/ jueves 7 de octubre de 2021

El desarrollo sustentable y la relación del hombre con el agua

El agua es un recurso natural esencial para la vida; sin embargo, a lo largo de los años la sociedad ha ido utilizando cada vez más el agua sin la conciencia de que algún día se puede acabar, ya sea por la contaminación, la degradación ambiental y el cambio climático, provocado por las actividades humanas.

El volumen de agua del planeta es estable, pero su disponibilidad varía mucho según la región. Aproximadamente el 97,5% de toda el agua de la Tierra es salada. Solo el 2,5% es dulce, y de esta porción, el 1,72% está congelado en los polos sur y norte y los glaciares en la alta montaña y el 0,75% es agua subterránea. Otro 0.02%, es parte de la constitución de plantas y animales; Con todo ello, nos queda únicamente 0.01% de toda el agua del planeta disponible en ríos, lagos y represas.

México posee una buena parte de las reservas de agua dulce del planeta, pero la tasa de desperdicio es alta y la situación se ve agravada por la crisis del agua que atraviesa el país. No es raro el descuido de cepillarse los dientes con el grifo abierto, lavar calles y aceras con chorros de agua o lavar vehículos con agua en exceso. Esta aparente suficiencia del recurso, contrasta dramáticamente con la realidad, ya que se estima que actualmente 1,7 millones de personas en todo el mundo sufren escasez de agua. Esta dificultad también puede estar asociada a factores cualitativos, provocados, por ejemplo, por la disposición inadecuada de los residuos sólidos o basura.

Poner en peligro la calidad del agua, puede hacer inviable su uso o hacer que el tratamiento no sea práctico, tanto en términos técnicos como económicos. Hay varias sustancias tóxicas generadas en diferentes actividades humanas. En las prácticas agrícolas, por ejemplo, el uso incontrolado de plaguicidas químicos puede representar un gran peligro para el medio ambiente, los ecosistemas y la salud humana.

De esta forma, es inaplazable una racionalización del consumo, aunado a el establecimiento de estrategias de reutilización, tanto en las prácticas agrícolas como en las actividades cotidianas residenciales, comerciales e industriales. Porque el consumo sostenible significa saber utilizar los recursos naturales para satisfacer nuestras necesidades, sin comprometer las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras.

¿Cómo utilizar los recursos hídricos de forma sostenible? Para asegurarnos de tener agua para las generaciones futuras, se necesitan acciones solidarias y colaborativas. El gobierno debe garantizar el mantenimiento y la ampliación del acceso al agua, así como la recolección y el tratamiento de las aguas residuales. Además, es necesario impulsar acciones de preservación ambiental, reforestación en áreas de manantiales, zonificación urbana, uso de prácticas sostenibles en agricultura y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

El uso excesivo del recurso en la agricultura contribuye en gran medida a la escasez de agua. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura y la ganadería son las actividades que más agua consumen en el mundo, alrededor del 70% del consumo mundial. Pero el consumo consciente es un deber de todos, y cada uno puede contribuir a la preservación de este recurso, usándolo de manera responsable.

Con sencillas acciones, es posible reducir considerablemente el consumo de agua: ducharse más rápido, cerrar la ducha mientras te enjabonas; cepillarse los dientes sin dejar el grifo abierto; no lave la ropa en exceso, use ropa más de una vez si no está sucia; al limpiar el patio y la acera, priorice el uso de una escoba o reutilice el agua de la lavadora; instale grifos y válvulas con menos flujo de agua, incluida una válvula de drenaje; repare las fugas tan pronto como se detecten; reutilizar y reciclar; regar jardines y plantas en momentos en que no haya mucha luz solar y priorizar el uso de regadera en lugar de manguera; Utilizar adecuadamente los servicios de alcantarillado sanitario, como no tirar basura por el lavabo e inodoro, interconectar adecuadamente las redes de alcantarillado y drenaje de aguas pluviales.

Recordemos que todos vivimos en un mismo planeta y preservarlo es sinónimo de vida y bienestar para todos los seres vivos.

El agua es un recurso natural esencial para la vida; sin embargo, a lo largo de los años la sociedad ha ido utilizando cada vez más el agua sin la conciencia de que algún día se puede acabar, ya sea por la contaminación, la degradación ambiental y el cambio climático, provocado por las actividades humanas.

El volumen de agua del planeta es estable, pero su disponibilidad varía mucho según la región. Aproximadamente el 97,5% de toda el agua de la Tierra es salada. Solo el 2,5% es dulce, y de esta porción, el 1,72% está congelado en los polos sur y norte y los glaciares en la alta montaña y el 0,75% es agua subterránea. Otro 0.02%, es parte de la constitución de plantas y animales; Con todo ello, nos queda únicamente 0.01% de toda el agua del planeta disponible en ríos, lagos y represas.

México posee una buena parte de las reservas de agua dulce del planeta, pero la tasa de desperdicio es alta y la situación se ve agravada por la crisis del agua que atraviesa el país. No es raro el descuido de cepillarse los dientes con el grifo abierto, lavar calles y aceras con chorros de agua o lavar vehículos con agua en exceso. Esta aparente suficiencia del recurso, contrasta dramáticamente con la realidad, ya que se estima que actualmente 1,7 millones de personas en todo el mundo sufren escasez de agua. Esta dificultad también puede estar asociada a factores cualitativos, provocados, por ejemplo, por la disposición inadecuada de los residuos sólidos o basura.

Poner en peligro la calidad del agua, puede hacer inviable su uso o hacer que el tratamiento no sea práctico, tanto en términos técnicos como económicos. Hay varias sustancias tóxicas generadas en diferentes actividades humanas. En las prácticas agrícolas, por ejemplo, el uso incontrolado de plaguicidas químicos puede representar un gran peligro para el medio ambiente, los ecosistemas y la salud humana.

De esta forma, es inaplazable una racionalización del consumo, aunado a el establecimiento de estrategias de reutilización, tanto en las prácticas agrícolas como en las actividades cotidianas residenciales, comerciales e industriales. Porque el consumo sostenible significa saber utilizar los recursos naturales para satisfacer nuestras necesidades, sin comprometer las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras.

¿Cómo utilizar los recursos hídricos de forma sostenible? Para asegurarnos de tener agua para las generaciones futuras, se necesitan acciones solidarias y colaborativas. El gobierno debe garantizar el mantenimiento y la ampliación del acceso al agua, así como la recolección y el tratamiento de las aguas residuales. Además, es necesario impulsar acciones de preservación ambiental, reforestación en áreas de manantiales, zonificación urbana, uso de prácticas sostenibles en agricultura y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

El uso excesivo del recurso en la agricultura contribuye en gran medida a la escasez de agua. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura y la ganadería son las actividades que más agua consumen en el mundo, alrededor del 70% del consumo mundial. Pero el consumo consciente es un deber de todos, y cada uno puede contribuir a la preservación de este recurso, usándolo de manera responsable.

Con sencillas acciones, es posible reducir considerablemente el consumo de agua: ducharse más rápido, cerrar la ducha mientras te enjabonas; cepillarse los dientes sin dejar el grifo abierto; no lave la ropa en exceso, use ropa más de una vez si no está sucia; al limpiar el patio y la acera, priorice el uso de una escoba o reutilice el agua de la lavadora; instale grifos y válvulas con menos flujo de agua, incluida una válvula de drenaje; repare las fugas tan pronto como se detecten; reutilizar y reciclar; regar jardines y plantas en momentos en que no haya mucha luz solar y priorizar el uso de regadera en lugar de manguera; Utilizar adecuadamente los servicios de alcantarillado sanitario, como no tirar basura por el lavabo e inodoro, interconectar adecuadamente las redes de alcantarillado y drenaje de aguas pluviales.

Recordemos que todos vivimos en un mismo planeta y preservarlo es sinónimo de vida y bienestar para todos los seres vivos.