/ jueves 31 de enero de 2019

El origen de los nuevos partidos…

Fueron más de 60 agrupaciones las que presentaron solicitud para convertirse en partidos políticos ante el Instituto Nacional Electoral. La cantidad enorme de peticiones es entendible no es atribuible a una facilidad aparente de la legislación electoral mexicana; ilusión que puede desmentirse con hechos: hace seis años solicitaron registro 50 agrupaciones, lo consiguieron tres y sólo una lo mantiene (Morena).

En todo caso, se advierte que, derivado de la crisis de representatividad en los partidos políticos y la fragmentación ideológica cada vez más amplia en las agendas ciudadanas, se está recurriendo a fuerzas sociales emergentes para impulsar capítulos específicos de la política pública, como las cuestiones indígena, ambiental y la recuperación moral de la práctica política; al tiempo que damnificados de la reducción de las fuerzas partidistas derrotadas buscan también espacios para continuar el ejercicio de su partidiarismo simulando una recuperación de los ideales básicos de las fuerzas políticas derrotadas (cuyo fracaso electoral se atribuye, invariablemente, a la falta de apego a esos principios elementales).

Porque lo cierto es que, a medida que las contiendas electorales se vuelven más competidas, los partidos se alejan de muchas cuestiones que resultan importantes para minorías, al tiempo que concentran sus esfuerzos en pocos temas con similares propuestas (una especie de descafeinización ideológica) lo que les sirve para evitar la censura o el desinterés de las mayorías. Y en esta operación sacrifican temas importantes para grupos internos y para agrupaciones de ciudadanos cuyas preocupaciones salen de la esfera de las mayorías (por ejemplo, los derechos de las minorías); sin que esto signifique una conformidad con el estatus de otros temas de la agenda (seguridad pública, empleo, economía, educación, por ejemplo). Mientras esta práctica de marketing electoral se sigue imponiendo, la identificación de los partidos políticos con las minorías activas que les dieron origen, se va perdiendo y esas minorías activas deciden emigrar a otras fuerzas.

En otra lógica está el rescate de los escombros de cada naufragio partidista. Los damnificados de una fuerza determinada cuyas derrotas cierran los espacios de participación, viven de la política y en ese sentido buscan los espacios para seguirlo haciendo, es una asunto natural del que puede o no cuestionarse legitimidades, intereses y hasta conveniencias sin que a final de cuentas se evite esta transmutación, el político lo será siempre en el espacio en que pueda colocarse.

Así que quienes odian a los partidos políticos, y que en términos generales representan la mayoría de la población en edad de votar, presencian la terrible paradoja de que la aparente extinción de los institutos políticos tradicionales provoca el surgimiento de más fuerzas emergentes que pueden convertirse en más partidos políticos que, adicionalmente, atomizan las posibilidades de las fuerzas opositoras, aletargan y encarecen los acuerdos políticos, sin que ello signifique una carga mayor para el erario público como erróneamente se cree (a final de cuentas, la misma bolsa de recursos se reparte entre más fuerzas emergentes). Aunque en el lado positivo, pueden oxigenar los cuadros y la práctica de la política, aportar a la agenda política temas excluidos del discurso por ser “de las minorías”. El fenómeno, entonces resulta en extremo complejo y la reducción del mismo a la bizantina discusión de la legitimidad de las fuerzas ayudará muy poco a encontrar las disfunciones de esta práctica para enfrentarlas y enriquecer con ello nuestra democracia.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Fueron más de 60 agrupaciones las que presentaron solicitud para convertirse en partidos políticos ante el Instituto Nacional Electoral. La cantidad enorme de peticiones es entendible no es atribuible a una facilidad aparente de la legislación electoral mexicana; ilusión que puede desmentirse con hechos: hace seis años solicitaron registro 50 agrupaciones, lo consiguieron tres y sólo una lo mantiene (Morena).

En todo caso, se advierte que, derivado de la crisis de representatividad en los partidos políticos y la fragmentación ideológica cada vez más amplia en las agendas ciudadanas, se está recurriendo a fuerzas sociales emergentes para impulsar capítulos específicos de la política pública, como las cuestiones indígena, ambiental y la recuperación moral de la práctica política; al tiempo que damnificados de la reducción de las fuerzas partidistas derrotadas buscan también espacios para continuar el ejercicio de su partidiarismo simulando una recuperación de los ideales básicos de las fuerzas políticas derrotadas (cuyo fracaso electoral se atribuye, invariablemente, a la falta de apego a esos principios elementales).

Porque lo cierto es que, a medida que las contiendas electorales se vuelven más competidas, los partidos se alejan de muchas cuestiones que resultan importantes para minorías, al tiempo que concentran sus esfuerzos en pocos temas con similares propuestas (una especie de descafeinización ideológica) lo que les sirve para evitar la censura o el desinterés de las mayorías. Y en esta operación sacrifican temas importantes para grupos internos y para agrupaciones de ciudadanos cuyas preocupaciones salen de la esfera de las mayorías (por ejemplo, los derechos de las minorías); sin que esto signifique una conformidad con el estatus de otros temas de la agenda (seguridad pública, empleo, economía, educación, por ejemplo). Mientras esta práctica de marketing electoral se sigue imponiendo, la identificación de los partidos políticos con las minorías activas que les dieron origen, se va perdiendo y esas minorías activas deciden emigrar a otras fuerzas.

En otra lógica está el rescate de los escombros de cada naufragio partidista. Los damnificados de una fuerza determinada cuyas derrotas cierran los espacios de participación, viven de la política y en ese sentido buscan los espacios para seguirlo haciendo, es una asunto natural del que puede o no cuestionarse legitimidades, intereses y hasta conveniencias sin que a final de cuentas se evite esta transmutación, el político lo será siempre en el espacio en que pueda colocarse.

Así que quienes odian a los partidos políticos, y que en términos generales representan la mayoría de la población en edad de votar, presencian la terrible paradoja de que la aparente extinción de los institutos políticos tradicionales provoca el surgimiento de más fuerzas emergentes que pueden convertirse en más partidos políticos que, adicionalmente, atomizan las posibilidades de las fuerzas opositoras, aletargan y encarecen los acuerdos políticos, sin que ello signifique una carga mayor para el erario público como erróneamente se cree (a final de cuentas, la misma bolsa de recursos se reparte entre más fuerzas emergentes). Aunque en el lado positivo, pueden oxigenar los cuadros y la práctica de la política, aportar a la agenda política temas excluidos del discurso por ser “de las minorías”. El fenómeno, entonces resulta en extremo complejo y la reducción del mismo a la bizantina discusión de la legitimidad de las fuerzas ayudará muy poco a encontrar las disfunciones de esta práctica para enfrentarlas y enriquecer con ello nuestra democracia.


Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

ÚLTIMASCOLUMNAS
lunes 23 de diciembre de 2019

La crisis que se asoma

Daniel Martínez

viernes 20 de diciembre de 2019

Otro round: ayuntamientos y ambulantes

Daniel Martínez

jueves 19 de diciembre de 2019

Libertad religiosa o imposición de cultos

Daniel Martínez

miércoles 18 de diciembre de 2019

Impacto de los minisalarios

Daniel Martínez

martes 17 de diciembre de 2019

Cuernavaca y los ausentes del diálogo

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

lunes 16 de diciembre de 2019

Alcaldes: la crisis que viene

Daniel Martínez

viernes 13 de diciembre de 2019

SNTE y aguinaldos

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

jueves 12 de diciembre de 2019

Cuauh y Lobito, el diálogo…

El homicidio del responsable de seguridad pública en Cuernavaca, David Juárez, fue el punto público de culminación del pleito

Daniel Martínez

miércoles 11 de diciembre de 2019

Violencia contra arte y cultura

Daniel Martínez

martes 10 de diciembre de 2019

La oposición también ausente

Nuevas Reglas

Daniel Martínez

Cargar Más