/ lunes 16 de agosto de 2021

Cuernavaca sedienta

Cuentan quienes lo vivieron que hace unas cuatro décadas, Cuernavaca era reconocida por la calidad de su agua, siempre fresca, deliciosa y muy rara vez ausente ¿Garrafones? ¿Para qué? Al agua de esta ciudad, no solo se le tenía cariño, sino también confianza.

Nadie enfermaba por consumir agua cuernavacense, el filtro natural que significa la Sierra de Ajusco-Chichinautzin proporcionaba a los manantiales de la llamada ciudad de la eterna primavera un líquido de excelente calidad.

Pero como nada es para siempre, la red de agua potable envejeció y sin un mantenimiento adecuado, las fugas del vital líquido empezaron a brotar por toda la ciudad, esto derivó en una contaminación agravada por un sistema de drenaje igualmente deteriorado; al agua de nuestro municipio no se le perdió el aprecio pero sí la confianza, el uso del elemento embotellado es parte ya de nuestra cotidianidad.

A la suma de calamidades se ha agregado la escasez, desde hace varias semanas, colonias enteras no tienen el suministro debido al corte de energía eléctrica que la Comisión Federal de Electricidad ha realizado en varios pozos de agua de la capital; al menos cinco mil familias en cifras del mismo sistema operador, fueron afectadas en medio de una pandemia y con el virus respirando en nuestras nucas, resulta ofensiva la incongruencia del Gobierno Municipal que promueve el lavado frecuente de manos y no procura los medios para cumplir con tan importante medida sanitaria.

Los bloqueos de las principales arterias de la capital se han incrementado en los últimos días, las medidas de presión de los colonos perjudican todas las actividades del resto de los ciudadanos, en nuestra pequeña ciudad el cierre de vías como Plan de Ayala, Domingo Diez, Cuauhnáhuac, Morelos Sur, el Paso Express o Vicente Guerrero representa una sola cosa: Caos.

Ciudadanos salieron a la calle a expresar su coraje, desesperación y desconfianza en sus autoridades municipales; vimos incluso a un manifestante parado frente a un automóvil sosteniendo un enfrentamiento verbal con el conductor, esa imagen reflejó por sí sola toda la problemática que se padece en esta ciudad, la indignación de unos ante la apatía pero también afectación de otros.

El añejo conflicto paulatinamente escala, la Comisión Federal de Electricidad intenta forzar al pago con cortes de luz, vecinos carecen de agua desde hace 2 meses, convirtiendo esto en un asunto de supervivencia; el adeudo municipal se dice, supera los 265 mdp, buscando una salida al problema, ya hubo reuniones entre las dos partes, mas los resultados están a la vista: una ciudad colapsada por la falta de agua y los bloqueos carreteros.

Al munícipe capitalino le pareció buena idea ampararse contra la CFE, tratando de resolver o mejor dicho postergar la solución al problema utilizando recursos legales pero desdeñando el cumplimiento de sus obligaciones, calificando de “herencia”, aunque también se la pasará al electo José Luis Urióstegui, quien solicita al aún alcalde Antonio Villalobos, actuar con responsabilidad, en clara alusión a los problemas de agua y laudos en cascada por parte de servidores despedidos.

De forma sorpresiva incluso para él mismo, Francisco Antonio Villalobos Adán llegó a la alcaldía de esta ciudad y tuvo una gran oportunidad para trascender pero la dejó ir, un municipio carente de obra pública, lleno de baches, con una imagen urbana venida a menos, ahogado en la inseguridad, ese es el triste resultado de una aventura política, la falta de agua por incumplimiento en pagos a la paraestatal, resulta colofón esperado para una administración fallida.

En un tema que dejó de ser doméstico y pasó a planos nacionales, ojalá la solución definitiva llegue pronto para beneficio de quienes aquí vivimos, veremos si existe un poco de empatía por cualquiera de los niveles de gobierno involucrados; el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado tiene sin duda una tarea que parece imposible, dar soluciones concretas y no paliativos, nuestra Cuernavaca sedienta espera, pero en esta ocasión ya no de forma paciente.

Cuentan quienes lo vivieron que hace unas cuatro décadas, Cuernavaca era reconocida por la calidad de su agua, siempre fresca, deliciosa y muy rara vez ausente ¿Garrafones? ¿Para qué? Al agua de esta ciudad, no solo se le tenía cariño, sino también confianza.

Nadie enfermaba por consumir agua cuernavacense, el filtro natural que significa la Sierra de Ajusco-Chichinautzin proporcionaba a los manantiales de la llamada ciudad de la eterna primavera un líquido de excelente calidad.

Pero como nada es para siempre, la red de agua potable envejeció y sin un mantenimiento adecuado, las fugas del vital líquido empezaron a brotar por toda la ciudad, esto derivó en una contaminación agravada por un sistema de drenaje igualmente deteriorado; al agua de nuestro municipio no se le perdió el aprecio pero sí la confianza, el uso del elemento embotellado es parte ya de nuestra cotidianidad.

A la suma de calamidades se ha agregado la escasez, desde hace varias semanas, colonias enteras no tienen el suministro debido al corte de energía eléctrica que la Comisión Federal de Electricidad ha realizado en varios pozos de agua de la capital; al menos cinco mil familias en cifras del mismo sistema operador, fueron afectadas en medio de una pandemia y con el virus respirando en nuestras nucas, resulta ofensiva la incongruencia del Gobierno Municipal que promueve el lavado frecuente de manos y no procura los medios para cumplir con tan importante medida sanitaria.

Los bloqueos de las principales arterias de la capital se han incrementado en los últimos días, las medidas de presión de los colonos perjudican todas las actividades del resto de los ciudadanos, en nuestra pequeña ciudad el cierre de vías como Plan de Ayala, Domingo Diez, Cuauhnáhuac, Morelos Sur, el Paso Express o Vicente Guerrero representa una sola cosa: Caos.

Ciudadanos salieron a la calle a expresar su coraje, desesperación y desconfianza en sus autoridades municipales; vimos incluso a un manifestante parado frente a un automóvil sosteniendo un enfrentamiento verbal con el conductor, esa imagen reflejó por sí sola toda la problemática que se padece en esta ciudad, la indignación de unos ante la apatía pero también afectación de otros.

El añejo conflicto paulatinamente escala, la Comisión Federal de Electricidad intenta forzar al pago con cortes de luz, vecinos carecen de agua desde hace 2 meses, convirtiendo esto en un asunto de supervivencia; el adeudo municipal se dice, supera los 265 mdp, buscando una salida al problema, ya hubo reuniones entre las dos partes, mas los resultados están a la vista: una ciudad colapsada por la falta de agua y los bloqueos carreteros.

Al munícipe capitalino le pareció buena idea ampararse contra la CFE, tratando de resolver o mejor dicho postergar la solución al problema utilizando recursos legales pero desdeñando el cumplimiento de sus obligaciones, calificando de “herencia”, aunque también se la pasará al electo José Luis Urióstegui, quien solicita al aún alcalde Antonio Villalobos, actuar con responsabilidad, en clara alusión a los problemas de agua y laudos en cascada por parte de servidores despedidos.

De forma sorpresiva incluso para él mismo, Francisco Antonio Villalobos Adán llegó a la alcaldía de esta ciudad y tuvo una gran oportunidad para trascender pero la dejó ir, un municipio carente de obra pública, lleno de baches, con una imagen urbana venida a menos, ahogado en la inseguridad, ese es el triste resultado de una aventura política, la falta de agua por incumplimiento en pagos a la paraestatal, resulta colofón esperado para una administración fallida.

En un tema que dejó de ser doméstico y pasó a planos nacionales, ojalá la solución definitiva llegue pronto para beneficio de quienes aquí vivimos, veremos si existe un poco de empatía por cualquiera de los niveles de gobierno involucrados; el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado tiene sin duda una tarea que parece imposible, dar soluciones concretas y no paliativos, nuestra Cuernavaca sedienta espera, pero en esta ocasión ya no de forma paciente.