/ martes 24 de mayo de 2022

El pecado original

Es costumbre de oponentes utilizar el pasado priista del Presidente (O de cualquier político) para tratar de descalificar. Trayectorias, argumentos o intenciones son “invalidadas” por el simple hecho de tener como origen el partido tricolor.

Tomando en cuenta la binaria historia partidista de nuestro país, resulta poco probable provenir de corrientes distintas, el PRI fue fundado en 1929 por Plutarco Elías Calles y tan sólo diez años después ya compartía escena con el PAN de Gómez Morín , formando una suerte de duopolio político y rodeados durante décadas de partidos “satélite” o “rémoras”.

López Obrador mantuvo fuertes diferencias ideológicas con su partido de origen, las cuales fueron conocidas desde la década de los 80, cuando incluso llegó a ser señalado de tener simpatías y coincidencias con el PSUM y de imprimir orientaciones políticas a los cuadros priistas en los municipios tabasqueños, sin embargo cuando debe ser denostado, únicamente se hace referencia a su nido partidista.

El mismo líder y propietario de MC Dante Delgado, tiene de igual manera al revolucionario institucional como génesis y forma parte de una enorme pléyade de políticos que “evolucionaron” hasta colocarse en su actualidad ideológica o de simples intereses.

La involución también se hace presente, el PAN y el PRD podrían ser un claro ejemplo, distanciados, enemistados o hermanados con el PRI en muchos puntos de la historia, hoy son oficialmente “uno mismo” en un bloque amorfo pero compacto, amasijo de ideologías distintas pero con objetivo común: Quitar a MORENA del poder, el fenómeno resulta hasta hoy de efectividad cuestionable, ni el PAN y mucho menos el PRI han recuperado el terreno perdido en 2018, en junio dos bastiones tricolores podrían ser tomados por el partido en el poder, en Oaxaca Murat parece entregar la plaza a MORENA y elogia al corredor interoceánico, una de las obras insignia de la 4T, mientras el candidato del PRI-PRD, Alejandro Avilés, arría bandera faltando a la firma del “Pacto por la Primera Infancia”, todo eso cuando en Hidalgo, Carolina Viggiano no levanta vuelo y menos con el lastre de los dichos de su cuñado, el “ilustre priista” Humberto Moreira.

La hegemonía de 80 años se esfumó, Alejandro Moreno podría pasar a la historia como el sepulturero del PRI, los recientes “audioescándalos” en los que se ha visto involucrado revelan algo que todos sospechábamos, la continuidad de un PRI decadente, sin rumbo y asido a sus viejos vicios, con supuesta extorsión a proveedores y el pase de charola a Cinépolis, Alito en 4 años de liderazgo que concluirán en 2023, habrá perdido (si los pronósticos se abrazan a los resultados) todos los rincones donde su partido aún respira, con una errónea lectura política y con una febril y falaz aspiración de ser el abanderado en 2024 por “Va por México” el actual líder del PRI estará en peligro de perder toda presencia priista a nivel de entidades federativas, después de haber recibido 14 estados gobernados por su partido al inicio de su cargo.

Se ha dejado de convertir en oro todo lo que el octogenario partido tocaba, hoy representa un oprobio pertenecer o haber pertenecido al revolucionario institucional, ya nadie se traga lo del “nuevo PRI” sin embargo se sigue utilizando por la sencilla razón de que los argumentos se agotaron.

Cuando el Partido que vio la luz con el emblemático nombre de Partido Nacional Revolucionario, llegue moribundo a la antesala de las elecciones federales en 2024, es probable que aliados y adversarios intenten deshacerse de cualquier evidencia de relación con el mismo, pasará a la posteridad como el pecado original de la política mexicana, resulta medida desesperada pero necesaria evaluar el trabajo de Moreno Cárdenas que sin duda pintará como desastroso después de las elecciones de junio, de seguir las cosas como van, un largo y nefasto capítulo de nuestra historia se habrá cerrado.

Es costumbre de oponentes utilizar el pasado priista del Presidente (O de cualquier político) para tratar de descalificar. Trayectorias, argumentos o intenciones son “invalidadas” por el simple hecho de tener como origen el partido tricolor.

Tomando en cuenta la binaria historia partidista de nuestro país, resulta poco probable provenir de corrientes distintas, el PRI fue fundado en 1929 por Plutarco Elías Calles y tan sólo diez años después ya compartía escena con el PAN de Gómez Morín , formando una suerte de duopolio político y rodeados durante décadas de partidos “satélite” o “rémoras”.

López Obrador mantuvo fuertes diferencias ideológicas con su partido de origen, las cuales fueron conocidas desde la década de los 80, cuando incluso llegó a ser señalado de tener simpatías y coincidencias con el PSUM y de imprimir orientaciones políticas a los cuadros priistas en los municipios tabasqueños, sin embargo cuando debe ser denostado, únicamente se hace referencia a su nido partidista.

El mismo líder y propietario de MC Dante Delgado, tiene de igual manera al revolucionario institucional como génesis y forma parte de una enorme pléyade de políticos que “evolucionaron” hasta colocarse en su actualidad ideológica o de simples intereses.

La involución también se hace presente, el PAN y el PRD podrían ser un claro ejemplo, distanciados, enemistados o hermanados con el PRI en muchos puntos de la historia, hoy son oficialmente “uno mismo” en un bloque amorfo pero compacto, amasijo de ideologías distintas pero con objetivo común: Quitar a MORENA del poder, el fenómeno resulta hasta hoy de efectividad cuestionable, ni el PAN y mucho menos el PRI han recuperado el terreno perdido en 2018, en junio dos bastiones tricolores podrían ser tomados por el partido en el poder, en Oaxaca Murat parece entregar la plaza a MORENA y elogia al corredor interoceánico, una de las obras insignia de la 4T, mientras el candidato del PRI-PRD, Alejandro Avilés, arría bandera faltando a la firma del “Pacto por la Primera Infancia”, todo eso cuando en Hidalgo, Carolina Viggiano no levanta vuelo y menos con el lastre de los dichos de su cuñado, el “ilustre priista” Humberto Moreira.

La hegemonía de 80 años se esfumó, Alejandro Moreno podría pasar a la historia como el sepulturero del PRI, los recientes “audioescándalos” en los que se ha visto involucrado revelan algo que todos sospechábamos, la continuidad de un PRI decadente, sin rumbo y asido a sus viejos vicios, con supuesta extorsión a proveedores y el pase de charola a Cinépolis, Alito en 4 años de liderazgo que concluirán en 2023, habrá perdido (si los pronósticos se abrazan a los resultados) todos los rincones donde su partido aún respira, con una errónea lectura política y con una febril y falaz aspiración de ser el abanderado en 2024 por “Va por México” el actual líder del PRI estará en peligro de perder toda presencia priista a nivel de entidades federativas, después de haber recibido 14 estados gobernados por su partido al inicio de su cargo.

Se ha dejado de convertir en oro todo lo que el octogenario partido tocaba, hoy representa un oprobio pertenecer o haber pertenecido al revolucionario institucional, ya nadie se traga lo del “nuevo PRI” sin embargo se sigue utilizando por la sencilla razón de que los argumentos se agotaron.

Cuando el Partido que vio la luz con el emblemático nombre de Partido Nacional Revolucionario, llegue moribundo a la antesala de las elecciones federales en 2024, es probable que aliados y adversarios intenten deshacerse de cualquier evidencia de relación con el mismo, pasará a la posteridad como el pecado original de la política mexicana, resulta medida desesperada pero necesaria evaluar el trabajo de Moreno Cárdenas que sin duda pintará como desastroso después de las elecciones de junio, de seguir las cosas como van, un largo y nefasto capítulo de nuestra historia se habrá cerrado.