/ jueves 26 de mayo de 2022

El dudoso ánimo conciliador

La administración de Cuauhtémoc Blanco está tendiendo puentes, él… no tanto. Las recientes reuniones del Ejecutivo con legisladores de oposición, alcaldes, y magistrados del Tribunal Superior de Justicia, hablarían de una visible evolución de un discurso de quiebre con los actores polìticos y muchos de los sociales a uno que, mucho más en la práctica de la política, tiende puentes que podrían reducir la rispidez en el ambiente y llevar al diseño de soluciones conjuntas a la colección de problemas que padece el estado.

Pero Cuauhtémoc Blanco mantiene el discurso de ruptura cuando acusa de los altos niveles de violencia a la salida del ayuntamiento del Mando Coordinado, modelo policial que durante tres años no ha dado resultados en la ciudad. Para el gobernador que necesita de adversarios para mantener su discurso en la línea que sigue el presidente López Obrador y que le ha reportado relativos dividendos, el nuevo adversario es José Luis Urióstegui y el tema es la seguridad pública. Y cierto que el Ayuntamiento de Cuernavaca determinó abandonar el modelo de mando policíaco que impulsa vehementemente el gobernador, el acuerdo fue tomado en cabildo y la determinación de no renovar el convenio derivó de la evidente falta de resultados en la reducción de los índices delictivos que, por el contrario, fueron incrementándose en la capital del estado durante los tres años de la administración de Francisco Villalobos.

Urióstegui asegura que la estrategia de seguridad en Cuernavaca poco a poco dará resultados, si bien no hay aún reducción notable en los índices delictivos estos se mantienen bastante similares a los que se tenían bajo el Mando Coordinado. Los operativos policiacos en el municipio han logrado recuperar algunos vehículos robados y detener a personas armadas, y probablemente funcionan en la disuasión de probables crímenes, pero dado el déficit de seguridad en Cuernavaca, están muy lejos de ser suficientes. El alcalde llama a la ciudadanía a retomar las calles, a salir de sus casas y recuperar los espacios públicos de la ciudad, eso también puede incidir positivamente en la reducción de los delitos. Probablemente funcione, aunque los habitantes de Cuernavaca aún tienen miedo y cada crimen del que se sabe aumenta la sensación de inseguridad.

Cuauhtémoc Blanco aprovecha esta condición para juzgar de botepronto la decisión del alcalde, y promete que lo va a seguir apoyando en materia de seguridad, aunque el respaldo no se nota mucho. La ciudad requiere más equipo técnico y humano para las tareas de seguridad, pero especialmente cualquier estrategia necesita de tiempo para ofrecer resultados. Es prematuro juzgar si la salida de Cuernavaca del Mando Coordinado resultó un éxito o no, pero los resultados del modelo policial del gobierno estatal han estado muy lejos del objetivo básico de reducir los índices delictivos y de violencia que padece el estado.

Más allá de su sustancia, el diferendo entre el alcalde y el gobernador hace evidente que la política de conciliación, diálogo y construcción de acuerdos que con que se ha disfrazado el gobierno estatal las dos semanas recientes, se programa tan duradera como el estado de ánimo del gobernador y su velocidad para lanzar declaraciones en contra de quienes no hacen lo que él quisiera.

En este marco, sólo quedaría esperar que quienes operen la relación del Ejecutivo con Legislativo, Judicial y alcaldes, lo hagan más allá de las reacciones del gobernador a estímulos que seguirán en el ambiente mientras el estado no mejore.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

La administración de Cuauhtémoc Blanco está tendiendo puentes, él… no tanto. Las recientes reuniones del Ejecutivo con legisladores de oposición, alcaldes, y magistrados del Tribunal Superior de Justicia, hablarían de una visible evolución de un discurso de quiebre con los actores polìticos y muchos de los sociales a uno que, mucho más en la práctica de la política, tiende puentes que podrían reducir la rispidez en el ambiente y llevar al diseño de soluciones conjuntas a la colección de problemas que padece el estado.

Pero Cuauhtémoc Blanco mantiene el discurso de ruptura cuando acusa de los altos niveles de violencia a la salida del ayuntamiento del Mando Coordinado, modelo policial que durante tres años no ha dado resultados en la ciudad. Para el gobernador que necesita de adversarios para mantener su discurso en la línea que sigue el presidente López Obrador y que le ha reportado relativos dividendos, el nuevo adversario es José Luis Urióstegui y el tema es la seguridad pública. Y cierto que el Ayuntamiento de Cuernavaca determinó abandonar el modelo de mando policíaco que impulsa vehementemente el gobernador, el acuerdo fue tomado en cabildo y la determinación de no renovar el convenio derivó de la evidente falta de resultados en la reducción de los índices delictivos que, por el contrario, fueron incrementándose en la capital del estado durante los tres años de la administración de Francisco Villalobos.

Urióstegui asegura que la estrategia de seguridad en Cuernavaca poco a poco dará resultados, si bien no hay aún reducción notable en los índices delictivos estos se mantienen bastante similares a los que se tenían bajo el Mando Coordinado. Los operativos policiacos en el municipio han logrado recuperar algunos vehículos robados y detener a personas armadas, y probablemente funcionan en la disuasión de probables crímenes, pero dado el déficit de seguridad en Cuernavaca, están muy lejos de ser suficientes. El alcalde llama a la ciudadanía a retomar las calles, a salir de sus casas y recuperar los espacios públicos de la ciudad, eso también puede incidir positivamente en la reducción de los delitos. Probablemente funcione, aunque los habitantes de Cuernavaca aún tienen miedo y cada crimen del que se sabe aumenta la sensación de inseguridad.

Cuauhtémoc Blanco aprovecha esta condición para juzgar de botepronto la decisión del alcalde, y promete que lo va a seguir apoyando en materia de seguridad, aunque el respaldo no se nota mucho. La ciudad requiere más equipo técnico y humano para las tareas de seguridad, pero especialmente cualquier estrategia necesita de tiempo para ofrecer resultados. Es prematuro juzgar si la salida de Cuernavaca del Mando Coordinado resultó un éxito o no, pero los resultados del modelo policial del gobierno estatal han estado muy lejos del objetivo básico de reducir los índices delictivos y de violencia que padece el estado.

Más allá de su sustancia, el diferendo entre el alcalde y el gobernador hace evidente que la política de conciliación, diálogo y construcción de acuerdos que con que se ha disfrazado el gobierno estatal las dos semanas recientes, se programa tan duradera como el estado de ánimo del gobernador y su velocidad para lanzar declaraciones en contra de quienes no hacen lo que él quisiera.

En este marco, sólo quedaría esperar que quienes operen la relación del Ejecutivo con Legislativo, Judicial y alcaldes, lo hagan más allá de las reacciones del gobernador a estímulos que seguirán en el ambiente mientras el estado no mejore.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx