/ domingo 4 de abril de 2021

El escenario en el preludio de la tercera ola

Una de los impedimentos más importantes para darle puntual seguimiento a la pandemia es la falta de datos. No todos los países colectan datos de la misma manera, tampoco con la misma profundidad y, aunque lo hicieran, no todos los países los hacen del dominio público.

Afortunadamente para nosotros, México es uno de los países que sí lo hace, por lo que podemos saber que en años normales mueren en nuestro país entre 7 y 10 mil hombres a la semana mientras que de las mujeres mueren entre 5 mil y 7 mil quinientas, siendo el invierno la parte del año con mayor número de muertes, hasta darnos un promedio anual de 476 mil hombres y 371 mil mujeres.

Durante la crisis sanitaria provocada por COVID-19 este número se ha disparado muy por encima de las expectativas de los científicos hasta alcanzar un exceso de defunciones acumulado de 269,058 hombres y 147,216 mujeres, es decir, un incremento de 56 y 39%, respectivamente. Para quien guste de analizar de primera mano los datos, los puede encontrar en el portal https://coronavirus.gob.mx/exceso-de-mortalidad-en-mexico/

El primer mes en el que se observa un exceso de defunciones fue abril de 2020. Desde entonces, no ha habido una sola semana en la que el número de defunciones sea igual o menor al observado en otros años. Los momentos críticos fueron julio del 2020 con 113% de exceso para hombres y 81% para mujeres y enero de este año con 186% para hombres y 137% para mujeres. El mejor momento fue septiembre del 2020 cuando el exceso de defunciones se redujo a solamente 41% para hombres y 31% para mujeres. El dato más reciente es de mediados de febrero de este año con un exceso de defunciones de 62% para hombres y 37% para mujeres.

México es un país muy grande y diverso con barreras culturales y naturales por lo que no debiera sorprendernos que el curso de la pandemia no haya sido igual en todo el territorio. Se pueden detectar a partir de los datos núcleos de estados vecinos que se comportan de manera sincronizada como, por ejemplo, Aguascalientes, Zacatecas, Chihuahua, Coahuila y Durango. Coahuila comparte comportamiento también con Nuevo León, lo que refleja su dinámica poblacional más compleja.

En el caso de Morelos, por la cercanía y la alta movilidad con nuestros estados vecinos, nuestra dinámica de exceso de defunciones está sincronizada con las de la Ciudad de México, el Estado de México y Guerrero.

Para la segunda semana de febrero han fallecido en Morelos 7,992 personas más que el valor esperado de 15,373. Eso nos lleva a un exceso de defunciones acumulado del 52%. Se dice fácil, pero significa que uno de cada 75 hogares morelenses ha perdido a un familiar por la pandemia con el costo físico, emocional y económico que eso representa.

Contrario a lo que se ha insistido en los canales oficiales, el grupo de edad más afectado no son los adultos mayores sino las personas entre 45 a 64 años con un exceso acumulado de defunciones de 88% para hombres y 68% para mujeres. El segundo grupo de edad más afectado es de 65 en adelante y el tercero de 20 a 44 años.

Un dato importante es que en nuestro país no se ha detectado incremento en defunciones de menores de 20 años, al contrario, lo que se observa es una reducción acumulada de 20% para hombres y 27% para mujeres. Esto puede cambiar conforme se dispersen en nuestro país la nuevas variantes del virus que se sabe son más agresivas con los menores.

Tener datos abundantes y de buena calidad permite tomar mejores decisiones. Una de ellas hubiera sido priorizar al grupo de 46 a 64 años para la aplicación de vacunas las cuales, aunque sabemos no protegen contra la infección al 100%, sí previenen las formas graves de la enfermedad y la muerte. Haber hecho esto también hubiera tenido sentido desde el punto de vista económico, pues es este grupo de edad el que conforma el grueso de la fuerza laboral y es el sustento de las familias.

La reactivación de la moviidad provocada por la crisis económica así como las campañas electorales sin control ni responsabilidad al mismo tiempo que se dispersan las nuevas variantes del virus pudieran cambiar de nuevo el escenario y ser el preludio de una tercera y más devastadora ola de la pandemia. Recordemos que el virus cuenta todavía con un arsenal de recursos genéticos para mantenerse activo y que, mientras tanto, nuestras decisiones han mermado la salud, la vida y la economía de las personas volviéndonos más vulnerables.


Información adicional de éste y otros temas de interés visiten http://reivindicandoapluton.blogspot.mx o https://www.facebook.com/BValderramaB/

Una de los impedimentos más importantes para darle puntual seguimiento a la pandemia es la falta de datos. No todos los países colectan datos de la misma manera, tampoco con la misma profundidad y, aunque lo hicieran, no todos los países los hacen del dominio público.

Afortunadamente para nosotros, México es uno de los países que sí lo hace, por lo que podemos saber que en años normales mueren en nuestro país entre 7 y 10 mil hombres a la semana mientras que de las mujeres mueren entre 5 mil y 7 mil quinientas, siendo el invierno la parte del año con mayor número de muertes, hasta darnos un promedio anual de 476 mil hombres y 371 mil mujeres.

Durante la crisis sanitaria provocada por COVID-19 este número se ha disparado muy por encima de las expectativas de los científicos hasta alcanzar un exceso de defunciones acumulado de 269,058 hombres y 147,216 mujeres, es decir, un incremento de 56 y 39%, respectivamente. Para quien guste de analizar de primera mano los datos, los puede encontrar en el portal https://coronavirus.gob.mx/exceso-de-mortalidad-en-mexico/

El primer mes en el que se observa un exceso de defunciones fue abril de 2020. Desde entonces, no ha habido una sola semana en la que el número de defunciones sea igual o menor al observado en otros años. Los momentos críticos fueron julio del 2020 con 113% de exceso para hombres y 81% para mujeres y enero de este año con 186% para hombres y 137% para mujeres. El mejor momento fue septiembre del 2020 cuando el exceso de defunciones se redujo a solamente 41% para hombres y 31% para mujeres. El dato más reciente es de mediados de febrero de este año con un exceso de defunciones de 62% para hombres y 37% para mujeres.

México es un país muy grande y diverso con barreras culturales y naturales por lo que no debiera sorprendernos que el curso de la pandemia no haya sido igual en todo el territorio. Se pueden detectar a partir de los datos núcleos de estados vecinos que se comportan de manera sincronizada como, por ejemplo, Aguascalientes, Zacatecas, Chihuahua, Coahuila y Durango. Coahuila comparte comportamiento también con Nuevo León, lo que refleja su dinámica poblacional más compleja.

En el caso de Morelos, por la cercanía y la alta movilidad con nuestros estados vecinos, nuestra dinámica de exceso de defunciones está sincronizada con las de la Ciudad de México, el Estado de México y Guerrero.

Para la segunda semana de febrero han fallecido en Morelos 7,992 personas más que el valor esperado de 15,373. Eso nos lleva a un exceso de defunciones acumulado del 52%. Se dice fácil, pero significa que uno de cada 75 hogares morelenses ha perdido a un familiar por la pandemia con el costo físico, emocional y económico que eso representa.

Contrario a lo que se ha insistido en los canales oficiales, el grupo de edad más afectado no son los adultos mayores sino las personas entre 45 a 64 años con un exceso acumulado de defunciones de 88% para hombres y 68% para mujeres. El segundo grupo de edad más afectado es de 65 en adelante y el tercero de 20 a 44 años.

Un dato importante es que en nuestro país no se ha detectado incremento en defunciones de menores de 20 años, al contrario, lo que se observa es una reducción acumulada de 20% para hombres y 27% para mujeres. Esto puede cambiar conforme se dispersen en nuestro país la nuevas variantes del virus que se sabe son más agresivas con los menores.

Tener datos abundantes y de buena calidad permite tomar mejores decisiones. Una de ellas hubiera sido priorizar al grupo de 46 a 64 años para la aplicación de vacunas las cuales, aunque sabemos no protegen contra la infección al 100%, sí previenen las formas graves de la enfermedad y la muerte. Haber hecho esto también hubiera tenido sentido desde el punto de vista económico, pues es este grupo de edad el que conforma el grueso de la fuerza laboral y es el sustento de las familias.

La reactivación de la moviidad provocada por la crisis económica así como las campañas electorales sin control ni responsabilidad al mismo tiempo que se dispersan las nuevas variantes del virus pudieran cambiar de nuevo el escenario y ser el preludio de una tercera y más devastadora ola de la pandemia. Recordemos que el virus cuenta todavía con un arsenal de recursos genéticos para mantenerse activo y que, mientras tanto, nuestras decisiones han mermado la salud, la vida y la economía de las personas volviéndonos más vulnerables.


Información adicional de éste y otros temas de interés visiten http://reivindicandoapluton.blogspot.mx o https://www.facebook.com/BValderramaB/