/ miércoles 24 de julio de 2019

El PES de Cuauhtémoc

Extraña escuchar y leer a gente sorprendida y hasta indignada por el nombramiento de Jorge Argüelles como dirigente del PES, partido que tiene relevancia en tanto es el que convirtió a Cuauhtémoc Blanco en candidato, y le facilitó la vía para ser hoy gobernador del estado, es decir, es el partido en el gobierno.

Sin estructura y sin presencia en el estado, el PES era de Cuauhtémoc Blanco desde antes que se construyera la decisión de gabinete para convertir al diputado federal Argüelles, un ex priista a quien se ha ligado con Manlio Fabio Beltrones, y que se ganó rápidamente la confianza de del gobernador Blanco, y el jefe de la oficina de la gubernatura, José Manuel Sanz, para presidir la oficina de campaña que a final de cuentas es el partido ahora sólo con registro local.

Habíamos escrito ya en este espacio que el hoy gobernador llevó a Encuentro Social, a obtener el 10 por ciento de los votos en la elección pasada, mientras que los candidatos del PES como tal, lograron menos del 5 por ciento en la elección para diputados, lo que evidencia la fuerza que por sí mismo les dio la figura de Cuauhtémoc Blanco y con la que no fue difícil imponerse en la elección del fin de semana. Fue como si una locomotora arrollara a un triciclo.

Sobre la asamblea y la legalidad de la misma habrán de pronunciarse los tribunales electorales, mientras tanto, Cuauhtémoc Blanco tiene lo que le había hecho falta desde su incursión en la política, un partido que le respaldará y con el que podrá participar en el diseño de una estrategia electoral viable, por lo menos para la segunda parte de su mandato. En efecto, la dirección del partido le permitirá al equipo compacto del gobernador tomar decisiones en materia de candidaturas para el legislativo y las principales alcaldías, negociar coaliciones con otros partidos o asociarse con grupos políticos que hoy se encuentran en la orfandad presupuestal pero que se han acercado al gobernador y su equipo, algunos panistas y ex panistas, otros priistas y ex priistas y poca, muy poca gente de izquierda. Y aunque la alianza entre Morena, PT y PES que se construyó para convertirse en la gran triunfadora electoral en el estado no está totalmente descartada, lo cierto es que las relaciones se han enfriado enormemente por múltiples factores, el principal de ellos, haber conseguido todos sus objetivos electorales.

Los obstáculos para coaligarse con Morena, para el PES, están primero en el partido del presidente López Obrador. Los morenistas de Morelos parecen aún resentidos por habérseles negado el acceso a cargos en el gabinete de Blanco Bravo a los que pensaban tendrían derecho como parte de la coalición electoral (a lo mejor debieron pensar en firmar un convenio para gobierno de coalición también, pero probablemente pensaron, como muchos de los adversarios de Blanco Bravo, que no ganaría la elección). Además, la influencia de Rabindranath Salazar Solorio, adversario político real del hoy gobernador, sobre Morena y su dirigencia estatal vuelve muy complicado negociar con quienes, desde el gobierno, se sienten posicionados para lograr triunfos electorales por sí mismos. En el PT las cosas no están mejor, el distanciamiento entre la dirigente estatal, Tania Valentina Rodríguez, y el gabinete de Blanco es público y también lo es el hecho de que la toma de decisiones en el partido de tendencias maoístas corresponde a su dirigente y diputada. El cálculo de Morena y PT es que pueden lograr posiciones que les signifiquen algún crecimiento electoral por sí solos.

La ventaja de Cuauhtémoc es que ha podido hacerse de aliados incluso entre quienes sepultó electoralmente quienes le han significado, por lo menos, tener espacios de negociación en el Congreso del Estado más allá de la escasa operación de la fracción del PES. Esa es su fuerza actual y en ella parece fundarse la estrategia de Blanco.

Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Extraña escuchar y leer a gente sorprendida y hasta indignada por el nombramiento de Jorge Argüelles como dirigente del PES, partido que tiene relevancia en tanto es el que convirtió a Cuauhtémoc Blanco en candidato, y le facilitó la vía para ser hoy gobernador del estado, es decir, es el partido en el gobierno.

Sin estructura y sin presencia en el estado, el PES era de Cuauhtémoc Blanco desde antes que se construyera la decisión de gabinete para convertir al diputado federal Argüelles, un ex priista a quien se ha ligado con Manlio Fabio Beltrones, y que se ganó rápidamente la confianza de del gobernador Blanco, y el jefe de la oficina de la gubernatura, José Manuel Sanz, para presidir la oficina de campaña que a final de cuentas es el partido ahora sólo con registro local.

Habíamos escrito ya en este espacio que el hoy gobernador llevó a Encuentro Social, a obtener el 10 por ciento de los votos en la elección pasada, mientras que los candidatos del PES como tal, lograron menos del 5 por ciento en la elección para diputados, lo que evidencia la fuerza que por sí mismo les dio la figura de Cuauhtémoc Blanco y con la que no fue difícil imponerse en la elección del fin de semana. Fue como si una locomotora arrollara a un triciclo.

Sobre la asamblea y la legalidad de la misma habrán de pronunciarse los tribunales electorales, mientras tanto, Cuauhtémoc Blanco tiene lo que le había hecho falta desde su incursión en la política, un partido que le respaldará y con el que podrá participar en el diseño de una estrategia electoral viable, por lo menos para la segunda parte de su mandato. En efecto, la dirección del partido le permitirá al equipo compacto del gobernador tomar decisiones en materia de candidaturas para el legislativo y las principales alcaldías, negociar coaliciones con otros partidos o asociarse con grupos políticos que hoy se encuentran en la orfandad presupuestal pero que se han acercado al gobernador y su equipo, algunos panistas y ex panistas, otros priistas y ex priistas y poca, muy poca gente de izquierda. Y aunque la alianza entre Morena, PT y PES que se construyó para convertirse en la gran triunfadora electoral en el estado no está totalmente descartada, lo cierto es que las relaciones se han enfriado enormemente por múltiples factores, el principal de ellos, haber conseguido todos sus objetivos electorales.

Los obstáculos para coaligarse con Morena, para el PES, están primero en el partido del presidente López Obrador. Los morenistas de Morelos parecen aún resentidos por habérseles negado el acceso a cargos en el gabinete de Blanco Bravo a los que pensaban tendrían derecho como parte de la coalición electoral (a lo mejor debieron pensar en firmar un convenio para gobierno de coalición también, pero probablemente pensaron, como muchos de los adversarios de Blanco Bravo, que no ganaría la elección). Además, la influencia de Rabindranath Salazar Solorio, adversario político real del hoy gobernador, sobre Morena y su dirigencia estatal vuelve muy complicado negociar con quienes, desde el gobierno, se sienten posicionados para lograr triunfos electorales por sí mismos. En el PT las cosas no están mejor, el distanciamiento entre la dirigente estatal, Tania Valentina Rodríguez, y el gabinete de Blanco es público y también lo es el hecho de que la toma de decisiones en el partido de tendencias maoístas corresponde a su dirigente y diputada. El cálculo de Morena y PT es que pueden lograr posiciones que les signifiquen algún crecimiento electoral por sí solos.

La ventaja de Cuauhtémoc es que ha podido hacerse de aliados incluso entre quienes sepultó electoralmente quienes le han significado, por lo menos, tener espacios de negociación en el Congreso del Estado más allá de la escasa operación de la fracción del PES. Esa es su fuerza actual y en ella parece fundarse la estrategia de Blanco.

Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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