/ jueves 30 de diciembre de 2021

Cuencas hidrológicas. Unidad básica de política pública en materia del agua

Conocer las cuencas naturales, nos lleva a considerar que en condiciones naturales, gran parte del volumen de lluvia que ingresa a una cuenca es retenido por procesos de intercepción, infiltración y evaporación.

La representación de cada proceso varía según la latitud, el clima y el ecosistema donde se ubica.

Entre los ecosistemas con mayor capacidad de retención de humedad destacan los bosques tropicales, presentes en nuestro Estado. En las áreas de bosque tropical hay una gran acumulación superficial debido a la gran cantidad de material en el suelo, lo que proporciona un flujo subterráneo de baja velocidad.

En estos sistemas, la infiltración se potencia debido a la asociación de varios factores:

En las áreas boscosas, el suelo tiene un bajo grado de compactación, lo que se traduce en una mayor tasa de infiltración.

Debido a la intercepción y acumulación de agua en la hojarasca, el agua de lluvia no llega directamente al suelo, ya que este material absorbe la mayoría de los impactos de las gotas, reteniendo la humedad y liberándola gradualmente.

La hojarasca es la acumulación de materia orgánica muerta en diferentes etapas de descomposición que recubre superficialmente el suelo en las áreas forestales. La presencia de este material en el suelo es un elemento clave en el proceso de infiltración del agua y su lenta liberación a los cursos de agua.

La infiltración de agua de lluvia es inversamente proporcional al volumen de cobertura vegetal en el suelo. A mayor cobertura vegetal, menor ocurrencia de escurrimientos directos y mayor protección del suelo, impidiendo el arrastre de sólidos hacia los ríos. Así, estas cuencas cuentan con agua de mejor calidad debido a que gran parte del volumen drenado se origina en el flujo base, presentando bajas concentraciones de sólidos.

Por lo tanto, el escurrimiento superficial directo ocurre solo en depresiones, donde hay una concentración de escurrimientos subterráneos. Las cuencas con grandes extensiones de bosque nativo tienen gran capacidad para absorber y almacenar agua en el suelo.

Por su parte, las cuencas en las áreas rurales tienen extensas áreas de cultivo o pastos y pueden mostrar cambios en la calidad del agua y los regímenes de flujo debido a cambios en la cubierta vegetal.

El suelo expuesto aumenta las pérdidas por evaporación directa, generando una pérdida excesiva de humedad del suelo y una eventual necesidad de riego.

La creciente demanda de riego y otros usos, en particular el abastecimiento público e industrial, puede alterar significativamente el balance hídrico de las cuencas hidrográficas, lo que puede implicar una reducción de la disponibilidad de agua y generar conflictos de uso.

La intensidad de los impactos de la agricultura sobre la calidad del agua está íntimamente ligada al grado de fragilidad del medio, las actividades realizadas y las técnicas empleadas.

En cuanto al cambio en la calidad del agua, uno de los impactos más representativos de las actividades agrícolas es el aporte de nutrientes, especialmente nitrógeno y fósforo, provenientes de escurrimiento agrícola y, en consecuencia, la eutrofización de los cuerpos de agua, especialmente en los sistemas lacustres.

La contaminación provocada por la agricultura puede ocurrir de dos formas: difusa o puntual. Las fuentes difusas de contaminación se caracterizan principalmente por escurrimientos superficiales, la lixiviación y el flujo de macroporos en los que el agua se mueve por gravedad. a medida que fluyen las aguas, llevan parte de los productos aplicados como fertilizantes y agroquímicos.

Estos procesos están estrechamente relacionados con las propiedades...


Conocer las cuencas naturales, nos lleva a considerar que en condiciones naturales, gran parte del volumen de lluvia que ingresa a una cuenca es retenido por procesos de intercepción, infiltración y evaporación.

La representación de cada proceso varía según la latitud, el clima y el ecosistema donde se ubica.

Entre los ecosistemas con mayor capacidad de retención de humedad destacan los bosques tropicales, presentes en nuestro Estado. En las áreas de bosque tropical hay una gran acumulación superficial debido a la gran cantidad de material en el suelo, lo que proporciona un flujo subterráneo de baja velocidad.

En estos sistemas, la infiltración se potencia debido a la asociación de varios factores:

En las áreas boscosas, el suelo tiene un bajo grado de compactación, lo que se traduce en una mayor tasa de infiltración.

Debido a la intercepción y acumulación de agua en la hojarasca, el agua de lluvia no llega directamente al suelo, ya que este material absorbe la mayoría de los impactos de las gotas, reteniendo la humedad y liberándola gradualmente.

La hojarasca es la acumulación de materia orgánica muerta en diferentes etapas de descomposición que recubre superficialmente el suelo en las áreas forestales. La presencia de este material en el suelo es un elemento clave en el proceso de infiltración del agua y su lenta liberación a los cursos de agua.

La infiltración de agua de lluvia es inversamente proporcional al volumen de cobertura vegetal en el suelo. A mayor cobertura vegetal, menor ocurrencia de escurrimientos directos y mayor protección del suelo, impidiendo el arrastre de sólidos hacia los ríos. Así, estas cuencas cuentan con agua de mejor calidad debido a que gran parte del volumen drenado se origina en el flujo base, presentando bajas concentraciones de sólidos.

Por lo tanto, el escurrimiento superficial directo ocurre solo en depresiones, donde hay una concentración de escurrimientos subterráneos. Las cuencas con grandes extensiones de bosque nativo tienen gran capacidad para absorber y almacenar agua en el suelo.

Por su parte, las cuencas en las áreas rurales tienen extensas áreas de cultivo o pastos y pueden mostrar cambios en la calidad del agua y los regímenes de flujo debido a cambios en la cubierta vegetal.

El suelo expuesto aumenta las pérdidas por evaporación directa, generando una pérdida excesiva de humedad del suelo y una eventual necesidad de riego.

La creciente demanda de riego y otros usos, en particular el abastecimiento público e industrial, puede alterar significativamente el balance hídrico de las cuencas hidrográficas, lo que puede implicar una reducción de la disponibilidad de agua y generar conflictos de uso.

La intensidad de los impactos de la agricultura sobre la calidad del agua está íntimamente ligada al grado de fragilidad del medio, las actividades realizadas y las técnicas empleadas.

En cuanto al cambio en la calidad del agua, uno de los impactos más representativos de las actividades agrícolas es el aporte de nutrientes, especialmente nitrógeno y fósforo, provenientes de escurrimiento agrícola y, en consecuencia, la eutrofización de los cuerpos de agua, especialmente en los sistemas lacustres.

La contaminación provocada por la agricultura puede ocurrir de dos formas: difusa o puntual. Las fuentes difusas de contaminación se caracterizan principalmente por escurrimientos superficiales, la lixiviación y el flujo de macroporos en los que el agua se mueve por gravedad. a medida que fluyen las aguas, llevan parte de los productos aplicados como fertilizantes y agroquímicos.

Estos procesos están estrechamente relacionados con las propiedades...