/ martes 21 de enero de 2020

El premio mayor y la infame ocurrencia

El año inició de forma compleja en el panorama político tanto nacional como internacional, la inseguridad en niveles escalofriantes a todo lo largo y ancho de nuestro territorio, el aval por parte del Senado

Estadounidense al T-MEC dejando pendiente a Canadá para lo cual Jesús Seade y Juan José Gómez Camacho tendrán que hacer su tarea, no olvidando que 2020 pinta sin grandes expectativas para el crecimiento económico y la incertidumbre que ha traído el INSABI ante falta de información clara o mínimas reglas de operación en un tema tan delicado como es la salud pública y que corre peligro de politizarse por las posturas de algunos gobernadores y el gobierno federal que no logran acuerdos.

Pues bien, aún con la evidente importancia que todos los temas mencionados tienen para el diario acontecer en nuestro país, no ha sido suficiente para acaparar los proyectores y la atención popular, el tema que ocupó ese lugar fue la venta del avión presidencial, que dicho sea de paso debe tener ya el record nacional de producción de memes y todo se debe a una de las posibles soluciones mencionadas por el presidente en su mañanera, las opciones fueron mencionadas una a una sin causar grandes reacciones entre los presentes hasta que se mencionó el quinto y último planteamiento: Una rifa, de a 500 pesos el cachito, que le daría la oportunidad a cualquier mortal de convertirse de la noche a la mañana en el flamante dueño del “José María Morelos y Pavón” un flamante Boeing 787-8 de 57 metros de longitud dividido en 4 fastuosas secciones interiores y con una capacidad para 80 pasajeros lujosamente instalados para un aristocrático viaje, la propuesta parecía ser una más de las bromas con las que el Presidente suele amenizar las largas conferencias matutinas y de hecho arrancó discretas risas entre un sector de los asistentes, pero AMLO inmediatamente se apresuró a explicar su planteamiento, no, no era broma, el presidente realmente estaba considerando la rifa billetera del avión presidencial, lo anterior desató una serie de críticas y un gran revuelo en las redes sociales que puso de manifiesto dos cosas, la primera el famoso y tradicional ingenio humorístico de los mexicanos y la segunda la enorme dificultad que representa vender uno de los más grandes íconos a la insensibilidad y el dispendio de quienes se supone debieron gobernar comprometidos con el pueblo.

El costoso mantenimiento y escasa utilidad que se le puede sacar a un avión de este tipo hace que muy pocos, por no decir nadie, esté interesado en adquirirlo al parecer ni en la mitad de su precio original.

De todas las estrategias de venta, la más criticada por obvias razones fue la del sorteo, de instrumentación compleja y hasta descabellada, sin embargo a López Obrador eso no le quita el sueño, ríe con los memes e incluso parece ser la solución que más pudiera agradarle, quiere vender el avión no por lo que vale, ni porque necesite ese dinero contrario a lo que creen los que hablan de una medida desesperada, lo vende por lo que representa hacerlo, por poner en cara de simpatizantes y detractores que es distinto a los que le precedieron, “El Avión que no tenía ni Obama” fue parte del discurso empleado para llegar a donde está.

“El Palacio Volador” vuelve a ser hoy tema en foros periodísticos, redes y en el café diario, en caso de concretarse lo que pocos creen pero muchos desean, la rifa se dijo se llevaría a cabo en el último mes de Diciembre, para entonces el maestro de la comunicación habrá obtenido una publicidad gratuita de un año y un capital político importante poniendo en primer plano la pregonada austeridad de la 4T, sin duda ese es su objetivo y será su “premio mayor” mientras por otro lado quedará evidenciada la infame ocurrencia que significó la compra de una aeronave faraónica en un país en donde 7 de cada 10 de sus habitantes nunca han subido a un Avión, eso es lo verdaderamente ridículo y aberrante de esta historieta.


Twiiter: @michelleonofre

El año inició de forma compleja en el panorama político tanto nacional como internacional, la inseguridad en niveles escalofriantes a todo lo largo y ancho de nuestro territorio, el aval por parte del Senado

Estadounidense al T-MEC dejando pendiente a Canadá para lo cual Jesús Seade y Juan José Gómez Camacho tendrán que hacer su tarea, no olvidando que 2020 pinta sin grandes expectativas para el crecimiento económico y la incertidumbre que ha traído el INSABI ante falta de información clara o mínimas reglas de operación en un tema tan delicado como es la salud pública y que corre peligro de politizarse por las posturas de algunos gobernadores y el gobierno federal que no logran acuerdos.

Pues bien, aún con la evidente importancia que todos los temas mencionados tienen para el diario acontecer en nuestro país, no ha sido suficiente para acaparar los proyectores y la atención popular, el tema que ocupó ese lugar fue la venta del avión presidencial, que dicho sea de paso debe tener ya el record nacional de producción de memes y todo se debe a una de las posibles soluciones mencionadas por el presidente en su mañanera, las opciones fueron mencionadas una a una sin causar grandes reacciones entre los presentes hasta que se mencionó el quinto y último planteamiento: Una rifa, de a 500 pesos el cachito, que le daría la oportunidad a cualquier mortal de convertirse de la noche a la mañana en el flamante dueño del “José María Morelos y Pavón” un flamante Boeing 787-8 de 57 metros de longitud dividido en 4 fastuosas secciones interiores y con una capacidad para 80 pasajeros lujosamente instalados para un aristocrático viaje, la propuesta parecía ser una más de las bromas con las que el Presidente suele amenizar las largas conferencias matutinas y de hecho arrancó discretas risas entre un sector de los asistentes, pero AMLO inmediatamente se apresuró a explicar su planteamiento, no, no era broma, el presidente realmente estaba considerando la rifa billetera del avión presidencial, lo anterior desató una serie de críticas y un gran revuelo en las redes sociales que puso de manifiesto dos cosas, la primera el famoso y tradicional ingenio humorístico de los mexicanos y la segunda la enorme dificultad que representa vender uno de los más grandes íconos a la insensibilidad y el dispendio de quienes se supone debieron gobernar comprometidos con el pueblo.

El costoso mantenimiento y escasa utilidad que se le puede sacar a un avión de este tipo hace que muy pocos, por no decir nadie, esté interesado en adquirirlo al parecer ni en la mitad de su precio original.

De todas las estrategias de venta, la más criticada por obvias razones fue la del sorteo, de instrumentación compleja y hasta descabellada, sin embargo a López Obrador eso no le quita el sueño, ríe con los memes e incluso parece ser la solución que más pudiera agradarle, quiere vender el avión no por lo que vale, ni porque necesite ese dinero contrario a lo que creen los que hablan de una medida desesperada, lo vende por lo que representa hacerlo, por poner en cara de simpatizantes y detractores que es distinto a los que le precedieron, “El Avión que no tenía ni Obama” fue parte del discurso empleado para llegar a donde está.

“El Palacio Volador” vuelve a ser hoy tema en foros periodísticos, redes y en el café diario, en caso de concretarse lo que pocos creen pero muchos desean, la rifa se dijo se llevaría a cabo en el último mes de Diciembre, para entonces el maestro de la comunicación habrá obtenido una publicidad gratuita de un año y un capital político importante poniendo en primer plano la pregonada austeridad de la 4T, sin duda ese es su objetivo y será su “premio mayor” mientras por otro lado quedará evidenciada la infame ocurrencia que significó la compra de una aeronave faraónica en un país en donde 7 de cada 10 de sus habitantes nunca han subido a un Avión, eso es lo verdaderamente ridículo y aberrante de esta historieta.


Twiiter: @michelleonofre