/ viernes 1 de octubre de 2021

Investigadores en México I

Realmente se ha vuelto una polémica muy activa con respecto a los investigadores de México.

Existen 31 científicos y exfuncionarios del Conacyt con solicitudes de órdenes de aprensión por presuntos delitos de peculado, uso ilícito de atribuciones, operaciones con recursos de procedencia ilícita y ¡hasta delincuencia organizada! Investigadores de la UAM, CIDE, Tec de Monterrey, y de la UNAM, entre otros. Y esto resulta inadmisible, especialmente con los niveles de impunidad y crimen que hay en nuestro país, y sugerir que se metan a Almoloya, resulta aberrante. Todo este lio se debe -aparentemente- al manejo inadecuado de recursos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico de Conacyt; incluso se ha llegado a comparar con algunos de los carteles que abundan en México. Definitivamente, esto es un exceso muy difícil de justificar.

Vemos que hay una actitud que denota cierto “antielitismo” en el actual gobierno federal, asociado con perseguir (o poner la lupa) a privilegiados de las administraciones anteriores. Creemos que es muy apropiado ir en contra de los lujos y la elegancia en el sector público; eso, en principio no está mal; pero usar el término “Caciques” de universidades públicas, o asegurar que los investigadores cotidianamente aceptan premios de monarquías extranjeras es un exceso, por decir lo menos. ¿Es legítimo usar eso en nombre del combate a la corrupción? Además, en este caso, dichos fondos ya estaban reglamentados, estipulado por la ley para la selección de proyectos conforme a las reglas. Es indudable que este tipo de actitudes sí tiene consecuencias; por ejemplo, se ha reducido sustancialmente los apoyos al Conacyt. Recordemos que algunos comentarios desafortunados de la titular del Conacyt, Dra. Elena Álvarez, en el sentido que la Ciencia antes era “Neoliberal”. Como si la ciencia se pudiera clasificar en chaira o fifí (ambos términos muy despectivos).

Existen grandes problemas actuales en el país. Que no podemos darnos el lujo de en lugar emplear el tiempo, recursos y esfuerzos para bajar el altísimo crimen e impunidad que hay en el país, los utilicemos para iniciar una cruzada en contra de los investigadores. Lo que también es cierto es que todavía en México, algunos piensan que mientras más dinero tenga alguien en particular, más corrupto debe haber sido; algunos piensan que entre más grados académicos se acumulen más daño le has hecho a México.

Mucha gente está muriendo en México, por no considerar que la información sí es muy importante. Pero tal parece que sólo interesa que la 4 T sea un grupo de intelectuales populares (o populistas). Actualmente, las pandemias, la pobreza y los homicidios son mucho más frecuentes. Es indudable, para este gobierno, la ciencia no es una prioridad. Tal parece que sólo deben existir tener ciertas creencias del México profundo y antiguo, cosa que es muy importante. Pero con sólo decir “tengo otros datos” no ayuda mucho. Y según vemos en el presente lo que realmente importa es la lealtad; eso también es muy bueno, pero además debe haber capacidad y orden. Los datos son superfluos para algunos y en estos tiempos hay un rechazo hacia ellos (los datos); sin embargo, debemos trabajar con base a evidencia. No sólo lo que pensamos o decimos, en el sentido de que el pueblo es “sabio”, necesitamos datos que avalen lo que apoyamos, particularmente el conocimiento emanado de los científicos. A los datos no les importa tus creencias. Es un hecho que los peores regímenes han perseguido a la ciencia, porque la ciencia, comúnmente, desmiente a ese tipo de gobiernos. No obstante, en la actual administración federal, lo que vemos es que la Ciencia está peleada con la política, y esto no es cierto, de hecho, algunos científicos tienen una marcada preferencia política de izquierda, pero no la ciencia misma. Consecuentemente ambos temas son muy importantes.

También es cierto que en algunos casos existen ciertas cosas que no -necesariamente- uno está de acuerdo con Conacyt; pero pensar que toda la comunidad científica es igual de corrupta y coherente que algunos de nuestros políticos, nada tiene que ver; básicamente lo que ha pasado con respecto en esta ocasión es una lamentable persecución. La investigación misma es -en cierta manera- elitista y selectiva. Si existen malos manejos de los recursos, entonces procédase judicialmente y ya, pero ¿qué tiene que ver esto con la delincuencia organizada? Es ineludiblemente que sí existen ciertas jerarquías en la ciencia. Mucha de la ciencia en México en biología (p. ej.) se hace pensando (o diciendo) que se está conservando la biodiversidad con esto, y no necesariamente es el caso en México. Además, algunas veces sí existe un cierto sesgo a la hora de otorgar becas, lo cual es inconcebible, y va en detrimento de la investigación al mal gastar los recursos del erario público.

Pero de eso, a siquiera pensar que los investigadores son corruptos per se, o pertenecen a la delincuencia organizada es un exagerado despropósito.

Realmente se ha vuelto una polémica muy activa con respecto a los investigadores de México.

Existen 31 científicos y exfuncionarios del Conacyt con solicitudes de órdenes de aprensión por presuntos delitos de peculado, uso ilícito de atribuciones, operaciones con recursos de procedencia ilícita y ¡hasta delincuencia organizada! Investigadores de la UAM, CIDE, Tec de Monterrey, y de la UNAM, entre otros. Y esto resulta inadmisible, especialmente con los niveles de impunidad y crimen que hay en nuestro país, y sugerir que se metan a Almoloya, resulta aberrante. Todo este lio se debe -aparentemente- al manejo inadecuado de recursos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico de Conacyt; incluso se ha llegado a comparar con algunos de los carteles que abundan en México. Definitivamente, esto es un exceso muy difícil de justificar.

Vemos que hay una actitud que denota cierto “antielitismo” en el actual gobierno federal, asociado con perseguir (o poner la lupa) a privilegiados de las administraciones anteriores. Creemos que es muy apropiado ir en contra de los lujos y la elegancia en el sector público; eso, en principio no está mal; pero usar el término “Caciques” de universidades públicas, o asegurar que los investigadores cotidianamente aceptan premios de monarquías extranjeras es un exceso, por decir lo menos. ¿Es legítimo usar eso en nombre del combate a la corrupción? Además, en este caso, dichos fondos ya estaban reglamentados, estipulado por la ley para la selección de proyectos conforme a las reglas. Es indudable que este tipo de actitudes sí tiene consecuencias; por ejemplo, se ha reducido sustancialmente los apoyos al Conacyt. Recordemos que algunos comentarios desafortunados de la titular del Conacyt, Dra. Elena Álvarez, en el sentido que la Ciencia antes era “Neoliberal”. Como si la ciencia se pudiera clasificar en chaira o fifí (ambos términos muy despectivos).

Existen grandes problemas actuales en el país. Que no podemos darnos el lujo de en lugar emplear el tiempo, recursos y esfuerzos para bajar el altísimo crimen e impunidad que hay en el país, los utilicemos para iniciar una cruzada en contra de los investigadores. Lo que también es cierto es que todavía en México, algunos piensan que mientras más dinero tenga alguien en particular, más corrupto debe haber sido; algunos piensan que entre más grados académicos se acumulen más daño le has hecho a México.

Mucha gente está muriendo en México, por no considerar que la información sí es muy importante. Pero tal parece que sólo interesa que la 4 T sea un grupo de intelectuales populares (o populistas). Actualmente, las pandemias, la pobreza y los homicidios son mucho más frecuentes. Es indudable, para este gobierno, la ciencia no es una prioridad. Tal parece que sólo deben existir tener ciertas creencias del México profundo y antiguo, cosa que es muy importante. Pero con sólo decir “tengo otros datos” no ayuda mucho. Y según vemos en el presente lo que realmente importa es la lealtad; eso también es muy bueno, pero además debe haber capacidad y orden. Los datos son superfluos para algunos y en estos tiempos hay un rechazo hacia ellos (los datos); sin embargo, debemos trabajar con base a evidencia. No sólo lo que pensamos o decimos, en el sentido de que el pueblo es “sabio”, necesitamos datos que avalen lo que apoyamos, particularmente el conocimiento emanado de los científicos. A los datos no les importa tus creencias. Es un hecho que los peores regímenes han perseguido a la ciencia, porque la ciencia, comúnmente, desmiente a ese tipo de gobiernos. No obstante, en la actual administración federal, lo que vemos es que la Ciencia está peleada con la política, y esto no es cierto, de hecho, algunos científicos tienen una marcada preferencia política de izquierda, pero no la ciencia misma. Consecuentemente ambos temas son muy importantes.

También es cierto que en algunos casos existen ciertas cosas que no -necesariamente- uno está de acuerdo con Conacyt; pero pensar que toda la comunidad científica es igual de corrupta y coherente que algunos de nuestros políticos, nada tiene que ver; básicamente lo que ha pasado con respecto en esta ocasión es una lamentable persecución. La investigación misma es -en cierta manera- elitista y selectiva. Si existen malos manejos de los recursos, entonces procédase judicialmente y ya, pero ¿qué tiene que ver esto con la delincuencia organizada? Es ineludiblemente que sí existen ciertas jerarquías en la ciencia. Mucha de la ciencia en México en biología (p. ej.) se hace pensando (o diciendo) que se está conservando la biodiversidad con esto, y no necesariamente es el caso en México. Además, algunas veces sí existe un cierto sesgo a la hora de otorgar becas, lo cual es inconcebible, y va en detrimento de la investigación al mal gastar los recursos del erario público.

Pero de eso, a siquiera pensar que los investigadores son corruptos per se, o pertenecen a la delincuencia organizada es un exagerado despropósito.