/ viernes 15 de mayo de 2020

El aumento a los profes...

Resuelto el incremento salarial de 3.4% a los trabajadores de la educación, anuncio que SNTE y SEP se guardan tradicionalmente para hacer el 15 de mayo, pareciera consolidarse la alianza coyuntural entre la administración de Andrés Manuel López Obrador, y los maestros adheridos al sindicato al que el presidente despreciaba desde mucho antes de que tuviera una candidatura ganadora a la presidencia de México. En los hechos, se trata de una alianza no de convergencia ideológica sino de coyuntura política, lo que sin duda la vuelve mucho más difícil t también, mucho más cara para quien la utiliza.

El poder del SNTE fue disminuido en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes quitaron a la organización laboral toda una colección de atribuciones que le permitían desde asignar plazas hasta dictar políticas educativas con el aval del gobierno federal. Mientras eso ocurría, el lopezobradorismo pactaba con las corrientes disidentes del magisterio particularmente con la CNTE, y estructuras más propagandísticas que verdaderamente operativas en todo el país; ello le sirvió para crear y mantener un alto respaldo del magisterio (superior al 50% de acuerdo con las encuestas que ofrecen posibilidad de estratificación por gremios), pero no le ofreció la operación política que la estructura formal del SNTE podía darle y que si bien no es bastante útil para decidir elecciones (aunque han dado algunas sorpresas en caso de resultados que se esperan muy cerrados), sí resulta extraordinariamente eficiente para canalizar la información en tiempos muy cortos, y para arengar oposiciones temáticas a asuntos más allá del sector educativo.

La alianza entre la presidencia de la república y el SNTE es un asunto institucional, sin lugar a dudas, pero pasa siempre -como todo en los sistemas presidencialistas- por el ánimo del mandatario más que por reglas establecidas o protocolos rígidos. López Obrador parece haberse dado cuenta de que las alianzas en campaña suelen ser diferentes a las de gobierno, en tanto los fines son también diversos, las primeras plantean la forma de hacerse del poder y las segundas el modo de ejercerlo. Las primeras pueden ser con grupos ideológicamente homogéneos o por lo menos compatibles, las segundas son necesariamente con quienes manejan las estructuras del poder. El incremento salarial y toda la parafernalia (en esta ocasión meramente virtual) en que se envolverá este año, deberá ser leído como la consolidación de una alianza que ninguno de sus protagonistas quería en un principio, pero que se vuelve indispensable para la marcha del sector educativo y para que el presidente y su corriente ideológica, mantengan el respaldo de los maestros en todo el país.

En este sentido, el incremento salarial, que pareciera ínfimo bajo consideraciones de poder adquisitivo, resulta muy generoso a la luz de las condiciones del país que aún no acaba de dimensionar el impacto económico que tendrá la pandemia. En esa lógica, el gobierno federal ofreció un aumento para restablecer relaciones con el sindicato al que no quería, pero debe tolerar.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Resuelto el incremento salarial de 3.4% a los trabajadores de la educación, anuncio que SNTE y SEP se guardan tradicionalmente para hacer el 15 de mayo, pareciera consolidarse la alianza coyuntural entre la administración de Andrés Manuel López Obrador, y los maestros adheridos al sindicato al que el presidente despreciaba desde mucho antes de que tuviera una candidatura ganadora a la presidencia de México. En los hechos, se trata de una alianza no de convergencia ideológica sino de coyuntura política, lo que sin duda la vuelve mucho más difícil t también, mucho más cara para quien la utiliza.

El poder del SNTE fue disminuido en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, quienes quitaron a la organización laboral toda una colección de atribuciones que le permitían desde asignar plazas hasta dictar políticas educativas con el aval del gobierno federal. Mientras eso ocurría, el lopezobradorismo pactaba con las corrientes disidentes del magisterio particularmente con la CNTE, y estructuras más propagandísticas que verdaderamente operativas en todo el país; ello le sirvió para crear y mantener un alto respaldo del magisterio (superior al 50% de acuerdo con las encuestas que ofrecen posibilidad de estratificación por gremios), pero no le ofreció la operación política que la estructura formal del SNTE podía darle y que si bien no es bastante útil para decidir elecciones (aunque han dado algunas sorpresas en caso de resultados que se esperan muy cerrados), sí resulta extraordinariamente eficiente para canalizar la información en tiempos muy cortos, y para arengar oposiciones temáticas a asuntos más allá del sector educativo.

La alianza entre la presidencia de la república y el SNTE es un asunto institucional, sin lugar a dudas, pero pasa siempre -como todo en los sistemas presidencialistas- por el ánimo del mandatario más que por reglas establecidas o protocolos rígidos. López Obrador parece haberse dado cuenta de que las alianzas en campaña suelen ser diferentes a las de gobierno, en tanto los fines son también diversos, las primeras plantean la forma de hacerse del poder y las segundas el modo de ejercerlo. Las primeras pueden ser con grupos ideológicamente homogéneos o por lo menos compatibles, las segundas son necesariamente con quienes manejan las estructuras del poder. El incremento salarial y toda la parafernalia (en esta ocasión meramente virtual) en que se envolverá este año, deberá ser leído como la consolidación de una alianza que ninguno de sus protagonistas quería en un principio, pero que se vuelve indispensable para la marcha del sector educativo y para que el presidente y su corriente ideológica, mantengan el respaldo de los maestros en todo el país.

En este sentido, el incremento salarial, que pareciera ínfimo bajo consideraciones de poder adquisitivo, resulta muy generoso a la luz de las condiciones del país que aún no acaba de dimensionar el impacto económico que tendrá la pandemia. En esa lógica, el gobierno federal ofreció un aumento para restablecer relaciones con el sindicato al que no quería, pero debe tolerar.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx