/ jueves 23 de febrero de 2023

En el reino de los ciegos, el tuerto es rey

Hoy me toca escribir esta columna desde la comodidad de mi casa. Lo hago porque no tengo de otra. La Ciudad de Cuernavaca es un caos y mi día se ve limitado, afectado por la falta de capacidad de una administración municipal que hace años es impotente, y es que el problema es ese. El cuchillo está chato, el perro no tiene dientes, la alcancía no suena.

Los últimos dos presidentes municipales en Cuernavaca se dedicaron a robar dinero, viendo de donde lo podían sacar. Uno de ellos es Gobernador, y el otro está en la cárcel. El que es Gobernador pudo nadar de muertito porque es muy famoso y salió en una novela con Carmencita Salinas (creo que era bombero en la novela y hay una escena que deja lucir sus dotes histriónicos en la que se reencuentra con su mamá llorando como magdalena). El otro era un total desconocido que se sacó el puesto en una rifa y se creyó invencible, no estuvo ni cerca de serlo. También hay una novela de él en video, chocando su coche sin querer queriendo para no irse a la cárcel, pero a diferencia del otro, a él no lo salvo Carmencita Salinas.

Hoy tenemos a una persona más seria al frente del Cabildo. Un Abogado, de Cuernavaca, de buen nombre y con experiencia. Pero ni él ha podido recuperar el Ayuntamiento. Esta semana dijo que le va a pedir a AMLO salve a SAPAC de la deuda con CFE. Eso es lo mismo que echar un Ave María con el partido ya perdido. Chicle y pega, pero ¿ya pa’ que sirve?

Tenemos que dejar de idolatrar a cualquiera solo por el hecho de ganar una elección. Si el mecánico te entrega el coche con el ruido más fuerte que cuando se lo dejaste, no le das las gracias. ¿Quién de estas tres personalidades le a quitado el ruido al Ayuntamiento? Parece ser que el punto culminante es ganar la elección. Ahí está el pico del éxito y después todo es bajada. A la hora de la administrar, siempre es desilusión. Reaccionar a esto, reaccionar a aquello.

Me cuesta trabajo creer que el Señor Urióstegui, con toda la experiencia que tiene no estuviera preparado para los retos que ha enfrentado. ¿Acaso estamos ciegos? No vemos más allá de la demagogia y las falsas promesas. Hay quienes dicen que hacer lo mismo esperando resultados diferentes es cosa de locos. Eso es lo que hacemos trienio tras trienio, sexenio tras sexenio y, todo parece indicar, seguiremos haciendo. Huele a gato encerrado.

En Tepoztlán nos dan otra muestra del mismo problema, pero con diferente ángulo. El Carnaval que no salió por falta de organización. Al Presidente Municipal de allá, que le encantaba invitar al Gabinete del Cuau a tomarse fotos haciendo como que trabajan, ahora le da por decir que la culpa es del Gobernador que no peló su petición de ayuda. ¿Y la foto, apá?

Diferente es lo que necesitamos. Estoy dispuesto a excusar el fracaso de proyectos diferentes que busquen soluciones. Se vale fracasar. A estas alturas, necesitamos que se prueben alternativas, arriesgando al fracaso pues no arriesgar significa fracaso seguro. Ya probamos poniendo payasos. No fueron la solución. ¿Qué sigue?

Hacer lo mismo es seguir con el pan y circo. Por ahí no es. Las mañaneras serán eternamente recordadas. AMLO pasará a la historia como un gran Ilusionista. Ódialo o amalo, pero no está aportando nada verdaderamente valioso para el desarrollo del país. Puras palabras, y esas se las lleva el viento.

¿Por dónde si es?

Ah, verdad… no está tan sencillo.


Hoy me toca escribir esta columna desde la comodidad de mi casa. Lo hago porque no tengo de otra. La Ciudad de Cuernavaca es un caos y mi día se ve limitado, afectado por la falta de capacidad de una administración municipal que hace años es impotente, y es que el problema es ese. El cuchillo está chato, el perro no tiene dientes, la alcancía no suena.

Los últimos dos presidentes municipales en Cuernavaca se dedicaron a robar dinero, viendo de donde lo podían sacar. Uno de ellos es Gobernador, y el otro está en la cárcel. El que es Gobernador pudo nadar de muertito porque es muy famoso y salió en una novela con Carmencita Salinas (creo que era bombero en la novela y hay una escena que deja lucir sus dotes histriónicos en la que se reencuentra con su mamá llorando como magdalena). El otro era un total desconocido que se sacó el puesto en una rifa y se creyó invencible, no estuvo ni cerca de serlo. También hay una novela de él en video, chocando su coche sin querer queriendo para no irse a la cárcel, pero a diferencia del otro, a él no lo salvo Carmencita Salinas.

Hoy tenemos a una persona más seria al frente del Cabildo. Un Abogado, de Cuernavaca, de buen nombre y con experiencia. Pero ni él ha podido recuperar el Ayuntamiento. Esta semana dijo que le va a pedir a AMLO salve a SAPAC de la deuda con CFE. Eso es lo mismo que echar un Ave María con el partido ya perdido. Chicle y pega, pero ¿ya pa’ que sirve?

Tenemos que dejar de idolatrar a cualquiera solo por el hecho de ganar una elección. Si el mecánico te entrega el coche con el ruido más fuerte que cuando se lo dejaste, no le das las gracias. ¿Quién de estas tres personalidades le a quitado el ruido al Ayuntamiento? Parece ser que el punto culminante es ganar la elección. Ahí está el pico del éxito y después todo es bajada. A la hora de la administrar, siempre es desilusión. Reaccionar a esto, reaccionar a aquello.

Me cuesta trabajo creer que el Señor Urióstegui, con toda la experiencia que tiene no estuviera preparado para los retos que ha enfrentado. ¿Acaso estamos ciegos? No vemos más allá de la demagogia y las falsas promesas. Hay quienes dicen que hacer lo mismo esperando resultados diferentes es cosa de locos. Eso es lo que hacemos trienio tras trienio, sexenio tras sexenio y, todo parece indicar, seguiremos haciendo. Huele a gato encerrado.

En Tepoztlán nos dan otra muestra del mismo problema, pero con diferente ángulo. El Carnaval que no salió por falta de organización. Al Presidente Municipal de allá, que le encantaba invitar al Gabinete del Cuau a tomarse fotos haciendo como que trabajan, ahora le da por decir que la culpa es del Gobernador que no peló su petición de ayuda. ¿Y la foto, apá?

Diferente es lo que necesitamos. Estoy dispuesto a excusar el fracaso de proyectos diferentes que busquen soluciones. Se vale fracasar. A estas alturas, necesitamos que se prueben alternativas, arriesgando al fracaso pues no arriesgar significa fracaso seguro. Ya probamos poniendo payasos. No fueron la solución. ¿Qué sigue?

Hacer lo mismo es seguir con el pan y circo. Por ahí no es. Las mañaneras serán eternamente recordadas. AMLO pasará a la historia como un gran Ilusionista. Ódialo o amalo, pero no está aportando nada verdaderamente valioso para el desarrollo del país. Puras palabras, y esas se las lleva el viento.

¿Por dónde si es?

Ah, verdad… no está tan sencillo.


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