/ martes 8 de junio de 2021

Errores y el acuerdo que urge

A todos los candidatos, ganadores y perdedores en la contienda del domingo pasado en Morelos, les fallaron algunas cosas. Algunas de estas fallas no significaron gran cambio en los resultados finales (lo pueden decir quienes ganaron ampliamente en las urnas), pero todas implicaron la pérdida segura de algunos votos o la desconfianza y el alejamiento de algunos ciudadanos que prefirieron a otros o se abstuvieron de plano.

Por ejemplo, a Juan Carlos Valencia, en Cuautla, le fallaron el partido que lo postuló y los candidatos que se supone lo acompañaban en las diputaciones local y federal de la demarcación; a Jesús Corona Damián le falló el gobierno descuidado que ejerció durante dos años y medio; lo mismo podríamos decir de otros que buscaron reelecciones en ayuntamientos y a quienes les fue francamente mal, como Fernando Aguilar Palma y Francisco Villalobos Adán (a quien también, por cierto, le falló la estrategia para enfrentar el pleito con el gobierno del estado que tuvo desde el inicio de la contienda).

A los dos alcaldes que se reeligieron con amplio margen sobre sus adversarios, Rafael Reyes Reyes en Jiutepec y Juan Ángel Flores Bustamante en Jojutla, les falló presumir más su triunfo y empezar a esbozar una agenda de mayor alcance estatal (a final de cuentas, la reelección les pinta un futuro bastante promisorio que incluiría hasta pensar en ser candidatos a la gubernatura).

En Cuernavaca, Sergio Estrada Cajigal falló en presentarse como un proyecto a futuro y no un rescate del pasado y confiar en que Javier Bolaños tenía arrastre por sí mismo; a Jorge Argüelles Victorero le falló ser incapaz de romper con el gobernador Cuauhtémoc Blanco y establecer un lazo con la gente muy encabronada de la ciudad; a Jorge Arizmendi le falló el partido que lo postuló y que mucho antes de la contienda ya había bajado los brazos en señal de rendición; Cipriano Sotelo tampoco pudo con tan poco partido y tantos líos internos; y José Luis Urióstegui falló en desprenderse más de dos dirigencias de partidos que, a pesar de ser un candidato externo, lo mantuvieron en vigilancia permanente, “secuestrado” se figuran algunos.

En las diputaciones, a Alejandra Flores le costó mucho el desgaste de la legislatura actual y considerar que el candidato a vencer era Javier Bolaños (quien parece olvidó hacer campaña); y no Andy Gordillo (a quien le ha fallado presentarse como una opción seria para el legislativo); a Ángel Adame le puede costar el haber enfrentado a candidatos de bajo perfil, por lo que su campaña no le exigió hacer grandes aportes; y así, podríamos seguir sumando y enunciando las fallas y errores de cada una de las campañas, pero los resultados difícilmente cambiarían, aunque hay muchos candidatos que a estas alturas lo quisieran.

El mensaje de los electores ha sido claro. El estado no va como quisiéramos y resulta indispensable hacer cambios profundos en la gestión pública en municipios y Congreso; y en los controles que desde ellos se puede hacer de la acción del Ejecutivo estatal. Esto requiere la construcción de acuerdos de largo alcance entre múltiples fuerzas políticas que pueden, o no, incluir al grupo del gobernador Cuauhtémoc Blanco. Depende de él.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

A todos los candidatos, ganadores y perdedores en la contienda del domingo pasado en Morelos, les fallaron algunas cosas. Algunas de estas fallas no significaron gran cambio en los resultados finales (lo pueden decir quienes ganaron ampliamente en las urnas), pero todas implicaron la pérdida segura de algunos votos o la desconfianza y el alejamiento de algunos ciudadanos que prefirieron a otros o se abstuvieron de plano.

Por ejemplo, a Juan Carlos Valencia, en Cuautla, le fallaron el partido que lo postuló y los candidatos que se supone lo acompañaban en las diputaciones local y federal de la demarcación; a Jesús Corona Damián le falló el gobierno descuidado que ejerció durante dos años y medio; lo mismo podríamos decir de otros que buscaron reelecciones en ayuntamientos y a quienes les fue francamente mal, como Fernando Aguilar Palma y Francisco Villalobos Adán (a quien también, por cierto, le falló la estrategia para enfrentar el pleito con el gobierno del estado que tuvo desde el inicio de la contienda).

A los dos alcaldes que se reeligieron con amplio margen sobre sus adversarios, Rafael Reyes Reyes en Jiutepec y Juan Ángel Flores Bustamante en Jojutla, les falló presumir más su triunfo y empezar a esbozar una agenda de mayor alcance estatal (a final de cuentas, la reelección les pinta un futuro bastante promisorio que incluiría hasta pensar en ser candidatos a la gubernatura).

En Cuernavaca, Sergio Estrada Cajigal falló en presentarse como un proyecto a futuro y no un rescate del pasado y confiar en que Javier Bolaños tenía arrastre por sí mismo; a Jorge Argüelles Victorero le falló ser incapaz de romper con el gobernador Cuauhtémoc Blanco y establecer un lazo con la gente muy encabronada de la ciudad; a Jorge Arizmendi le falló el partido que lo postuló y que mucho antes de la contienda ya había bajado los brazos en señal de rendición; Cipriano Sotelo tampoco pudo con tan poco partido y tantos líos internos; y José Luis Urióstegui falló en desprenderse más de dos dirigencias de partidos que, a pesar de ser un candidato externo, lo mantuvieron en vigilancia permanente, “secuestrado” se figuran algunos.

En las diputaciones, a Alejandra Flores le costó mucho el desgaste de la legislatura actual y considerar que el candidato a vencer era Javier Bolaños (quien parece olvidó hacer campaña); y no Andy Gordillo (a quien le ha fallado presentarse como una opción seria para el legislativo); a Ángel Adame le puede costar el haber enfrentado a candidatos de bajo perfil, por lo que su campaña no le exigió hacer grandes aportes; y así, podríamos seguir sumando y enunciando las fallas y errores de cada una de las campañas, pero los resultados difícilmente cambiarían, aunque hay muchos candidatos que a estas alturas lo quisieran.

El mensaje de los electores ha sido claro. El estado no va como quisiéramos y resulta indispensable hacer cambios profundos en la gestión pública en municipios y Congreso; y en los controles que desde ellos se puede hacer de la acción del Ejecutivo estatal. Esto requiere la construcción de acuerdos de largo alcance entre múltiples fuerzas políticas que pueden, o no, incluir al grupo del gobernador Cuauhtémoc Blanco. Depende de él.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx