/ martes 9 de noviembre de 2021

Emergencia climática, ¿es posible una armonía entre sociedad y naturaleza?

¿Qué hacer para que los sistemas políticos reaccionen y tomen medidas ante el cambio climático?

Nuestro planeta vive una verdadera emergencia climática, enmarcada en una triple crisis que considera, también, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación.

Tenemos que dejar de ver esa emergencia como algo que “nos” pasa, y empezar a mirarla como algo que produce nuestra sociedad. En la pandemia, el coronavirus es el problema; pero en la emergencia climática, el problema somos nosotros.

No hay duda de que el calentamiento global se está produciendo por la acción humana; el envío a la atmósfera de gases de efecto invernadero que emite la combustión de elementos como el petróleo, el gas o el carbón.

El cambio climático es la crisis definitiva de nuestro tiempo y está ocurriendo aún más rápido de lo que temíamos; pero estoy segura de que los fenómenos climáticos extremos a los que estamos asistiendo deben servir para elevar la conciencia de los tomadores de decisiones a todos los niveles sobre la urgencia y seriedad de la situación en que está el planeta y sobre todo, el ser humano.

Somos nosotros quienes con nuestras actividades cotidianas estamos impulsando el clima extremo, y los eventos como olas de calor intensas, derretimiento de los glaciares, calentamiento y acidificación de los océanos, los cuales, son cada vez más frecuentes.

Aunado a todo lo anterior, el calentamiento global es una importante amenaza para la paz y la seguridad. Los efectos del cambio climático intensifican la competencia por recursos como la tierra, los alimentos y el agua, exacerbando las tensiones socioeconómicas y cada vez con mayor frecuencia, provocando desplazamientos masivos.

¿Cómo nos hacemos cargo de los desafíos ambientales? Seguimos enfrentando una pandemia implacable y requerimos de planes de recuperación económica fuertes. Sin embargo, esto no puede significar un retroceso en las luchas ambientales, todo lo contrario; el crecimiento tiene que ser verde, libre de emisiones y protector de la naturaleza.

Se requieren estrategias de largo plazo, pero igualmente hay medidas que deben implementarse desde ya. Una de ellas es la educación ambiental.

No hablamos solamente de hacer consultas, sino de un real involucramiento de las personas, y de las comunidades en los procesos de generación y elaboración de proyectos que puedan potencialmente impactar en sus vidas. Se deben fortalecer los procesos de participación ciudadana en el origen de las políticas públicas. Sabemos que, a mayor participación ciudadana, más baja es la probabilidad de que existan conflictos socio ambientales.

Ha llegado el momento de emprender acciones colectivas, está claro que no podemos seguir así, el cambio climático alcanza niveles irreversibles, causando más daños a nuestros ecosistemas, nuestra salud y lo más importante a nuestro desarrollo y bienestar.

Estoy segura que si los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los jóvenes trabajan juntos, podemos crear un futuro verde en el que haya menos sufrimiento y se restablezca la armonía entre las personas y el planeta.

Yo soy parte de las y los optimistas que creen que esta armonía sí es posible de alcanzar, ¿y tú?.

¿Qué hacer para que los sistemas políticos reaccionen y tomen medidas ante el cambio climático?

Nuestro planeta vive una verdadera emergencia climática, enmarcada en una triple crisis que considera, también, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación.

Tenemos que dejar de ver esa emergencia como algo que “nos” pasa, y empezar a mirarla como algo que produce nuestra sociedad. En la pandemia, el coronavirus es el problema; pero en la emergencia climática, el problema somos nosotros.

No hay duda de que el calentamiento global se está produciendo por la acción humana; el envío a la atmósfera de gases de efecto invernadero que emite la combustión de elementos como el petróleo, el gas o el carbón.

El cambio climático es la crisis definitiva de nuestro tiempo y está ocurriendo aún más rápido de lo que temíamos; pero estoy segura de que los fenómenos climáticos extremos a los que estamos asistiendo deben servir para elevar la conciencia de los tomadores de decisiones a todos los niveles sobre la urgencia y seriedad de la situación en que está el planeta y sobre todo, el ser humano.

Somos nosotros quienes con nuestras actividades cotidianas estamos impulsando el clima extremo, y los eventos como olas de calor intensas, derretimiento de los glaciares, calentamiento y acidificación de los océanos, los cuales, son cada vez más frecuentes.

Aunado a todo lo anterior, el calentamiento global es una importante amenaza para la paz y la seguridad. Los efectos del cambio climático intensifican la competencia por recursos como la tierra, los alimentos y el agua, exacerbando las tensiones socioeconómicas y cada vez con mayor frecuencia, provocando desplazamientos masivos.

¿Cómo nos hacemos cargo de los desafíos ambientales? Seguimos enfrentando una pandemia implacable y requerimos de planes de recuperación económica fuertes. Sin embargo, esto no puede significar un retroceso en las luchas ambientales, todo lo contrario; el crecimiento tiene que ser verde, libre de emisiones y protector de la naturaleza.

Se requieren estrategias de largo plazo, pero igualmente hay medidas que deben implementarse desde ya. Una de ellas es la educación ambiental.

No hablamos solamente de hacer consultas, sino de un real involucramiento de las personas, y de las comunidades en los procesos de generación y elaboración de proyectos que puedan potencialmente impactar en sus vidas. Se deben fortalecer los procesos de participación ciudadana en el origen de las políticas públicas. Sabemos que, a mayor participación ciudadana, más baja es la probabilidad de que existan conflictos socio ambientales.

Ha llegado el momento de emprender acciones colectivas, está claro que no podemos seguir así, el cambio climático alcanza niveles irreversibles, causando más daños a nuestros ecosistemas, nuestra salud y lo más importante a nuestro desarrollo y bienestar.

Estoy segura que si los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los jóvenes trabajan juntos, podemos crear un futuro verde en el que haya menos sufrimiento y se restablezca la armonía entre las personas y el planeta.

Yo soy parte de las y los optimistas que creen que esta armonía sí es posible de alcanzar, ¿y tú?.