/ lunes 16 de agosto de 2021

Estabilidad y crecimiento

De acuerdo con el estudio de Iván Mauricio Obando Camino de la obra de Harry Eckstein, concluye que, a pesar de ser formulada como una teoría la estabilidad democrática, basada en los patrones existentes a nivel gubernamental y social, con disparidades equilibradas, en realidad se erige como una teoría sobre el desempeño y congruencia de un sistema político y especialmente de su gobierno. Por tanto, la estabilidad gubernamental y democrática es consecuencia del desempeño y viabilidad gubernamental. No obstante, conviene advertir dos cosas: primero, que el desempeño y la viabilidad no significan necesariamente que se trate de un buen sistema político.

Y, segundo, que esta teoría enfrenta el reto de su validación definitiva.

En cuanto a su relación con las elecciones, para Eckstein, una democracia estable debía provenir de un gobierno genuinamente democrático. Por tanto, la competencia por el poder político, así como eventualmente el proceso de elaboración y adopción de las políticas públicas debían decidirse, básicamente, mediante el voto y las elecciones.

En los países en vías de consolidación democrática, hay que partir del hecho de que tienen un incipiente estado de derecho e instituciones débiles, particularmente en el orden electoral e incluso muchas veces éstas se encuentran en manos del Estado. La cultura política derivada de contextos autoritarios, antidemocráticos y discrecionales constituye el gran reto. Por tanto, el rol y las estrategias de las oposiciones en ese tipo de regímenes tendrá que estar orientada a construir no sólo la confianza en los procesos electorales, sino en las instituciones responsables de organización y arbitraje, trabajar el mejoramiento del diseño institucional para asegurar elecciones competitivas, libres, con órganos administrativos y judiciales imparciales e independientes.

Sin embargo, en las democracias en consolidación, es difícil esperar que los actores políticos y sociales implicados en la contienda electoral tengan una actitud cooperativa, generando escenarios de suma cero, en los que el que gana, lo gana todo, y el que pierde lo pierde todo.

Dirá Juan Linz que, se trata de reconocer al ganador único y, de acuerdo con la naturaleza jurídica y política del presidencialismo, regresamos a la época dorada del sistema político mexicano contemporáneo, especialmente cuando observamos que las elecciones no necesariamente derivan en mayor estabilidad política y en el aumento de una vigorosa democracia.

Por desgracia, como en la extensa temporada del régimen hegemónico, están de vuelta sus usos políticos y comunicativos, con unas oposiciones que, deben primero consolidar su identificación con la sociedad antes de dar el gran salto para crecer en términos electorales y, tenemos un presidente con comportamiento electoral digno del régimen cerrado de México, del siglo pasado. La estabilidad y el crecimiento tendrán también que ser tareas impulsadas desde el respeto a la constitución y a la sociedad organizada.


FB/LinkedIn: Daniel Adame Osorio.

TW: @Danieldao1

Instagram: danieladameosorio


De acuerdo con el estudio de Iván Mauricio Obando Camino de la obra de Harry Eckstein, concluye que, a pesar de ser formulada como una teoría la estabilidad democrática, basada en los patrones existentes a nivel gubernamental y social, con disparidades equilibradas, en realidad se erige como una teoría sobre el desempeño y congruencia de un sistema político y especialmente de su gobierno. Por tanto, la estabilidad gubernamental y democrática es consecuencia del desempeño y viabilidad gubernamental. No obstante, conviene advertir dos cosas: primero, que el desempeño y la viabilidad no significan necesariamente que se trate de un buen sistema político.

Y, segundo, que esta teoría enfrenta el reto de su validación definitiva.

En cuanto a su relación con las elecciones, para Eckstein, una democracia estable debía provenir de un gobierno genuinamente democrático. Por tanto, la competencia por el poder político, así como eventualmente el proceso de elaboración y adopción de las políticas públicas debían decidirse, básicamente, mediante el voto y las elecciones.

En los países en vías de consolidación democrática, hay que partir del hecho de que tienen un incipiente estado de derecho e instituciones débiles, particularmente en el orden electoral e incluso muchas veces éstas se encuentran en manos del Estado. La cultura política derivada de contextos autoritarios, antidemocráticos y discrecionales constituye el gran reto. Por tanto, el rol y las estrategias de las oposiciones en ese tipo de regímenes tendrá que estar orientada a construir no sólo la confianza en los procesos electorales, sino en las instituciones responsables de organización y arbitraje, trabajar el mejoramiento del diseño institucional para asegurar elecciones competitivas, libres, con órganos administrativos y judiciales imparciales e independientes.

Sin embargo, en las democracias en consolidación, es difícil esperar que los actores políticos y sociales implicados en la contienda electoral tengan una actitud cooperativa, generando escenarios de suma cero, en los que el que gana, lo gana todo, y el que pierde lo pierde todo.

Dirá Juan Linz que, se trata de reconocer al ganador único y, de acuerdo con la naturaleza jurídica y política del presidencialismo, regresamos a la época dorada del sistema político mexicano contemporáneo, especialmente cuando observamos que las elecciones no necesariamente derivan en mayor estabilidad política y en el aumento de una vigorosa democracia.

Por desgracia, como en la extensa temporada del régimen hegemónico, están de vuelta sus usos políticos y comunicativos, con unas oposiciones que, deben primero consolidar su identificación con la sociedad antes de dar el gran salto para crecer en términos electorales y, tenemos un presidente con comportamiento electoral digno del régimen cerrado de México, del siglo pasado. La estabilidad y el crecimiento tendrán también que ser tareas impulsadas desde el respeto a la constitución y a la sociedad organizada.


FB/LinkedIn: Daniel Adame Osorio.

TW: @Danieldao1

Instagram: danieladameosorio


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