/ jueves 3 de marzo de 2022

Guerra, Eduardo Galeano

Como orgulloso miembro de los Cronistas de la Ciudad de Cuernavaca (CCC), llegó un video al grupo que no podía ser más oportuno, enviado por el Maestro Manuel Quinto. Éste es un comentario grabado del gran e ilustre escritor Eduardo Galeano, quien nació en el siglo pasado (1940) y murió en este 2015. Es muy corto y -respetosamente- decidí verlo, analizarlo; a continuación, me permito compartirlo íntegramente para ustedes.

“Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: yo mato para robar. La guerra siempre invoca nobles motivos. Matan en nombre de la paz, en nombre de Dios, de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia; y, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación, dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero. En el Rey Lear de Shakespeare, (él) había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos, y cuatro siglos después, los amos del mundo son locos enamorados de la muerte que han convertido al mundo en un lugar donde cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños; y cada minuto se gastan tres millones de dólares por minuto en la industria militar que es una fábrica de muerte. Las armas exigen guerras y las guerras exigen armas y los 5 países que manejan las Naciones Unidas, los que tienen derecho de veto en las UN resultan ser también los cinco principales productores de armas; uno se pregunta: ¿hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de los que hacen el negocio de la guerra?, ¿hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo y que el exterminio mutuo es nuestro destino…? ¿Hasta cuándo?”

Si uno ve este documental con cierto detenimiento, se puede entender o ratificar el hecho de que las guerras nunca debieron haberse inventado, si es que alguien lo hizo. Ya en otros conflictos de guerra, me he permitido escribir al respecto desde el punto de vista de afectación a la biodiversidad; también he comentado que quizá no importe este hecho (de afectación) cuando, además -infortunadamente- hay vidas humanas (VH) que se pierden.

Por supuesto que acepto que el impacto de mi comentario no será mayor. Sin embargo, realmente nunca he entendido el porqué de que existan las guerras, especialmente, cuando éstas se pueden evitar en la mayor parte de los casos. La condena internacional es mayúscula a nivel mundial, especialmente por VH, pero también la parte del entorno ambiental es de preocupar. No olvidemos en que la planta nuclear de Chernóbil está ubicada al norte de Ucrania; este lamentable hecho es considerado el peor accidente nuclear de la historia y ocurrió el 26 de abril de 1986; lo cual originó altos niveles de radioactividad a la atmósfera, formando una nube radiactiva que se extendió por 162,00 km² en Europa y América del Norte. Se estimó que fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada por USA en Hiroshima en 1945. Esto llevó al Gobierno de la ex Unión Soviética a la evacuación de urgencia de 116,000 personas, provocando una alarma internacional por los niveles elevados de radiactividad de muchos países de Europa central y oriental.

Pero, el punto central es: ¿realmente requerimos de las guerras? Uno podría decir que los humanos somos así -principalmente- por selección natural (SN), pero también debemos considerar que somos “seres pensantes” (unos más que otros) también por SN, y, por lo tanto, deberíamos poner eso a consideración. No cabe duda de que Eduardo Galeano tenía -una vez más- mucha razón... ¿no cree Usted amable lector?

Como orgulloso miembro de los Cronistas de la Ciudad de Cuernavaca (CCC), llegó un video al grupo que no podía ser más oportuno, enviado por el Maestro Manuel Quinto. Éste es un comentario grabado del gran e ilustre escritor Eduardo Galeano, quien nació en el siglo pasado (1940) y murió en este 2015. Es muy corto y -respetosamente- decidí verlo, analizarlo; a continuación, me permito compartirlo íntegramente para ustedes.

“Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: yo mato para robar. La guerra siempre invoca nobles motivos. Matan en nombre de la paz, en nombre de Dios, de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia; y, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación, dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero. En el Rey Lear de Shakespeare, (él) había escrito que en este mundo los locos conducen a los ciegos, y cuatro siglos después, los amos del mundo son locos enamorados de la muerte que han convertido al mundo en un lugar donde cada minuto mueren de hambre o de enfermedad curable 10 niños; y cada minuto se gastan tres millones de dólares por minuto en la industria militar que es una fábrica de muerte. Las armas exigen guerras y las guerras exigen armas y los 5 países que manejan las Naciones Unidas, los que tienen derecho de veto en las UN resultan ser también los cinco principales productores de armas; uno se pregunta: ¿hasta cuándo la paz del mundo estará en manos de los que hacen el negocio de la guerra?, ¿hasta cuándo seguiremos creyendo que hemos nacido para el exterminio mutuo y que el exterminio mutuo es nuestro destino…? ¿Hasta cuándo?”

Si uno ve este documental con cierto detenimiento, se puede entender o ratificar el hecho de que las guerras nunca debieron haberse inventado, si es que alguien lo hizo. Ya en otros conflictos de guerra, me he permitido escribir al respecto desde el punto de vista de afectación a la biodiversidad; también he comentado que quizá no importe este hecho (de afectación) cuando, además -infortunadamente- hay vidas humanas (VH) que se pierden.

Por supuesto que acepto que el impacto de mi comentario no será mayor. Sin embargo, realmente nunca he entendido el porqué de que existan las guerras, especialmente, cuando éstas se pueden evitar en la mayor parte de los casos. La condena internacional es mayúscula a nivel mundial, especialmente por VH, pero también la parte del entorno ambiental es de preocupar. No olvidemos en que la planta nuclear de Chernóbil está ubicada al norte de Ucrania; este lamentable hecho es considerado el peor accidente nuclear de la historia y ocurrió el 26 de abril de 1986; lo cual originó altos niveles de radioactividad a la atmósfera, formando una nube radiactiva que se extendió por 162,00 km² en Europa y América del Norte. Se estimó que fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada por USA en Hiroshima en 1945. Esto llevó al Gobierno de la ex Unión Soviética a la evacuación de urgencia de 116,000 personas, provocando una alarma internacional por los niveles elevados de radiactividad de muchos países de Europa central y oriental.

Pero, el punto central es: ¿realmente requerimos de las guerras? Uno podría decir que los humanos somos así -principalmente- por selección natural (SN), pero también debemos considerar que somos “seres pensantes” (unos más que otros) también por SN, y, por lo tanto, deberíamos poner eso a consideración. No cabe duda de que Eduardo Galeano tenía -una vez más- mucha razón... ¿no cree Usted amable lector?