/ jueves 27 de septiembre de 2018

El sello

A unos días de concluir el primer gobierno estatal emanado de la coalición de partidos de izquierda (PRD, MC y PT), nunca olvidaré aquel 15 de septiembre de 2013, cuando el himno nacional retumbaba con fuerza en las paredes del edificio del palacio de gobierno o casa Morelos.

Para aquellos que habían luchado desde la izquierda partidaria y las organizaciones sociales desde muchos años atrás, ese patriótico momento hizo desbordar las emociones de muy pocos funcionarios que sí entendían lo difícil que había sido alcanzar ese momento. No era el saberse ganadores de una reciente batalla electoral, sino de un proyecto de izquierda que habían imaginado desde los años noventa o, incluso, desde la rebeldía de su juventud.

Si la izquierda era moderada o con inclinación a la derecha, eso ya no tiene caso analizar en este espacio; aunque esta característica explica en buena medida el sello de la administración en la que tuve oportunidad de participar durante una etapa del sexenio que ahora se acaba.

En mi paso conocí a muchos servidores públicos con formaciones académicas, experiencias profesionales e ideologías políticas distintas. Aprendí de ellos y agradezco el que me hubieran compartido su visión y profesionalismo cuando me tocó ejecutar con compromiso y responsabilidad las políticas públicas a favor de nuestro estado. Tuve la oportunidad de trabajar en coordinación con gran parte del gabinete durante la estrategia de combate a la pobreza y sin duda, su colaboración fue fundamental para avanzar en aquel reto.

Los hechos se encargarán de asignarle su lugar en la historia política de Morelos al gobierno de la nueva visión o la visión Morelos. Su sello fue construido desde el primer momento, con cada paso y decisión tomada, acertada o no. Algunas cosas han sido mediáticamente más importantes que otras, pero sin duda debo reconocer que durante seis años la gran mayoría trabajó desde sus trincheras en la construcción de un nuevo diseño institucional y en la modernización de las prácticas administrativas, porque creíamos que era necesario para apuntalar el desarrollo general del estado. Logros y reconocimientos públicos quedan ahí para la historia.

No era sencillo hacer coincidir las dinámicas y objetivos de los gobiernos federal y municipal. El próximo gobierno del estado debe tener una enorme capacidad para construir y generar procesos interinstitucionales incluyentes, participativos y transparentes en el diseño, planeación, ejecución y evaluación de las políticas públicas con el acompañamiento de la gente. En la actualidad, ya no debería haber espacio para el ejercicio de políticas públicas descoordinadas, desvinculadas o construidas sin la participación ciudadana.

Para quienes creemos que el trabajo realizado se tradujo en avance de varios de los indicadores socio económicos y en elevar la calidad de vida de las personas, el cambio de gobierno y la próxima toma de posesión de nuevos funcionarios debe entenderse como un nuevo llamado al estudio, a la crítica constructiva y fundamentalmente a la acción, con la finalidad de proponer, coadyuvar y luchar hacia la mejora continua de nuestro estado.

Ante la actual circunstancia y luego de 17 meses de haberme separado de mis funciones como Subsecretario de Desarrollo Social, aprovecho este momento para agradecer con profundo cariño y respeto a la admirable mujer que me dio la oportunidad de participar en el gobierno cuyo ejercicio fenece esta semana; agradezco a quienes me apoyaron y confiaron en mí durante el ejercicio de mis funciones y a los compañeros con los que trabajé, porque gracias a todos ellos pude imprimir mi propio sello durante la etapa que me tocó colaboraren la administración pública estatal.

A unos días de concluir el primer gobierno estatal emanado de la coalición de partidos de izquierda (PRD, MC y PT), nunca olvidaré aquel 15 de septiembre de 2013, cuando el himno nacional retumbaba con fuerza en las paredes del edificio del palacio de gobierno o casa Morelos.

Para aquellos que habían luchado desde la izquierda partidaria y las organizaciones sociales desde muchos años atrás, ese patriótico momento hizo desbordar las emociones de muy pocos funcionarios que sí entendían lo difícil que había sido alcanzar ese momento. No era el saberse ganadores de una reciente batalla electoral, sino de un proyecto de izquierda que habían imaginado desde los años noventa o, incluso, desde la rebeldía de su juventud.

Si la izquierda era moderada o con inclinación a la derecha, eso ya no tiene caso analizar en este espacio; aunque esta característica explica en buena medida el sello de la administración en la que tuve oportunidad de participar durante una etapa del sexenio que ahora se acaba.

En mi paso conocí a muchos servidores públicos con formaciones académicas, experiencias profesionales e ideologías políticas distintas. Aprendí de ellos y agradezco el que me hubieran compartido su visión y profesionalismo cuando me tocó ejecutar con compromiso y responsabilidad las políticas públicas a favor de nuestro estado. Tuve la oportunidad de trabajar en coordinación con gran parte del gabinete durante la estrategia de combate a la pobreza y sin duda, su colaboración fue fundamental para avanzar en aquel reto.

Los hechos se encargarán de asignarle su lugar en la historia política de Morelos al gobierno de la nueva visión o la visión Morelos. Su sello fue construido desde el primer momento, con cada paso y decisión tomada, acertada o no. Algunas cosas han sido mediáticamente más importantes que otras, pero sin duda debo reconocer que durante seis años la gran mayoría trabajó desde sus trincheras en la construcción de un nuevo diseño institucional y en la modernización de las prácticas administrativas, porque creíamos que era necesario para apuntalar el desarrollo general del estado. Logros y reconocimientos públicos quedan ahí para la historia.

No era sencillo hacer coincidir las dinámicas y objetivos de los gobiernos federal y municipal. El próximo gobierno del estado debe tener una enorme capacidad para construir y generar procesos interinstitucionales incluyentes, participativos y transparentes en el diseño, planeación, ejecución y evaluación de las políticas públicas con el acompañamiento de la gente. En la actualidad, ya no debería haber espacio para el ejercicio de políticas públicas descoordinadas, desvinculadas o construidas sin la participación ciudadana.

Para quienes creemos que el trabajo realizado se tradujo en avance de varios de los indicadores socio económicos y en elevar la calidad de vida de las personas, el cambio de gobierno y la próxima toma de posesión de nuevos funcionarios debe entenderse como un nuevo llamado al estudio, a la crítica constructiva y fundamentalmente a la acción, con la finalidad de proponer, coadyuvar y luchar hacia la mejora continua de nuestro estado.

Ante la actual circunstancia y luego de 17 meses de haberme separado de mis funciones como Subsecretario de Desarrollo Social, aprovecho este momento para agradecer con profundo cariño y respeto a la admirable mujer que me dio la oportunidad de participar en el gobierno cuyo ejercicio fenece esta semana; agradezco a quienes me apoyaron y confiaron en mí durante el ejercicio de mis funciones y a los compañeros con los que trabajé, porque gracias a todos ellos pude imprimir mi propio sello durante la etapa que me tocó colaboraren la administración pública estatal.

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