/ martes 7 de julio de 2020

Estamos solos… y divididos

El tema ahora es la reactivación económica, las pérdidas que el sector productivo estatal sufrió durante la cuarentena, y la mínima posibilidad de aportaciones federales, y reorientaciones presupuestales para enfrentar la crisis, hacen que el estado tenga que rascarse con sus propias uñas, lo que empeora si se valora la ruptura, aparentemente definitiva, entre los alcaldes de los municipios más poblados y el gobierno estatal al que no le perdonan haberlos dejado a su suerte durante tres meses de confinamiento obligado.

La reunión en que el gobernador, Cuauhtémoc Blanco, anunció el plan integral de reactivación económica (que no es más que la suma de todos los apoyos prometidos previamente), pretendía ser una suerte de reconciliación tácita con los alcaldes. El replanteamiento de cada uno de los programas de apoyo a los empresarios, insuficientes para salvar la economía, pero que ofrecen un respiro a los más agobiados microempresarios, suponía mostrar a los alcaldes y la opinión pública que el gobierno estatal no ha soltado el tema de la reactivación, y convocarlos a trabajar “juntos”. Funcionó poco, lo cierto es que Cuauhtémoc Blanco no tenía un anuncio qué hacer, pero tampoco pudo aprovechar la cancha para hacer un llamado a la unidad y terminó regañando a los alcaldes: "dejemos la crítica y el oportunismo político y trabajemos juntos para atraer inversión, reactivar económicamente al estado y sacar adelante al pueblo de Morelos, porque al final del día, para eso fuimos todos electos”.

Agustín Alonso, de Yautepec, llevaba el reclamo que condensa la posición de muchos, “nos han dejado solos”, Antonio Villalobos, de Cuernavaca, no estuvo ahí, Jesús Corona de Cuautla, se fue antes del término de la reunión, y Rafael Reyes, de Jiutepec, se disculpó y envió a su secretario de economía a enterarse. Así que trabajo político hoy tampoco hubo, y la presentación del programa se redujo significativamente en importancia grillesca, pero también se mantuvo bastante modesta en términos de los apoyos reanunciados, en tanto siguen siendo insuficientes bajo dos lógicas: primero, porque tratándose de créditos, aún a tasa muy baja, crean un compromiso para empresas que ya tienen enormes pasivos; y segundo, porque los montos de recursos susceptibles de crédito son mucho menores de las pérdidas que han reportado los empresarios de diversos rubros en Morelos.

No tranquiliza, por el contrario, inquieta mucho que el gobernador haya advertido: "ha llegado el momento de tomar el destino en nuestras manos. Ante las difíciles circunstancias de las finanzas federales que repercuten en las estatales y municipales debemos tomar decisiones a favor de nuestro estado". Sin diálogo, sin recursos suficientes, y con presiones sociales crecientes, el panorama luce extraordinariamente difícil para los gobiernos municipales quienes resultan el primer contacto de la población con la autoridad.

El manejo más político-electoral que sanitario y económico que las autoridades están dando a la crisis, amenaza con empeorar las cosas. Mientras, el diálogo sigue siendo el rehén, una apuesta muy riesgosa.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El tema ahora es la reactivación económica, las pérdidas que el sector productivo estatal sufrió durante la cuarentena, y la mínima posibilidad de aportaciones federales, y reorientaciones presupuestales para enfrentar la crisis, hacen que el estado tenga que rascarse con sus propias uñas, lo que empeora si se valora la ruptura, aparentemente definitiva, entre los alcaldes de los municipios más poblados y el gobierno estatal al que no le perdonan haberlos dejado a su suerte durante tres meses de confinamiento obligado.

La reunión en que el gobernador, Cuauhtémoc Blanco, anunció el plan integral de reactivación económica (que no es más que la suma de todos los apoyos prometidos previamente), pretendía ser una suerte de reconciliación tácita con los alcaldes. El replanteamiento de cada uno de los programas de apoyo a los empresarios, insuficientes para salvar la economía, pero que ofrecen un respiro a los más agobiados microempresarios, suponía mostrar a los alcaldes y la opinión pública que el gobierno estatal no ha soltado el tema de la reactivación, y convocarlos a trabajar “juntos”. Funcionó poco, lo cierto es que Cuauhtémoc Blanco no tenía un anuncio qué hacer, pero tampoco pudo aprovechar la cancha para hacer un llamado a la unidad y terminó regañando a los alcaldes: "dejemos la crítica y el oportunismo político y trabajemos juntos para atraer inversión, reactivar económicamente al estado y sacar adelante al pueblo de Morelos, porque al final del día, para eso fuimos todos electos”.

Agustín Alonso, de Yautepec, llevaba el reclamo que condensa la posición de muchos, “nos han dejado solos”, Antonio Villalobos, de Cuernavaca, no estuvo ahí, Jesús Corona de Cuautla, se fue antes del término de la reunión, y Rafael Reyes, de Jiutepec, se disculpó y envió a su secretario de economía a enterarse. Así que trabajo político hoy tampoco hubo, y la presentación del programa se redujo significativamente en importancia grillesca, pero también se mantuvo bastante modesta en términos de los apoyos reanunciados, en tanto siguen siendo insuficientes bajo dos lógicas: primero, porque tratándose de créditos, aún a tasa muy baja, crean un compromiso para empresas que ya tienen enormes pasivos; y segundo, porque los montos de recursos susceptibles de crédito son mucho menores de las pérdidas que han reportado los empresarios de diversos rubros en Morelos.

No tranquiliza, por el contrario, inquieta mucho que el gobernador haya advertido: "ha llegado el momento de tomar el destino en nuestras manos. Ante las difíciles circunstancias de las finanzas federales que repercuten en las estatales y municipales debemos tomar decisiones a favor de nuestro estado". Sin diálogo, sin recursos suficientes, y con presiones sociales crecientes, el panorama luce extraordinariamente difícil para los gobiernos municipales quienes resultan el primer contacto de la población con la autoridad.

El manejo más político-electoral que sanitario y económico que las autoridades están dando a la crisis, amenaza con empeorar las cosas. Mientras, el diálogo sigue siendo el rehén, una apuesta muy riesgosa.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx