/ lunes 11 de enero de 2021

El día después de Diciembre

Asoma la nariz 2021 y el panorama no es lejano a lo pronosticado por los expertos, con cifras por arriba del millón y medio de contagios, ya no hay duda de que rebasaremos los 2 millones, cuándo sucederá sería la única interrogante, con más de 134 mil decesos el cielo en México se ha tornado gris y no solo por el humo de los crematorios, también por una economía dañada y una tasa de reproducción del SARS-CoV-2 desbordada después de las fiestas navideñas.

Hoy el COVID-19 se hospeda en la casa de nuestro vecino, ataca a familiares, amigos, afecta las plantillas laborales en nuestros centros de trabajo, ha llenado nuestra cotidianidad de dolor, las cifras han dejado de ser únicamente datos que llegaban a nosotros a través de medios informativos, el virus nos respira en la nuca.

El papel que la sociedad mexicana ha jugado en esto ha sido definitivo, hasta ahora estamos reprobados, filas interminables y descontroladas afuera de tiendas es el pan de cada día, antros abiertos en franco desafío a las autoridades representa un escenario común y si algo faltaba hemos sido testigos en días pasados de la existencia de un mundo alterno, una dimensión en donde no pasa nada y no existe ninguna pandemia, en donde se juegan partidos de fútbol con público en las tribunas, eso sí, los dueños del equipo de Mazatlán y las autoridades de la FMF se cansaron de prometer cuidarían las medidas básicas de prevención, queda decir que cuando no se entiende la situación ni hay congruencia con la realidad, los protocolos se vuelven nimios.

Con una epidemia que ha puesto de rodillas a los sistemas sanitarios del primer mundo y mantiene asolada prácticamente a toda Europa, México se encuentra entre la delgada línea que representa la esperanza de un incipiente programa de vacunación y una oleada de contagios como no habíamos visto en todo el difícil proceso, la infraestructura hospitalaria parece no resistirá este segundo embate, nadie parece entenderlo, al menos no en el sentido del mensaje enviado, el gobierno federal no atina a establecer una correcta estrategia de contención, ni siquiera ha podido lograr una aceptable homogeneidad de la misma en el territorio nacional, mientras tanto el bloque político opositor, derrotado y sin ideas, da tumbos grotescos descalificando en automático cada acción sin aportar otra cosa que no sea el denuesto barato, acusan el riesgo proselitismo gubernamental y uso electorero en el tema de las vacunas cuando son precisamente ellos los que politizaron toda una pandemia, después del último ataque de artillería pesada a Hugo López Gattel sobre sus cuestionados días de asueto en playas oaxaqueñas (algo que paradójicamente parece comprensible pero incongruente) el ejecutivo federal se aprestó a defender al zar de la pandemia en México, argumentando una notable capacidad ante la difícil empresa encomendada, las críticas no amainaron, incluso subieron de tono, cuestionando desde el costo de hospedaje, del vuelo y hasta de los desayunos y si se habla del más reciente viaje del Subsecretario a Argentina no importan los objetivos, a nadie interesan los convenios bilaterales para la producción de vacunas o las estrategias compartidas, parece únicamente interesar si usó cubrebocas tiempo completo o si acudió a tiendas caras, nadie cuestiona o indaga si nuestra capacidad hospitalaria aumentó o decreció en la presente administración, eso no vende.

No me atrevo a decir que aún estamos a tiempo de revertir la situación en México, porque realmente no lo sé, la 4T definitivamente nos ha quedado a deber en esta prueba de fuego, pero haciendo un poco de autocrítica ¿Quién puede decir que hizo lo correcto? Recién escribí sobre mi batalla personal contra el virus y por desgracia miles de mexicanos faltan por vivir la propia, en el modo pandémico de México es urgente reinventarnos, cuidarnos y cerrar filas, la lucha contra la enfermedad se ganará únicamente desde la comunidad. El día después de diciembre nos dirá en donde estamos parados y que podemos esperar, la peor crisis sanitaria, económica y política a la que nos hayamos enfrentado como sociedad en tiempos modernos, está lejos de terminar.

Asoma la nariz 2021 y el panorama no es lejano a lo pronosticado por los expertos, con cifras por arriba del millón y medio de contagios, ya no hay duda de que rebasaremos los 2 millones, cuándo sucederá sería la única interrogante, con más de 134 mil decesos el cielo en México se ha tornado gris y no solo por el humo de los crematorios, también por una economía dañada y una tasa de reproducción del SARS-CoV-2 desbordada después de las fiestas navideñas.

Hoy el COVID-19 se hospeda en la casa de nuestro vecino, ataca a familiares, amigos, afecta las plantillas laborales en nuestros centros de trabajo, ha llenado nuestra cotidianidad de dolor, las cifras han dejado de ser únicamente datos que llegaban a nosotros a través de medios informativos, el virus nos respira en la nuca.

El papel que la sociedad mexicana ha jugado en esto ha sido definitivo, hasta ahora estamos reprobados, filas interminables y descontroladas afuera de tiendas es el pan de cada día, antros abiertos en franco desafío a las autoridades representa un escenario común y si algo faltaba hemos sido testigos en días pasados de la existencia de un mundo alterno, una dimensión en donde no pasa nada y no existe ninguna pandemia, en donde se juegan partidos de fútbol con público en las tribunas, eso sí, los dueños del equipo de Mazatlán y las autoridades de la FMF se cansaron de prometer cuidarían las medidas básicas de prevención, queda decir que cuando no se entiende la situación ni hay congruencia con la realidad, los protocolos se vuelven nimios.

Con una epidemia que ha puesto de rodillas a los sistemas sanitarios del primer mundo y mantiene asolada prácticamente a toda Europa, México se encuentra entre la delgada línea que representa la esperanza de un incipiente programa de vacunación y una oleada de contagios como no habíamos visto en todo el difícil proceso, la infraestructura hospitalaria parece no resistirá este segundo embate, nadie parece entenderlo, al menos no en el sentido del mensaje enviado, el gobierno federal no atina a establecer una correcta estrategia de contención, ni siquiera ha podido lograr una aceptable homogeneidad de la misma en el territorio nacional, mientras tanto el bloque político opositor, derrotado y sin ideas, da tumbos grotescos descalificando en automático cada acción sin aportar otra cosa que no sea el denuesto barato, acusan el riesgo proselitismo gubernamental y uso electorero en el tema de las vacunas cuando son precisamente ellos los que politizaron toda una pandemia, después del último ataque de artillería pesada a Hugo López Gattel sobre sus cuestionados días de asueto en playas oaxaqueñas (algo que paradójicamente parece comprensible pero incongruente) el ejecutivo federal se aprestó a defender al zar de la pandemia en México, argumentando una notable capacidad ante la difícil empresa encomendada, las críticas no amainaron, incluso subieron de tono, cuestionando desde el costo de hospedaje, del vuelo y hasta de los desayunos y si se habla del más reciente viaje del Subsecretario a Argentina no importan los objetivos, a nadie interesan los convenios bilaterales para la producción de vacunas o las estrategias compartidas, parece únicamente interesar si usó cubrebocas tiempo completo o si acudió a tiendas caras, nadie cuestiona o indaga si nuestra capacidad hospitalaria aumentó o decreció en la presente administración, eso no vende.

No me atrevo a decir que aún estamos a tiempo de revertir la situación en México, porque realmente no lo sé, la 4T definitivamente nos ha quedado a deber en esta prueba de fuego, pero haciendo un poco de autocrítica ¿Quién puede decir que hizo lo correcto? Recién escribí sobre mi batalla personal contra el virus y por desgracia miles de mexicanos faltan por vivir la propia, en el modo pandémico de México es urgente reinventarnos, cuidarnos y cerrar filas, la lucha contra la enfermedad se ganará únicamente desde la comunidad. El día después de diciembre nos dirá en donde estamos parados y que podemos esperar, la peor crisis sanitaria, económica y política a la que nos hayamos enfrentado como sociedad en tiempos modernos, está lejos de terminar.