/ martes 30 de noviembre de 2021

Esfuerzo de los migrantes potencia el avance del país

Los migrantes mexicanos que van a USA, procedentes principalmente de las regiones más marginadas del país, trabajan allá para poder enviar recursos a sus familias, y de tal modo fomentar la conservación del núcleo familiar, que siempre ha sido la base y la fuente de la cultura nacional.

El amor por la familia es un rasgo de todos los mexicanos, sobre todo de los más pobres. Y en el caso de los migrantes que prestan sus servicios en el extranjero, hay un acentuado apego al núcleo que los vio nacer, o del que forman parte, por el cual conservan gran afecto que se traduce en apoyo constante, periódico y solo limitado por los ingresos que obtiene cada trabajador en su fuente de empleo.

Contra todos los pronósticos, el flujo de las remesas que envían los migrantes mexicanos a sus familias ha venido aumentando de manera sostenida. En 2020, a pesar de la pandemia, el volumen de remesas rebasó los 40 mil millones de dólares (unos 800 mil millones de pesos) que se recibieron en México, y que mucho han contribuido a sostener el consumo popular, así como el equilibrio de las finanzas públicas y, sobre todo, a fomentar la cultura y tradiciones de las regiones mexicanas más pobres y marginales.

Pues bien: durante el presente año, las remesas de los migrantes ya superaron los 37 mil millones de dólares, y se estima que para el cierre de 2021 la cifra alcanzará los 51 mil 549 mdd (más de un billón de pesos) según cifras oficiales del Banco de México. Esto significa un ingreso esencial para las familias mexicanas que residen acá, quienes emplean tales recursos en ropa, alimentos, medicinas y pago de diversos servicios.

La comunidad mexicana residente en aquel país –procedente de las regiones más pobres--ha sido sensible al cambio de actitud del gobierno obradorista con sus familias; por recientes declaraciones de algunos residentes en USA, resalta que aprecian mucho que el gobierno federal ahora otorgue apoyos a sus parientes que permanecen en México. Y eso ha servido de estímulo para incrementar sus envíos de dinero. Están contentos por sus familias.

En contraste, los ingresos de divisas del país por otros conceptos disminuyeron durante el mismo periodo en los vitales rubros de exportaciones petroleras y turismo. En este punto, la pandemia sí logró impactar fuertemente esos renglones, por diversas razones. En el caso del petróleo, por la evidente caída de la producción y los servicios en todo el mundo, y en cuanto al turismo, por las restricciones a los viajes internacionales que han impuesto los países de origen de los turistas, principalmente USA y Canadá.

En otras palabras: las remesas de nuestros migrantes han pasado a constituir una parte esencial de todos los ingresos de divisas en México, lo cual configura una tendencia excepcionalmente fuerte. Aunque ya se dibujaba desde años atrás, se ha llegado a concretar un notable incremento de dichas aportaciones a la economía nacional, de manera que hoy el país obtiene la segunda aportación más importante de sus divisas a partir del trabajo de sus nacionales en el exterior.

Hay otra fuente de divisas que no se puede cuantificar tan puntualmente, pero sin embargo su presencia se hace sentir fuertemente en los circuitos financieros del país: son los ingresos que obtienen los grupos del crimen organizado, en especial de las drogas, por concepto de los pagos que perciben de sus clientes en el extranjero, y se introducen a las finanzas nacionales a través de diversos mecanismos como las casas de cambio, las cajas populares y los depósitos (generalmente pequeños pero múltiples) que se hacen en los bancos preferidos por los delincuentes.

Algunos economistas han calculado esos ingresos ilegales (que de todos modos se integran a la circulación financiera) en unos 30 mil millones de dólares al año. Aun así, los ingresos de divisas por las remesas (que por su origen y destino son plenamente legales) hoy superan con mucho los ingresos “sucios” que requieren pasar por los ingeniosos mecanismos de “lavandería” financiera del país.

Los hogares mexicanos beneficiados por las remesas son cerca de 2 millones. Si calculamos en 5 personas por familia, tenemos que las remesas cubren las necesidades más urgentes de unos 10 millones de personas. El promedio de las remesas es de 381 dólares por cada envío, y se hace a través de 11.5 millones de remisiones por año.

Hoy más que nunca, los migrantes mexicanos son héroes nacionales por su esfuerzo honrado, porque contribuyen de manera decisiva al equilibrio financiero del país, y por lo tanto a mantener la paz social.

Los ingresos anuales de divisas a México son:

  • Exportación de autos: 77 mil 660 millones de dólares.
  • Remesas de connacionales: 50 mil mdd.
  • Inversión Extranjera Directa (IED): 25 mil 868 mdd.
  • Exportación de agroalimentos: 12 mil 510 mdd.
  • Exportaciones petroleras: 6 mil mdd.
  • Turismo del extranjero: 2 mil mdd.

Los migrantes mexicanos que van a USA, procedentes principalmente de las regiones más marginadas del país, trabajan allá para poder enviar recursos a sus familias, y de tal modo fomentar la conservación del núcleo familiar, que siempre ha sido la base y la fuente de la cultura nacional.

El amor por la familia es un rasgo de todos los mexicanos, sobre todo de los más pobres. Y en el caso de los migrantes que prestan sus servicios en el extranjero, hay un acentuado apego al núcleo que los vio nacer, o del que forman parte, por el cual conservan gran afecto que se traduce en apoyo constante, periódico y solo limitado por los ingresos que obtiene cada trabajador en su fuente de empleo.

Contra todos los pronósticos, el flujo de las remesas que envían los migrantes mexicanos a sus familias ha venido aumentando de manera sostenida. En 2020, a pesar de la pandemia, el volumen de remesas rebasó los 40 mil millones de dólares (unos 800 mil millones de pesos) que se recibieron en México, y que mucho han contribuido a sostener el consumo popular, así como el equilibrio de las finanzas públicas y, sobre todo, a fomentar la cultura y tradiciones de las regiones mexicanas más pobres y marginales.

Pues bien: durante el presente año, las remesas de los migrantes ya superaron los 37 mil millones de dólares, y se estima que para el cierre de 2021 la cifra alcanzará los 51 mil 549 mdd (más de un billón de pesos) según cifras oficiales del Banco de México. Esto significa un ingreso esencial para las familias mexicanas que residen acá, quienes emplean tales recursos en ropa, alimentos, medicinas y pago de diversos servicios.

La comunidad mexicana residente en aquel país –procedente de las regiones más pobres--ha sido sensible al cambio de actitud del gobierno obradorista con sus familias; por recientes declaraciones de algunos residentes en USA, resalta que aprecian mucho que el gobierno federal ahora otorgue apoyos a sus parientes que permanecen en México. Y eso ha servido de estímulo para incrementar sus envíos de dinero. Están contentos por sus familias.

En contraste, los ingresos de divisas del país por otros conceptos disminuyeron durante el mismo periodo en los vitales rubros de exportaciones petroleras y turismo. En este punto, la pandemia sí logró impactar fuertemente esos renglones, por diversas razones. En el caso del petróleo, por la evidente caída de la producción y los servicios en todo el mundo, y en cuanto al turismo, por las restricciones a los viajes internacionales que han impuesto los países de origen de los turistas, principalmente USA y Canadá.

En otras palabras: las remesas de nuestros migrantes han pasado a constituir una parte esencial de todos los ingresos de divisas en México, lo cual configura una tendencia excepcionalmente fuerte. Aunque ya se dibujaba desde años atrás, se ha llegado a concretar un notable incremento de dichas aportaciones a la economía nacional, de manera que hoy el país obtiene la segunda aportación más importante de sus divisas a partir del trabajo de sus nacionales en el exterior.

Hay otra fuente de divisas que no se puede cuantificar tan puntualmente, pero sin embargo su presencia se hace sentir fuertemente en los circuitos financieros del país: son los ingresos que obtienen los grupos del crimen organizado, en especial de las drogas, por concepto de los pagos que perciben de sus clientes en el extranjero, y se introducen a las finanzas nacionales a través de diversos mecanismos como las casas de cambio, las cajas populares y los depósitos (generalmente pequeños pero múltiples) que se hacen en los bancos preferidos por los delincuentes.

Algunos economistas han calculado esos ingresos ilegales (que de todos modos se integran a la circulación financiera) en unos 30 mil millones de dólares al año. Aun así, los ingresos de divisas por las remesas (que por su origen y destino son plenamente legales) hoy superan con mucho los ingresos “sucios” que requieren pasar por los ingeniosos mecanismos de “lavandería” financiera del país.

Los hogares mexicanos beneficiados por las remesas son cerca de 2 millones. Si calculamos en 5 personas por familia, tenemos que las remesas cubren las necesidades más urgentes de unos 10 millones de personas. El promedio de las remesas es de 381 dólares por cada envío, y se hace a través de 11.5 millones de remisiones por año.

Hoy más que nunca, los migrantes mexicanos son héroes nacionales por su esfuerzo honrado, porque contribuyen de manera decisiva al equilibrio financiero del país, y por lo tanto a mantener la paz social.

Los ingresos anuales de divisas a México son:

  • Exportación de autos: 77 mil 660 millones de dólares.
  • Remesas de connacionales: 50 mil mdd.
  • Inversión Extranjera Directa (IED): 25 mil 868 mdd.
  • Exportación de agroalimentos: 12 mil 510 mdd.
  • Exportaciones petroleras: 6 mil mdd.
  • Turismo del extranjero: 2 mil mdd.