/ martes 2 de junio de 2020

Cuautla no es rara, sino peculiar

¿A quién corresponde forzar la cuarentena? Porque si bien el orden en el funcionamiento de los establecimientos corresponde a cada municipio, el decreto de distanciamiento social fue emitido por el Poder Ejecutivo, lo que ha permitido que autoridades de ambos niveles se repartan culpas, pero no responsabilidades sobre el caos que empieza a generarse por la confusión, el fastidio y la rebeldía de algunos sectores que han roto “haiga sido como haiga sido”, la cuarentena sin importar que sigan los contagios en 35 de los 36 de los municipios.

El acuerdo de la Secretaría de Salud, publicado en el periódico oficial del estado el 27 de mayo, establece que “La suspensión de actividades no esenciales en Morelos continuará hasta en tanto se disponga lo contrario conforme a la etapa 3 que determine para el caso particular de los municipios y regiones en Morelos la Secretaría de Salud Federal y la Secretaría de Salud Estatal”. Es decir, la responsabilidad en la extensión de la cuarentena sería inicialmente del gobierno estatal. En municipios como Jojutla, Jiutepec, Yautepec y Cuernavaca, diseñan sus propios planes para la reapertura y han implementado operativos más o menos exitosos (siempre que se acompañan con información y fechas tentativas para el reinicio de actividades, las acciones de confinamiento parecen más efectivas).

Preocupa en cambio lo que pasa en Cuautla, la gente continúa en las calles a pesar de los constantes llamados de las autoridades estatales y municipales; el ambiente sigue enrarecido, el confinamiento parece haber enfrentado a grandes sectores ciudadanos con autoridades a las que no se les cree ni se les escucha y los actos de autoridad han resultado siempre contraproducentes . No es un asunto de rareza, se trata de un problema de legitimidad de la autoridad -previo, por cierto a la aparición de la pandemia- combinado con los estilos particulares de los gobiernos municipal y estatal para conducir a la ciudadanía.

Hay sectores de la población de todo el estado que se han opuesto al distanciamiento desde su inicio. La incredulidad sobre el daño que ocasiona el virus, la incomodidad de las medidas restrictivas de la actividad, la convicción de que esas cosas les ocurren a los otros solamente, y otra serie factores limitan la posibilidad de convencer a esos grupos de obedecer el confinamiento. Lo que ocurre en Cuautla es más preocupante pues la oposición a las medidas de contención es mucho más activa y parece más organizada y no producto del espontáneo rechazo. Gravísimo es, también, que ni el Ayuntamiento ni el gobierno del estado parezcan dispuestos a asumir los costos políticos del ejercicio de autoridad y prefieran intercambiar indirectas antes de reforzar los operativos de disuasión y cierre de negocios por causa de seguridad sanitaria.

Es obvio que el impacto de la pandemia en las preferencias políticas será profundo. Algunos alcaldes están viendo el final acelerado de sus carreras políticas, lo mismo que diputados y funcionarios públicos de diversos sectores y niveles de gobierno. ¿Qué tal si se olvidan de eso y se ponen a trabajar?

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

¿A quién corresponde forzar la cuarentena? Porque si bien el orden en el funcionamiento de los establecimientos corresponde a cada municipio, el decreto de distanciamiento social fue emitido por el Poder Ejecutivo, lo que ha permitido que autoridades de ambos niveles se repartan culpas, pero no responsabilidades sobre el caos que empieza a generarse por la confusión, el fastidio y la rebeldía de algunos sectores que han roto “haiga sido como haiga sido”, la cuarentena sin importar que sigan los contagios en 35 de los 36 de los municipios.

El acuerdo de la Secretaría de Salud, publicado en el periódico oficial del estado el 27 de mayo, establece que “La suspensión de actividades no esenciales en Morelos continuará hasta en tanto se disponga lo contrario conforme a la etapa 3 que determine para el caso particular de los municipios y regiones en Morelos la Secretaría de Salud Federal y la Secretaría de Salud Estatal”. Es decir, la responsabilidad en la extensión de la cuarentena sería inicialmente del gobierno estatal. En municipios como Jojutla, Jiutepec, Yautepec y Cuernavaca, diseñan sus propios planes para la reapertura y han implementado operativos más o menos exitosos (siempre que se acompañan con información y fechas tentativas para el reinicio de actividades, las acciones de confinamiento parecen más efectivas).

Preocupa en cambio lo que pasa en Cuautla, la gente continúa en las calles a pesar de los constantes llamados de las autoridades estatales y municipales; el ambiente sigue enrarecido, el confinamiento parece haber enfrentado a grandes sectores ciudadanos con autoridades a las que no se les cree ni se les escucha y los actos de autoridad han resultado siempre contraproducentes . No es un asunto de rareza, se trata de un problema de legitimidad de la autoridad -previo, por cierto a la aparición de la pandemia- combinado con los estilos particulares de los gobiernos municipal y estatal para conducir a la ciudadanía.

Hay sectores de la población de todo el estado que se han opuesto al distanciamiento desde su inicio. La incredulidad sobre el daño que ocasiona el virus, la incomodidad de las medidas restrictivas de la actividad, la convicción de que esas cosas les ocurren a los otros solamente, y otra serie factores limitan la posibilidad de convencer a esos grupos de obedecer el confinamiento. Lo que ocurre en Cuautla es más preocupante pues la oposición a las medidas de contención es mucho más activa y parece más organizada y no producto del espontáneo rechazo. Gravísimo es, también, que ni el Ayuntamiento ni el gobierno del estado parezcan dispuestos a asumir los costos políticos del ejercicio de autoridad y prefieran intercambiar indirectas antes de reforzar los operativos de disuasión y cierre de negocios por causa de seguridad sanitaria.

Es obvio que el impacto de la pandemia en las preferencias políticas será profundo. Algunos alcaldes están viendo el final acelerado de sus carreras políticas, lo mismo que diputados y funcionarios públicos de diversos sectores y niveles de gobierno. ¿Qué tal si se olvidan de eso y se ponen a trabajar?

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx