/ miércoles 12 de diciembre de 2018

Diputados regañados…

Por segunda vez, Andrés Manuel López Obrador, regañó a los diputados de Morelos por las disputas constantes que protagonizan en su lucha por el poder y por ver quién es más transformacionista.

Es la primera vez que lo hace como presidente en funciones, la anterior ocasión lo hizo como presidente electo, pero se cuentan dos y podrían ser mil, a final de cuentas, desde el espíritu republicano, el titular del Ejecutivo puede opinar sobre el Legislativo, pero no está facultado para ponerlos en orden. A esta generación de políticos que han visto a López Obrador más como un Ayatola que un presidente, pareciera resultarles significativo el llamado de atención de su líder mucho más que la tradición republicana que parecería romper (y que bastante reciente resulta, por cierto); pero en términos generales, el llamado lopezobradorista debiera ser entendido como una invitación más que un regaño o una instrucción –grave sería que les diera y mucho más que el Legislativo las siguiera.

Y claro que López Obrador está acostumbrado a tirar línea, como muchos de los políticos del siglo XX, y sus seguidores la acatan (por eso es línea y son seguidores ¿captan?), pero el problema entre los legisladores de Morelos no se solucionará con un regaño porque se ha convertido en un lío entre facciones religiosas que se sienten elegidas no por la ciudadanía a través del voto, sino por la bula omnímoda de quien ellos asumen que les palomeó en el poder que hoy ostentan. Así que estamos frente a un lío más religioso que político, y uno sabe que esas guerras acaban peor que cualquiera otra. Si la corriente de Tania Valentina y José Casas, se sienten herederos directos de las glorias de Cuauhtémoc Blanco a quien deben servir porque es él quien en la tierra (morelense) representa el poder de Andrés Manuel López Obrador; su grupo adversario, Keila Figueroa, Javier García, et álteris (el latinajo es para dar efecto religioso), han sido designados también por López Obrador, pero a través de la unción de Rabindranath Salazar Solorio, otro de sus fieles discípulos. Entonces la similitud entre el Congreso de Morelos y cualquier trinchera del medio oriente no es casualidad, sino derivación lógica del tamaño de jaleo en que se han metido los legisladores por sus fidelidades cuasirreligiosas y, a no ser que la razón retorne pronto, el conflicto será más y más grande, porque a la sazón, el regaño de López Obrador a quienes fueron sus compañeros de partido y de coalición, seguro será interpretado por unos como dirigido a los otros y viceversa.

Malo sería que se pongan de acuerdo y a trabajar los legisladores justo después del regaño, pero peor sería que no trabajaran nunca, y la verdad es que con la suerte de Morelos con sus legislaturas, uno ya toma cualquier cosa. Porque, el lío de la remoción de fiscales tiene entrampados a los diputados ahora y, a pesar de los buenos deseos de muchos, no parece que se vaya a concluir en esta semana; no de buena manera, porque no se trata de una cuestión de fondo, sino procedimental, los diputados están de acuerdo en que se vaya, pero no encuentran un sustento jurídico que les dé para tanto.

Lo peor es el saldo que dejará el primer desafortunado trimestre de los legisladores morelenses en las relaciones internas del Congreso. Si la correlación de fuerzas no cambia, el enfrentamiento entre las rencorosas facciones (omito la “r” a propósito), de Morena, el PT y el PES, podría volver a detener al congreso cuyo trabajo tendrá peor ritmo que la intermitencia de las luces navideñas.



Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Por segunda vez, Andrés Manuel López Obrador, regañó a los diputados de Morelos por las disputas constantes que protagonizan en su lucha por el poder y por ver quién es más transformacionista.

Es la primera vez que lo hace como presidente en funciones, la anterior ocasión lo hizo como presidente electo, pero se cuentan dos y podrían ser mil, a final de cuentas, desde el espíritu republicano, el titular del Ejecutivo puede opinar sobre el Legislativo, pero no está facultado para ponerlos en orden. A esta generación de políticos que han visto a López Obrador más como un Ayatola que un presidente, pareciera resultarles significativo el llamado de atención de su líder mucho más que la tradición republicana que parecería romper (y que bastante reciente resulta, por cierto); pero en términos generales, el llamado lopezobradorista debiera ser entendido como una invitación más que un regaño o una instrucción –grave sería que les diera y mucho más que el Legislativo las siguiera.

Y claro que López Obrador está acostumbrado a tirar línea, como muchos de los políticos del siglo XX, y sus seguidores la acatan (por eso es línea y son seguidores ¿captan?), pero el problema entre los legisladores de Morelos no se solucionará con un regaño porque se ha convertido en un lío entre facciones religiosas que se sienten elegidas no por la ciudadanía a través del voto, sino por la bula omnímoda de quien ellos asumen que les palomeó en el poder que hoy ostentan. Así que estamos frente a un lío más religioso que político, y uno sabe que esas guerras acaban peor que cualquiera otra. Si la corriente de Tania Valentina y José Casas, se sienten herederos directos de las glorias de Cuauhtémoc Blanco a quien deben servir porque es él quien en la tierra (morelense) representa el poder de Andrés Manuel López Obrador; su grupo adversario, Keila Figueroa, Javier García, et álteris (el latinajo es para dar efecto religioso), han sido designados también por López Obrador, pero a través de la unción de Rabindranath Salazar Solorio, otro de sus fieles discípulos. Entonces la similitud entre el Congreso de Morelos y cualquier trinchera del medio oriente no es casualidad, sino derivación lógica del tamaño de jaleo en que se han metido los legisladores por sus fidelidades cuasirreligiosas y, a no ser que la razón retorne pronto, el conflicto será más y más grande, porque a la sazón, el regaño de López Obrador a quienes fueron sus compañeros de partido y de coalición, seguro será interpretado por unos como dirigido a los otros y viceversa.

Malo sería que se pongan de acuerdo y a trabajar los legisladores justo después del regaño, pero peor sería que no trabajaran nunca, y la verdad es que con la suerte de Morelos con sus legislaturas, uno ya toma cualquier cosa. Porque, el lío de la remoción de fiscales tiene entrampados a los diputados ahora y, a pesar de los buenos deseos de muchos, no parece que se vaya a concluir en esta semana; no de buena manera, porque no se trata de una cuestión de fondo, sino procedimental, los diputados están de acuerdo en que se vaya, pero no encuentran un sustento jurídico que les dé para tanto.

Lo peor es el saldo que dejará el primer desafortunado trimestre de los legisladores morelenses en las relaciones internas del Congreso. Si la correlación de fuerzas no cambia, el enfrentamiento entre las rencorosas facciones (omito la “r” a propósito), de Morena, el PT y el PES, podría volver a detener al congreso cuyo trabajo tendrá peor ritmo que la intermitencia de las luces navideñas.



Twitter: @martinellito

Correo electrónico: dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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