/ jueves 4 de junio de 2020

Evaluando al gobierno

Por mucho que se deseara la pandemia no está domada, los contagios continúan y los decesos crecen todos los días. El Covid-19 tomó desprevenidos (lo han confesado reiteradamente) a los gobiernos y las autoridades de salud, a pesar de las advertencias de especialistas que señalaban la posibilidad de un problema de salud pública de este nivel desde hace una década (hasta hubo cientos de películas y capítulos de series sobre el riesgo de un virus con alcance global).

Pero el hecho de haber estado más o menos desprevenidos (cierto que pocos pudieron imaginar los enormes impactos que el virus tendría en todo el mundo), habría sido una buena excusa las primeras semanas, la capacidad de respuesta de los servicios de salud en todo el planeta, de los gobiernos, de las sociedades ha sido puesta a prueba y lo cierto es que México parece estar reprobando por una combinación de factores culturales y de gobierno suficiente para generar la peor crisis de salud de que se tenga registro en el pasado reciente del país.

El nivel de pasmo de los gobiernos federal, estatal y municipales, podría medirse en relación con la incidencia de casos por número de habitantes, con la tasa de letalidad del padecimiento, con la suma de acciones para prevenir los contagios, y con los índices de movilidad social durante la cuarentena. Esta medición, sin embargo, no resultaría del todo justa, en tanto parte de los servicios de salud depende de la federación y otra parte del estado, además de que las acciones propuestas desde el principio por muchos ayuntamientos han sido matizadas, limitadas y hasta descartadas por instrucciones estatales o federales. La dificultad para medir la actuación de las autoridades por niveles, sectores o hasta individuos en un episodio como el que atravesamos es mayúscula, los factores intervinientes (económicos, políticos, culturales, médicos) son demasiados e involucran a diversos sectores y niveles de gobierno. Queda claro, por ejemplo, que el secretario de Salud del estado no es responsable de la alta movilidad que tiene el estado; igual que a un médico del IMSS o ISSSTE no se les puede exigir respeto a protocolos locales si fueran diversos u opuestos a los federales que los rigen.

Una propuesta para evaluar las acciones de los gobiernos en temas complejos como la salud, la educación, la seguridad pública, sería un aporte urgente de la ciencia política, por lo pronto, los indicadores con que se cuenta evidencian el fracaso en los tres rubros en todo el país, si bien en algunos estados los problemas no son tan graves básicamente por las intervenciones precisas de los gobiernos locales (sean estatales o municipales). En suma pareciera que la acción de la federación podría homologar los fracasos y las intervenciones exitosas de los gobiernos locales paliarlos. En el caso de Morelos, el modelo se repite, pero dada la insuficiente o ineficiente intervención del gobierno estatal, las medidas paliativas no han resultado en éxitos sino en función de intervenciones municipales particulares. Mientras que, por sectores, Salud ha funcionado mal, pero ¿qué tal Economía?


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Por mucho que se deseara la pandemia no está domada, los contagios continúan y los decesos crecen todos los días. El Covid-19 tomó desprevenidos (lo han confesado reiteradamente) a los gobiernos y las autoridades de salud, a pesar de las advertencias de especialistas que señalaban la posibilidad de un problema de salud pública de este nivel desde hace una década (hasta hubo cientos de películas y capítulos de series sobre el riesgo de un virus con alcance global).

Pero el hecho de haber estado más o menos desprevenidos (cierto que pocos pudieron imaginar los enormes impactos que el virus tendría en todo el mundo), habría sido una buena excusa las primeras semanas, la capacidad de respuesta de los servicios de salud en todo el planeta, de los gobiernos, de las sociedades ha sido puesta a prueba y lo cierto es que México parece estar reprobando por una combinación de factores culturales y de gobierno suficiente para generar la peor crisis de salud de que se tenga registro en el pasado reciente del país.

El nivel de pasmo de los gobiernos federal, estatal y municipales, podría medirse en relación con la incidencia de casos por número de habitantes, con la tasa de letalidad del padecimiento, con la suma de acciones para prevenir los contagios, y con los índices de movilidad social durante la cuarentena. Esta medición, sin embargo, no resultaría del todo justa, en tanto parte de los servicios de salud depende de la federación y otra parte del estado, además de que las acciones propuestas desde el principio por muchos ayuntamientos han sido matizadas, limitadas y hasta descartadas por instrucciones estatales o federales. La dificultad para medir la actuación de las autoridades por niveles, sectores o hasta individuos en un episodio como el que atravesamos es mayúscula, los factores intervinientes (económicos, políticos, culturales, médicos) son demasiados e involucran a diversos sectores y niveles de gobierno. Queda claro, por ejemplo, que el secretario de Salud del estado no es responsable de la alta movilidad que tiene el estado; igual que a un médico del IMSS o ISSSTE no se les puede exigir respeto a protocolos locales si fueran diversos u opuestos a los federales que los rigen.

Una propuesta para evaluar las acciones de los gobiernos en temas complejos como la salud, la educación, la seguridad pública, sería un aporte urgente de la ciencia política, por lo pronto, los indicadores con que se cuenta evidencian el fracaso en los tres rubros en todo el país, si bien en algunos estados los problemas no son tan graves básicamente por las intervenciones precisas de los gobiernos locales (sean estatales o municipales). En suma pareciera que la acción de la federación podría homologar los fracasos y las intervenciones exitosas de los gobiernos locales paliarlos. En el caso de Morelos, el modelo se repite, pero dada la insuficiente o ineficiente intervención del gobierno estatal, las medidas paliativas no han resultado en éxitos sino en función de intervenciones municipales particulares. Mientras que, por sectores, Salud ha funcionado mal, pero ¿qué tal Economía?


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx