/ jueves 17 de octubre de 2019

¡El vergonzoso lugar 32 en capacidades sociales!

Nos midieron, nos evaluaron y el resultado fue vergonzoso. De acuerdo con la última publicación del Índice Estatal de Capacidades para el Desarrollo Social (IDES) que publicó Gestión Social y Cooperación A.C. (GESOC), Morelos ocupa el lugar 32 en capacidades para el desarrollo social.

Bajo la categoría de “escaso”, en 2019 fuimos evaluados con el 49.12 por ciento. Quedamos muy alejados de Guanajuato (88.76%), Jalisco (87.52%) y Ciudad de México (81.92%). En el IDES 2018, Morelos todavía se ubicaba en el lugar 17 a nivel nacional con el estatus de nivel de implementación “básico”, es decir, justo a la mitad en la tipología de capacidades; pero lo más importante es que existía una ruta de trabajo sobre distintos rubros que iban a mejorar progresivamente nuestra calificación.

De poco sirvió el esfuerzo inicial que nos permitió avanzar casi 7 puntos porcentuales de 2016 a 2018, cuando pasamos del 50 al 56.73 por ciento. En los resultados 2019, el rubro de Planeación Programático-Presupuestal se calificó negativamente por la ausencia de programas y acciones en el presupuesto de egresos, la falta de varias reglas de operación de programas o acciones, la ausencia de definiciones de la población potencial, así como la falta de alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En el rubro de Gestión Eficiente, el problema se debió a que los programas no estaban en la estructura programática, ni identificados en la Cuenta Pública. En la dimensión de Monitoreo y Evaluación, se destacó la falta de publicación de indicadores de gestión y estratégicos, de padrones de beneficiarios y la ausencia de evaluaciones de procesos y de resultados. Se menciona que no hay enfoque de presupuesto basado en resultados (PbR), que no se usa la información de monitoreo y evaluación ni los resultados de los indicadores o evaluaciones en la definición presupuestal de los programas y acciones sociales.

En la categoría de Desarrollo Social Abierto y Participación Ciudadana, la falla radica en la ausencia de formatos de datos abiertos sobre indicadores, informes de seguimiento a los aspectos susceptibles de mejora, por la falta de evidencia de la contraloría social y de mecanismos de participación ciudadana. Otros aspectos que destacan es la ausencia de incentivos por resultados, la falta de información que permita la identificación de concurrencias o duplicidades y la falta de cuantificación de la población objetivo y atendida por los programas o acciones sociales.

Algo que debe quedar claro al usar el IDES es que a diferencia de otros instrumentos de medición, lo que se busca es identificar las “capacidades institucionales de las entidades federativas para la implementación de una política social efectiva, abierta y transparente”. En este sentido, la primera conclusión de este desfavorable resultado para Morelos es que la visión de desarrollo social que comenzó a construirse desde finales del año 2012 no logró sostenerse.

El sistema estatal de planeación para el desarrollo social se construyó a partir de leyes, normas, procedimientos y actores clave que debían coordinarse para generar un nuevo modelo de desarrollo social en Morelos, el cual era prácticamente inercial y en muchos rubros inexistente previo al 2012.

Inexplicablemente se aprecia también que varios de los rubros donde se tuvieron indicadores negativos pudieron documentarse favorablemente para Morelos, pero desconozco si los funcionarios con los que GESOC sostuvo el intercambio de información contaban con el nivel de conocimiento necesario sobre el funcionamiento del sistema estatal. De cualquier forma, lo que nos demuestra el IDES 2019 es una evidente parálisis institucional, más no la ausencia de capacidades. Esas se construyeron y ahí siguen los instrumentos o herramientas necesarias para ejercer y desarrollar las capacidades.

Entre 2016 y 2018, se logró un avance importante (y se alcanzaron varios reconocimientos nacionales) por el diseño y la gestión que tenía la política social en Morelos. Como lo hemos comentado en otros momentos, es posible que los efectos del sismo del 2017 y el proceso electoral de 2018 hayan sido causantes de la orientación de las capacidades a otras prioridades distintas al desarrollo social.

Más allá de lo anterior, lo que realmente preocupa es la perspectiva de futuro que tiene la política social en Morelos debido a las precarias condiciones institucionales prevalecientes.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

Nos midieron, nos evaluaron y el resultado fue vergonzoso. De acuerdo con la última publicación del Índice Estatal de Capacidades para el Desarrollo Social (IDES) que publicó Gestión Social y Cooperación A.C. (GESOC), Morelos ocupa el lugar 32 en capacidades para el desarrollo social.

Bajo la categoría de “escaso”, en 2019 fuimos evaluados con el 49.12 por ciento. Quedamos muy alejados de Guanajuato (88.76%), Jalisco (87.52%) y Ciudad de México (81.92%). En el IDES 2018, Morelos todavía se ubicaba en el lugar 17 a nivel nacional con el estatus de nivel de implementación “básico”, es decir, justo a la mitad en la tipología de capacidades; pero lo más importante es que existía una ruta de trabajo sobre distintos rubros que iban a mejorar progresivamente nuestra calificación.

De poco sirvió el esfuerzo inicial que nos permitió avanzar casi 7 puntos porcentuales de 2016 a 2018, cuando pasamos del 50 al 56.73 por ciento. En los resultados 2019, el rubro de Planeación Programático-Presupuestal se calificó negativamente por la ausencia de programas y acciones en el presupuesto de egresos, la falta de varias reglas de operación de programas o acciones, la ausencia de definiciones de la población potencial, así como la falta de alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En el rubro de Gestión Eficiente, el problema se debió a que los programas no estaban en la estructura programática, ni identificados en la Cuenta Pública. En la dimensión de Monitoreo y Evaluación, se destacó la falta de publicación de indicadores de gestión y estratégicos, de padrones de beneficiarios y la ausencia de evaluaciones de procesos y de resultados. Se menciona que no hay enfoque de presupuesto basado en resultados (PbR), que no se usa la información de monitoreo y evaluación ni los resultados de los indicadores o evaluaciones en la definición presupuestal de los programas y acciones sociales.

En la categoría de Desarrollo Social Abierto y Participación Ciudadana, la falla radica en la ausencia de formatos de datos abiertos sobre indicadores, informes de seguimiento a los aspectos susceptibles de mejora, por la falta de evidencia de la contraloría social y de mecanismos de participación ciudadana. Otros aspectos que destacan es la ausencia de incentivos por resultados, la falta de información que permita la identificación de concurrencias o duplicidades y la falta de cuantificación de la población objetivo y atendida por los programas o acciones sociales.

Algo que debe quedar claro al usar el IDES es que a diferencia de otros instrumentos de medición, lo que se busca es identificar las “capacidades institucionales de las entidades federativas para la implementación de una política social efectiva, abierta y transparente”. En este sentido, la primera conclusión de este desfavorable resultado para Morelos es que la visión de desarrollo social que comenzó a construirse desde finales del año 2012 no logró sostenerse.

El sistema estatal de planeación para el desarrollo social se construyó a partir de leyes, normas, procedimientos y actores clave que debían coordinarse para generar un nuevo modelo de desarrollo social en Morelos, el cual era prácticamente inercial y en muchos rubros inexistente previo al 2012.

Inexplicablemente se aprecia también que varios de los rubros donde se tuvieron indicadores negativos pudieron documentarse favorablemente para Morelos, pero desconozco si los funcionarios con los que GESOC sostuvo el intercambio de información contaban con el nivel de conocimiento necesario sobre el funcionamiento del sistema estatal. De cualquier forma, lo que nos demuestra el IDES 2019 es una evidente parálisis institucional, más no la ausencia de capacidades. Esas se construyeron y ahí siguen los instrumentos o herramientas necesarias para ejercer y desarrollar las capacidades.

Entre 2016 y 2018, se logró un avance importante (y se alcanzaron varios reconocimientos nacionales) por el diseño y la gestión que tenía la política social en Morelos. Como lo hemos comentado en otros momentos, es posible que los efectos del sismo del 2017 y el proceso electoral de 2018 hayan sido causantes de la orientación de las capacidades a otras prioridades distintas al desarrollo social.

Más allá de lo anterior, lo que realmente preocupa es la perspectiva de futuro que tiene la política social en Morelos debido a las precarias condiciones institucionales prevalecientes.


Twitter / Facebook: @CzarArenas

ÚLTIMASCOLUMNAS