un suministro de agua seguro y fiable y elevar el nivel del servicio.

El saneamiento mejorado como herramienta fundamental para la prevención de enfermedades transmitidas por el agua (malaria, cólera, diarrea), mejorando la calidad de vida y la conservación del medio ambiente.

Se establecerán metas específicas para áreas urbanas y rurales, con el objetivo de cumplir y superar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el número de personas sin saneamiento adecuado para 2015. El objetivo final a largo plazo es contribuir a lograr el acceso universal a los servicios de saneamiento que pueden ir desde una letrina mejorada hasta la conexión a un sistema de saneamiento urbano. También se mejorarán los sistemas de drenaje pluvial urbano.

Considerar agua utilizada eficientemente para el desarrollo económico.

Existen muchas áreas con un gran potencial para el desarrollo de recursos hídricos al servicio del crecimiento económico, en usos tales como riego, energía hidroeléctrica, industria, turismo, pesca, silvicultura, ganadería, navegación y otros usos.

La política del agua promoverá el uso del agua como recurso y herramienta para el desarrollo económico. Al mismo tiempo, también se promoverá un uso más eficiente de los recursos hídricos existentes.

Agua para la conservación del medio ambiente. Aunque muchos ríos, barrancas y acuíferos están sometidos a una intensa presión por diversos usos, en particular los que forman parte de cuencas compartidas, muchos otros se encuentran casi en un estado prístino.

Dicha política promoverá la conservación del agua en la gestión de los recursos hídricos, considerando en particular los caudales ecológicos a los ríos y estuarios, las normas de calidad del agua para los vertidos de efluentes y cuerpos de agua receptores e introduciendo medidas para la prevención y mitigación de la contaminación de sus efectos.

Reducción de la vulnerabilidad a inundaciones y sequías a través de una mejor coordinación y planificación, uso de medidas estructurales y no estructurales, consulta y preparación de personas, comunidades e instituciones en áreas afectadas cíclicamente.

Gestión integrada de los recursos hídricos. Los recursos hídricos se gestionarán de forma integrada, tomando como base la cuenca hidrográfica como unidad fundamental e indivisible.

La gestión y la planificación deben respetar el vínculo intrínseco entre las aguas superficiales y las subterráneas, los aspectos de la cantidad y la calidad del agua desde la fuente hasta la desembocadura, la conservación del medio ambiente y las necesidades de desarrollo.

Satisfacer las necesidades básicas de la población más pobre. El Gobierno da alta prioridad a la satisfacción de las necesidades básicas de la población rural y urbana más pobre, en términos de abastecimiento adecuado de agua y saneamiento, buscando siempre una situación de sostenibilidad, con la participación efectiva de los beneficiarios en la definición de las soluciones a adoptar.

El valor económico del agua. Además de su valor social y ambiental, el agua tiene un valor económico. El agua es importante para el desarrollo económico y la reducción de la pobreza. Para permitir que los servicios sean financieramente viables, el precio del agua debe aproximarse a su valor económico.

El papel del Gobierno. El Gobierno se concentrará en fijar prioridades, normas y regulación, establecer niveles mínimos de servicio, promover y canalizar inversiones, promover la eficiencia en el uso del agua, definir la política tarifaria, la captación y el suministro, la información y en estimular y regulando las actividades de los proveedores de servicios.

Cuencas hidrográficas, para lograr un uso más efectivo de los recursos y conciliar intereses divergentes en el uso del agua. La mayor participación de los interesados se verá favorecida por el proceso de descentralización de los mecanismos de toma de decisiones y por una difusión amplia y pro-activa de información sobre los recursos hídricos y los usos del agua. La decisión sobre la asignación de uso, así como la definición de las prioridades de los proyectos, será competencia de los gobiernos locales.

Participación de los beneficiarios. Para asegurar la sostenibilidad y el uso racional de los recursos, se promoverá la participación de las comunidades y usuarios del agua, con énfasis en el rol de la mujer en la planificación, implementación, gestión, uso y mantenimiento de las infraestructuras de abastecimiento de agua y saneamiento, para que las soluciones adoptadas correspondan a los deseos y capacidad económica de las comunidades. El grado y las formas de participación se adaptarán a las condiciones locales y al nivel de servicio prestado.

Marco institucional. La gestión estratégica, la planificación de los recursos hídricos y la función reguladora del Estado están a cargo de una sola entidad.

A nivel operativo se promoverá la gestión del agua descentralizada, desconcentrada y participativa.

La gestión operativa de los recursos hídricos del país se descentralizará a las autoridades autónomas regionales y de cuencas hidrográficas. La prestación de los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento se descentralizará a organismos locales autónomos con participación de los municipios y el sector privado. Estas autoridades y agencias deberían volverse financieramente autosuficientes.

Fortalecimiento de la capacidad institucional. Es necesario ampliar la capacidad del sector para mejorar y ampliar el alcance de los servicios que brinda.

Esto requerirá acciones orientadas a los recursos humanos, el fortalecimiento de la capacidad institucional existente, la definición e implementación de nuevos arreglos institucionales, la participación activa de los usuarios del agua y nuevos roles para las organizaciones, entidades gubernamentales, no gubernamentales, privadas y otras de la sociedad civil.

La integración de abastecimiento de agua, saneamiento y promoción de la higiene, es necesaria para maximizar el uso racional de los recursos y garantizar un mayor impacto en la salud de las comunidades rurales y urbanas, se priorizarán acciones integradas en la planificación y ejecución de las actividades de abastecimiento de agua, saneamiento y promoción de la higiene.

La promoción de la higiene servirá como un vehículo común para integrar los componentes de abastecimiento de agua y saneamiento para que las comunidades adopten prácticas de higiene seguras.

Educación sobre el agua. El agua es un bien preciado y escaso que debe ser visto y utilizado como tal. Se promoverá la educación y concientización sobre el valor y la importancia del agua desde edades tempranas, para niños y estudiantes de escuelas primarias y secundarias, y en general para los usuarios y actores del agua.

Conocimiento de los recursos hídricos y su uso. El conocimiento de los recursos hídricos y su uso es fundamental para la buena gestión y planificación del uso de los recursos hídricos. Este conocimiento se mejorará y mantendrá actualizado a través de una adecuada red de recolección de datos hidrometeorológicos y datos de consumo de agua de los recursos hídricos.