/ sábado 28 de octubre de 2023

¡La familia mexicana es para siempre!

Resumiendo el artículo de la semana pasada, en el que ponderamos los fundamentos de la grandeza de las familias mexicanas; verbigracia, por qué en México la familia es para siempre; las diferentes clases que existen en el mundo y los casos de ingratitud familiar, en esta segunda y última parte concluimos analizando otras atribuciones de las familias mexicanas, resumiendo en cinco conclusiones las razones y la trascendencia de los hogares y las familias mexicanas.

Otras atribuciones de la familia mexicana que es para siempre

En casos de enfermedades leves o graves siempre está la disposición de ir a la farmacia, de acudir a las viejas recetas de nuestros abuelos y nuestras abuelas, para proveer al momento, y sobre todo quién no tiene presente los remedios caseros, de cuando fue niño y sufrió algún empacho, alguna gripa, o algunos problemas estomacales, y que siempre fueron atendidos con cuidados especiales por la mamá, por el papá, por los abuelos y los hijos, y que reiteramos, siempre han asumido los papeles de enfermera, enfermero, de apoyo, de remedios caseros, y evidentemente cuidando para esos enfermos la ingestión de alimentos adecuados de acuerdo a su enfermedad; también es importante subrayar que en la familia , hoy tanto ella cuanto él, tienen que estar en una posición de lavar la ropa, de plancharla, de lavar los trastes, de estar presentes cuando se necesite, igualmente en los casos en los que la mamá o el papá, según sea la circunstancia, se convierte en chofer, aparte de protector de los niños para llevarlos a la escuela, a las clases extras, para atenderlos en sus mejores inquietudes.

Consideramos y podemos resumir en varias conclusiones, toda esta esencia de la familia mexicana.

Primera: A nivel mundial y habiendo hecho nosotros investigaciones a conciencia y profundas, no hemos encontrado en el mundo, en ninguna parte, una organización, una unidad, una expresión de solidaridad, como se da en todas las familias mexicanas, sean cuales fueren sus orígenes, de una persona, del mismo o diferente sexo y todo lo que hemos acotado.

Segunda: Es darle el valor intrínseco, etimológico, jurídico y sociológico que tiene la palabra hogar, que en la antigüedad era el lugar del fuego constante, donde se reunía la familia en derredor de ella y que en el siglo XXI el hogar mexicano sigue siendo único, comparado con el de Estados Unidos, Europa, países comunistas y los demás, porque hemos sido capaces en nuestra antigüedad, como niños, como jóvenes, como adultos y como ancianos, de haber recibido tales beneficios y tales apoyos, que en su momento devolvemos parte de todo eso y más de lo que hemos recibido, porque aquí se hace una realidad, todo aquello que sembraron, en mi caso específico mi abuelita, mi mamá, mi tía, mi hermana, pude en su momento, corresponder con acciones y con actividades muy importantes, y en el caso concreto tengo que mencionar que yo, que viví tantos años, 20, en la colonia Portales, tuve mi primer trabajo a la edad de 13 años, porque sentía la necesidad de apoyar a mi propia familia.

Tercera: Siempre la familia está con los brazos abiertos, para que en cualquier momento y en cualquier circunstancia, la joven que salió embarazada y que se tuvo que ir por razones a veces inexplicables, después de un tiempo hay reconciliación con la familia y regresan con su hijo o su hija a reintegrarse con esa familia.

Cuarta: La familia mexicana, que es para siempre, es una generalidad, no individualidades, una solidaridad, no egoísmos personales, una manera de trascender a través de nuestros propios hijos, de nuestros nietos y de saber que has cumplido con lo que recibiste en su momento, como niño o como joven.

Quinta: Las palabras solidaridad, hogar, presencia, confidencias, apoyos incondicionales, a diferencia de otros lugares, en los que incluso se habla, sin metáforas sino como una realidad, donde el tiempo es dinero, donde nada es gratis y que en un momento dado se va a reflejar cuando en esos países los jóvenes “motu proprio” y en otros empujados por su propia familia, a los 15 o 18 años abandonan el seno familiar; en cambio en México no hay límites ni hay edades, tan es así que las propias leyes mexicanas no señalan como límites de deberes alimenticios la edad de 18 años.


*Profesor de Carrera, con 56 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Resumiendo el artículo de la semana pasada, en el que ponderamos los fundamentos de la grandeza de las familias mexicanas; verbigracia, por qué en México la familia es para siempre; las diferentes clases que existen en el mundo y los casos de ingratitud familiar, en esta segunda y última parte concluimos analizando otras atribuciones de las familias mexicanas, resumiendo en cinco conclusiones las razones y la trascendencia de los hogares y las familias mexicanas.

Otras atribuciones de la familia mexicana que es para siempre

En casos de enfermedades leves o graves siempre está la disposición de ir a la farmacia, de acudir a las viejas recetas de nuestros abuelos y nuestras abuelas, para proveer al momento, y sobre todo quién no tiene presente los remedios caseros, de cuando fue niño y sufrió algún empacho, alguna gripa, o algunos problemas estomacales, y que siempre fueron atendidos con cuidados especiales por la mamá, por el papá, por los abuelos y los hijos, y que reiteramos, siempre han asumido los papeles de enfermera, enfermero, de apoyo, de remedios caseros, y evidentemente cuidando para esos enfermos la ingestión de alimentos adecuados de acuerdo a su enfermedad; también es importante subrayar que en la familia , hoy tanto ella cuanto él, tienen que estar en una posición de lavar la ropa, de plancharla, de lavar los trastes, de estar presentes cuando se necesite, igualmente en los casos en los que la mamá o el papá, según sea la circunstancia, se convierte en chofer, aparte de protector de los niños para llevarlos a la escuela, a las clases extras, para atenderlos en sus mejores inquietudes.

Consideramos y podemos resumir en varias conclusiones, toda esta esencia de la familia mexicana.

Primera: A nivel mundial y habiendo hecho nosotros investigaciones a conciencia y profundas, no hemos encontrado en el mundo, en ninguna parte, una organización, una unidad, una expresión de solidaridad, como se da en todas las familias mexicanas, sean cuales fueren sus orígenes, de una persona, del mismo o diferente sexo y todo lo que hemos acotado.

Segunda: Es darle el valor intrínseco, etimológico, jurídico y sociológico que tiene la palabra hogar, que en la antigüedad era el lugar del fuego constante, donde se reunía la familia en derredor de ella y que en el siglo XXI el hogar mexicano sigue siendo único, comparado con el de Estados Unidos, Europa, países comunistas y los demás, porque hemos sido capaces en nuestra antigüedad, como niños, como jóvenes, como adultos y como ancianos, de haber recibido tales beneficios y tales apoyos, que en su momento devolvemos parte de todo eso y más de lo que hemos recibido, porque aquí se hace una realidad, todo aquello que sembraron, en mi caso específico mi abuelita, mi mamá, mi tía, mi hermana, pude en su momento, corresponder con acciones y con actividades muy importantes, y en el caso concreto tengo que mencionar que yo, que viví tantos años, 20, en la colonia Portales, tuve mi primer trabajo a la edad de 13 años, porque sentía la necesidad de apoyar a mi propia familia.

Tercera: Siempre la familia está con los brazos abiertos, para que en cualquier momento y en cualquier circunstancia, la joven que salió embarazada y que se tuvo que ir por razones a veces inexplicables, después de un tiempo hay reconciliación con la familia y regresan con su hijo o su hija a reintegrarse con esa familia.

Cuarta: La familia mexicana, que es para siempre, es una generalidad, no individualidades, una solidaridad, no egoísmos personales, una manera de trascender a través de nuestros propios hijos, de nuestros nietos y de saber que has cumplido con lo que recibiste en su momento, como niño o como joven.

Quinta: Las palabras solidaridad, hogar, presencia, confidencias, apoyos incondicionales, a diferencia de otros lugares, en los que incluso se habla, sin metáforas sino como una realidad, donde el tiempo es dinero, donde nada es gratis y que en un momento dado se va a reflejar cuando en esos países los jóvenes “motu proprio” y en otros empujados por su propia familia, a los 15 o 18 años abandonan el seno familiar; en cambio en México no hay límites ni hay edades, tan es así que las propias leyes mexicanas no señalan como límites de deberes alimenticios la edad de 18 años.


*Profesor de Carrera, con 56 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.