/ jueves 29 de diciembre de 2022

Va la última del año

Esta columna es un experimento que empezó en julio, a medio año. Para mí siempre había sido una meta escribir una columna para un periódico. Gracias al Sol de Cuernavaca, este fue el año que la cumplí. El objetivo de la columna era, es y seguirá siendo tener un espacio donde hablar de los temas que mueven la vida pública: los problemas y las soluciones que pertenecen a Cuernavaca, la ciudad que me ha dado oportunidades y a la que debo mucho de quien soy. Suena muy romántica la idea de deberme a una ciudad, y lo es. Siendo sinceros nada me liga a ese sentimiento de deuda más unos principios particulares, cursis. En este mundo crudo donde el pragmatismo domina la vida diaria de nuestra ciudad, ya sea mediante política, inseguridad o una escueta economía, la idea de enfrentar esa realidad reconociendo los problemas, analizándolos y proponiendo soluciones me ha llevado inclusive a un posgrado en la UAEM. Ha sido un motor personal, profesional, académico. El chiste es que esta columna funcione como el espacio donde comunicar ese trabajo. Ahora, la cosa es chistosa porque resulta mas complicado que solo escribir.

Ya entrado en gastos con la obligación de escribir semanalmente, lo primero que pasa es que uno se empieza a quedar sin ideas para escribir. En ese momento y con el tren en marcha es difícil ver más allá de una semana. Entonces las columnas dejan de tener una coherencia yuxtapuesta. El primer objetivo para Días de Soltar en el 2023 es que tengamos una idea conectada en las 52 semanas. Esa idea debe ser Cuernavaca, la ciudad que tenemos y la ciudad que queremos.

Otro problema, que nos lleva al siguiente objetivo de la columna, también ocasionado por la falta de planeación, es la necesidad de echarle la culpa a las autoridades de todo. Problemas tenemos hartos muchos y la solución del flojo es echarle la culpa al primero que se le ponga enfrente. Este año, he abusado de las autoridades. No que no merezcan algo de culpa, pero a final de cuentas los que los pusimos ahí somos nosotros que los votamos. Así que no podemos echarle la culpa al indio si no al que lo hizo compadre Diputado (perdón… es la costumbre). Soy muy consiente que la fria realidad es que no podemos cambiar mucho de cómo funciona nuestra sociedad, gobierno, economía. Me conformo con saber cómo debería ser, y apuntar el camino hacia allá. Tírale a la luna y quedarse con las estrellas, dicen por ahí. Buscaré durante el 2023 sea menos quejumbrosa esta columna.

Planeación positiva. Esperemos ese sea un buen ejemplo dentro de nuestra comunidad. Ya hay muchas columnas de chisme político, de crítica política y hasta de datos curiosos. ¿El chisme es lo que vende? Si, si lo es. Cansa consumir comida chatarra. Busquemos algo más orgánico que alimente nuestra comunidad con mejor valor nutrimental. ¿Qué casi nadie quiere comer verduras? Lo sé, pero hay uno que otro que sí, y ese es el target.

Margaret Meade fue una antropóloga gringa, que yo ubico por una frase medio melosa, pero que me marcó y quedó grabada en mi memoria. La comparto como regalo de fin de año, con la intención de anunciar hacia dónde va este espacio en el próximo año:

“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos pueden cambiar el mundo, después de todo son los únicos que lo han logrado.”


Esta columna es un experimento que empezó en julio, a medio año. Para mí siempre había sido una meta escribir una columna para un periódico. Gracias al Sol de Cuernavaca, este fue el año que la cumplí. El objetivo de la columna era, es y seguirá siendo tener un espacio donde hablar de los temas que mueven la vida pública: los problemas y las soluciones que pertenecen a Cuernavaca, la ciudad que me ha dado oportunidades y a la que debo mucho de quien soy. Suena muy romántica la idea de deberme a una ciudad, y lo es. Siendo sinceros nada me liga a ese sentimiento de deuda más unos principios particulares, cursis. En este mundo crudo donde el pragmatismo domina la vida diaria de nuestra ciudad, ya sea mediante política, inseguridad o una escueta economía, la idea de enfrentar esa realidad reconociendo los problemas, analizándolos y proponiendo soluciones me ha llevado inclusive a un posgrado en la UAEM. Ha sido un motor personal, profesional, académico. El chiste es que esta columna funcione como el espacio donde comunicar ese trabajo. Ahora, la cosa es chistosa porque resulta mas complicado que solo escribir.

Ya entrado en gastos con la obligación de escribir semanalmente, lo primero que pasa es que uno se empieza a quedar sin ideas para escribir. En ese momento y con el tren en marcha es difícil ver más allá de una semana. Entonces las columnas dejan de tener una coherencia yuxtapuesta. El primer objetivo para Días de Soltar en el 2023 es que tengamos una idea conectada en las 52 semanas. Esa idea debe ser Cuernavaca, la ciudad que tenemos y la ciudad que queremos.

Otro problema, que nos lleva al siguiente objetivo de la columna, también ocasionado por la falta de planeación, es la necesidad de echarle la culpa a las autoridades de todo. Problemas tenemos hartos muchos y la solución del flojo es echarle la culpa al primero que se le ponga enfrente. Este año, he abusado de las autoridades. No que no merezcan algo de culpa, pero a final de cuentas los que los pusimos ahí somos nosotros que los votamos. Así que no podemos echarle la culpa al indio si no al que lo hizo compadre Diputado (perdón… es la costumbre). Soy muy consiente que la fria realidad es que no podemos cambiar mucho de cómo funciona nuestra sociedad, gobierno, economía. Me conformo con saber cómo debería ser, y apuntar el camino hacia allá. Tírale a la luna y quedarse con las estrellas, dicen por ahí. Buscaré durante el 2023 sea menos quejumbrosa esta columna.

Planeación positiva. Esperemos ese sea un buen ejemplo dentro de nuestra comunidad. Ya hay muchas columnas de chisme político, de crítica política y hasta de datos curiosos. ¿El chisme es lo que vende? Si, si lo es. Cansa consumir comida chatarra. Busquemos algo más orgánico que alimente nuestra comunidad con mejor valor nutrimental. ¿Qué casi nadie quiere comer verduras? Lo sé, pero hay uno que otro que sí, y ese es el target.

Margaret Meade fue una antropóloga gringa, que yo ubico por una frase medio melosa, pero que me marcó y quedó grabada en mi memoria. La comparto como regalo de fin de año, con la intención de anunciar hacia dónde va este espacio en el próximo año:

“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos conscientes y comprometidos pueden cambiar el mundo, después de todo son los únicos que lo han logrado.”


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