/ martes 10 de mayo de 2022

Graco: el regreso del que nunca se fue

Poco podría sorprender que a la presentación del grupo promotor del Frente Cívico Nacional, ese ente pluripartidista nacido de los escombros del PRD y en que participa activamente Guadalupe Acosta Naranjo, haya acudido el ex gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido. Lo que para algunos reporteros constituyó el escandaloso regreso del villano favorito fue más bien un reencuentro de amigos políticos que se conocen desde mucho antes de 1989, cuando juntos fundaron el PRD. Tampoco fue un regreso, porque Graco Ramírez no se ha ido de Morelos, el ex gobernador se pasea por Cuernavaca sin empacho y, prácticamente vive en el discurso de su sucesor, Cuauhtémoc Blanco.

En el segundo semestre del 2016 quienes colaboraban con el entonces mandatario y hoy político en desgracia, Graco Ramírez, dieron vida a Cuauhtémoc Blanco convirtiéndolo en un motivo recurrente de sus discursos y acciones de gobierno. Así, una gestión de alcalde bastante mediocre y cuestionada, junto a la fama del ex futbolista y su carácter de víctima del establishment, fueron suficientes para que Cuauhtémoc Blanco ganara las elecciones del 2018 prácticamente arrollando a sus adversarios políticos. Entonces se recomendaba a Graco y los suyos no dar vida artificial al experimento mitad farándula-mitad escándalo aderezado con chispas de política provinciana que era el Cuauhtémoc de aquél tiempo. Pero hicieron vivir a Cuauhtémoc Blanco en la mente de los electores de todo Morelos y fueron pronto jubilados de la política a la que se habían dedicado siempre.

La recurrencia con que Blanco Bravo se refiere a su antecesor en el gobierno se ha extendido ya cuatro años, y transita de aquellas coloridas declaraciones en campaña que advertían la intención de encarcelar a Graco Ramírez, hasta las más recientes que ofrecen una visión conspiracionista de la política local cuyos hilos serían movidos en esa versión por el ex gobernador que de no ser Graco podría resultar hasta simpático figurín. Si se entiende la política como un conjunto de construcciones simbólicas útiles para representar relaciones de poder, cualquier mandatario apantalla sólo a partir de lo que se construye en derredor suyo, de lo que se dice de él, en ese sentido el poder que la administración de Cuauhtémoc Blanco percibe en Graco Ramírez es exclusivamente el que le ha conferido mediante su discurso y teorizaciones conspiratorias.

Lo cierto es que, lo hemos dicho antes, no hay un graquismo porque el ex gobernador no es un ideólogo, en todo caso su pensamiento asemeja más un mosaico de ideas mayormente de la izquierda europea occidental que no necesariamente tiene la consistencia para convertirse en un sistema de Estado. La asociación de las ideas Graco Ramírez y corrupción, construida parte desde el poder, pero mayormente en la percepción popular, debiera ser suficiente para que el ex gobernador se mantenga en el retiro. La sonoridad que se dio a la “reaparición” del ex mandatario que no quiso hacer declaración alguna porque ése “no es mi evento”, se explica justo por la centralidad que la administración de Cuauhtémoc Blanco ha dado al personaje (que no a la persona).

Si el Frente Cívico Nacional, una organización que busca promover candidatos de alianzas para enfrentar a los aspirantes de Morena en el 2024 mediante una plataforma que rescate logros perdidos y procure el avance en el desarrollo político y económico del país, tiene éxito o no en Morelos, dependerá de personajes diferentes al ex gobernador Graco Ramírez, quien tiene a su vez derecho a participar en cualquier actividad partidista mientras sus derechos políticos no sean afectados por sentencias en su contra; si es una opción política o no, corresponde a los electores, que ya dos veces han rechazado su figura.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


Poco podría sorprender que a la presentación del grupo promotor del Frente Cívico Nacional, ese ente pluripartidista nacido de los escombros del PRD y en que participa activamente Guadalupe Acosta Naranjo, haya acudido el ex gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido. Lo que para algunos reporteros constituyó el escandaloso regreso del villano favorito fue más bien un reencuentro de amigos políticos que se conocen desde mucho antes de 1989, cuando juntos fundaron el PRD. Tampoco fue un regreso, porque Graco Ramírez no se ha ido de Morelos, el ex gobernador se pasea por Cuernavaca sin empacho y, prácticamente vive en el discurso de su sucesor, Cuauhtémoc Blanco.

En el segundo semestre del 2016 quienes colaboraban con el entonces mandatario y hoy político en desgracia, Graco Ramírez, dieron vida a Cuauhtémoc Blanco convirtiéndolo en un motivo recurrente de sus discursos y acciones de gobierno. Así, una gestión de alcalde bastante mediocre y cuestionada, junto a la fama del ex futbolista y su carácter de víctima del establishment, fueron suficientes para que Cuauhtémoc Blanco ganara las elecciones del 2018 prácticamente arrollando a sus adversarios políticos. Entonces se recomendaba a Graco y los suyos no dar vida artificial al experimento mitad farándula-mitad escándalo aderezado con chispas de política provinciana que era el Cuauhtémoc de aquél tiempo. Pero hicieron vivir a Cuauhtémoc Blanco en la mente de los electores de todo Morelos y fueron pronto jubilados de la política a la que se habían dedicado siempre.

La recurrencia con que Blanco Bravo se refiere a su antecesor en el gobierno se ha extendido ya cuatro años, y transita de aquellas coloridas declaraciones en campaña que advertían la intención de encarcelar a Graco Ramírez, hasta las más recientes que ofrecen una visión conspiracionista de la política local cuyos hilos serían movidos en esa versión por el ex gobernador que de no ser Graco podría resultar hasta simpático figurín. Si se entiende la política como un conjunto de construcciones simbólicas útiles para representar relaciones de poder, cualquier mandatario apantalla sólo a partir de lo que se construye en derredor suyo, de lo que se dice de él, en ese sentido el poder que la administración de Cuauhtémoc Blanco percibe en Graco Ramírez es exclusivamente el que le ha conferido mediante su discurso y teorizaciones conspiratorias.

Lo cierto es que, lo hemos dicho antes, no hay un graquismo porque el ex gobernador no es un ideólogo, en todo caso su pensamiento asemeja más un mosaico de ideas mayormente de la izquierda europea occidental que no necesariamente tiene la consistencia para convertirse en un sistema de Estado. La asociación de las ideas Graco Ramírez y corrupción, construida parte desde el poder, pero mayormente en la percepción popular, debiera ser suficiente para que el ex gobernador se mantenga en el retiro. La sonoridad que se dio a la “reaparición” del ex mandatario que no quiso hacer declaración alguna porque ése “no es mi evento”, se explica justo por la centralidad que la administración de Cuauhtémoc Blanco ha dado al personaje (que no a la persona).

Si el Frente Cívico Nacional, una organización que busca promover candidatos de alianzas para enfrentar a los aspirantes de Morena en el 2024 mediante una plataforma que rescate logros perdidos y procure el avance en el desarrollo político y económico del país, tiene éxito o no en Morelos, dependerá de personajes diferentes al ex gobernador Graco Ramírez, quien tiene a su vez derecho a participar en cualquier actividad partidista mientras sus derechos políticos no sean afectados por sentencias en su contra; si es una opción política o no, corresponde a los electores, que ya dos veces han rechazado su figura.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx