/ jueves 21 de julio de 2022

Días de Soltar | De prácticas que dejan pal cochinito

Uno pensaría que estas prácticas ya no suceden en el México de hoy, porque #democracia. La dura realidad es que están más presentes de lo que imaginamos. Sin rodeos, voy a ponerlo de la manera más clara que puedo. Sin decir nombres, para que no lloren…tanto.

Hay políticos que, después de las elecciones, metieron a gente a trabajar a Ayuntamientos y a cambio les están pidiendo una mordida de su sueldo. Esos mismos políticos también están cambiando servicios y gestiones por afiliar gente a un partido político.

Ambas prácticas no solamente constituyen delitos, sino que además son la razón ejemplificada de porqué la gente no confía en los políticos. En uno de estos municipios, un amigo que es de esos que creyó en el liderazgo de un grillo gañan y entró a trabajar con la idea de ayudar a su comunidad, ha visto como poco a poquito con el paso de los meses el “descuento” quincenal y las exigencias “partidarias” le van quitando las ganas de trabajar y se van cambiando por una apatía depresiva. Eso es lo más peligroso.

Este amigo no solamente tiene que lidiar con esto. También con que hay toda una estructura de aviadores que el “líder” metió al Ayuntamiento, gente sin ética profesional que lo único que saben hacer es sentarse en la silla en la mañana, salir a comer a la hora de la comida, y regresar borrachos a sentarse en la misma silla por la tarde, y eso si regresan.

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Hacer política hoy en día es un trabajo complicado. Cualquier esfuerzo de organización social ya es en sí difícil, ahora agrégale el desprestigio y la apatía generalizada. Por eso es tan grave que abusivos como éstos maten la buena fe. Cuando eso sucede, lo hacen por dos frentes: por un lado, la gente interesada en hacer labor social o política que pierde el interés y, por otro, la gente que necesita los servicios o gestiones que deja de confiar.

Una amiga, una mujer hecha de la madera más noble y resistente que he visto, tiene que caer en este juego sucio. Ella necesita el apoyo del Ayuntamiento, porque tiene un hijo enfermo con cáncer (si, de ese cáncer difícil de tratar porque no hay medicinas) y si no acepta ayudar a esos zánganos a afiliar gente a un partido, pierde el pequeño apoyo que hace toda la diferencia entre poder trasladarse a que le den la quimioterapia al niño o pagar la medicina en la farmacia privada. ¿De qué sirve afiliar gente a un partido político si la gente no tiene convicción de pertenecer? La realidad es más pragmática: demostrar “músculo”, con miras a la decisión, de quien será la nueva dirigencia.

Quieren tener la dirigencia de un partido (a estas alturas ya debes de saber de qué partido y de qué personajes hablo) para imponer sus candidatos, que cuando ganen pongan a su gente, para quitarles la “cooperación voluntaria a la causa” a cambio de que sigan sentándose en la silla de una oficina se servicios públicos a ver pasar el tiempo. Verás, es un buen negocio, y lo peor de todo: les sale barato.

¿Cómo le digo a mi amiga que deje de hacerle el caldo a estos demonios, si de eso dependen el apoyo a su hijo? ¿Cómo le digo a mi otro amigo que no les de su sueldo, si de eso depende que pueda seguir trabajando?

El poder está en manos de los ciudadanos; desgraciadamente, ahorita no podemos hacer mucho, pero si nos organizamos para vigilar a los Partidos, los candidatos que mandan y sus propuestas, podemos influir en que los próximos ayuntamientos tengan menos zánganos. Vale la pena echarles un ojo a propuestas como las del Frente Cívico Nacional, que quiere que los ciudadanos participen en las designaciones de candidatos de los partidos. Los ciudadanos tenemos que tomar un papel más activo en la democracia. #participacionciudadana

Uno pensaría que estas prácticas ya no suceden en el México de hoy, porque #democracia. La dura realidad es que están más presentes de lo que imaginamos. Sin rodeos, voy a ponerlo de la manera más clara que puedo. Sin decir nombres, para que no lloren…tanto.

Hay políticos que, después de las elecciones, metieron a gente a trabajar a Ayuntamientos y a cambio les están pidiendo una mordida de su sueldo. Esos mismos políticos también están cambiando servicios y gestiones por afiliar gente a un partido político.

Ambas prácticas no solamente constituyen delitos, sino que además son la razón ejemplificada de porqué la gente no confía en los políticos. En uno de estos municipios, un amigo que es de esos que creyó en el liderazgo de un grillo gañan y entró a trabajar con la idea de ayudar a su comunidad, ha visto como poco a poquito con el paso de los meses el “descuento” quincenal y las exigencias “partidarias” le van quitando las ganas de trabajar y se van cambiando por una apatía depresiva. Eso es lo más peligroso.

Este amigo no solamente tiene que lidiar con esto. También con que hay toda una estructura de aviadores que el “líder” metió al Ayuntamiento, gente sin ética profesional que lo único que saben hacer es sentarse en la silla en la mañana, salir a comer a la hora de la comida, y regresar borrachos a sentarse en la misma silla por la tarde, y eso si regresan.

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Hacer política hoy en día es un trabajo complicado. Cualquier esfuerzo de organización social ya es en sí difícil, ahora agrégale el desprestigio y la apatía generalizada. Por eso es tan grave que abusivos como éstos maten la buena fe. Cuando eso sucede, lo hacen por dos frentes: por un lado, la gente interesada en hacer labor social o política que pierde el interés y, por otro, la gente que necesita los servicios o gestiones que deja de confiar.

Una amiga, una mujer hecha de la madera más noble y resistente que he visto, tiene que caer en este juego sucio. Ella necesita el apoyo del Ayuntamiento, porque tiene un hijo enfermo con cáncer (si, de ese cáncer difícil de tratar porque no hay medicinas) y si no acepta ayudar a esos zánganos a afiliar gente a un partido, pierde el pequeño apoyo que hace toda la diferencia entre poder trasladarse a que le den la quimioterapia al niño o pagar la medicina en la farmacia privada. ¿De qué sirve afiliar gente a un partido político si la gente no tiene convicción de pertenecer? La realidad es más pragmática: demostrar “músculo”, con miras a la decisión, de quien será la nueva dirigencia.

Quieren tener la dirigencia de un partido (a estas alturas ya debes de saber de qué partido y de qué personajes hablo) para imponer sus candidatos, que cuando ganen pongan a su gente, para quitarles la “cooperación voluntaria a la causa” a cambio de que sigan sentándose en la silla de una oficina se servicios públicos a ver pasar el tiempo. Verás, es un buen negocio, y lo peor de todo: les sale barato.

¿Cómo le digo a mi amiga que deje de hacerle el caldo a estos demonios, si de eso dependen el apoyo a su hijo? ¿Cómo le digo a mi otro amigo que no les de su sueldo, si de eso depende que pueda seguir trabajando?

El poder está en manos de los ciudadanos; desgraciadamente, ahorita no podemos hacer mucho, pero si nos organizamos para vigilar a los Partidos, los candidatos que mandan y sus propuestas, podemos influir en que los próximos ayuntamientos tengan menos zánganos. Vale la pena echarles un ojo a propuestas como las del Frente Cívico Nacional, que quiere que los ciudadanos participen en las designaciones de candidatos de los partidos. Los ciudadanos tenemos que tomar un papel más activo en la democracia. #participacionciudadana

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