/ miércoles 6 de mayo de 2020

Covid-19 y elecciones...

El proceso electoral 2020-2021 iniciaría en septiembre, si el Covid-19 lo permite. Porque si bien no ha habido ningún trabajador de organización electoral que haya sido diagnosticado con el padecimiento hasta ahora, el riesgo sigue latente en un estado que reporta al cinco de mayo 560 casos positivos del padecimiento que, además, golpea ya a algunas estructuras políticas (en el consejo de Xoxocotla han muerto dos de sus once integrantes).

A menos de cuatro meses de que se inicie el proceso, podríamos decir que las medidas extraordinarias tomadas para contener el avance del virus en Morelos y el resto del país, han interrumpido procesos internos de partidos políticos, y empiezan a generar condiciones de disparidad obvias y mucho más severas de las que se conocían antes, entre los aspirantes a cargos públicos. En Morelos durante esta crisis han sido pocos los voceros confiables, y muchos quienes han aprovechado la circunstancia para aparecer con pronunciamientos políticos que refrendarían sus aspiraciones personales. También ha habido quienes han emprendido campañas de desinformación en contra de algunas figuras de la crisis buscando minar el probable apoyo ciudadano que podrían lograr al término. Otros más, decíamos en una anterior entrega, aprovechan la crisis para lucrar electoralmente con despensas y apoyos pagados de recursos públicos y/o pertenecientes a programas de gobierno.

El Covid-19 ha enrarecido el espacio político-electoral, en tanto quienes respetan las normas jurídicas y de la decencia, se han visto marginados de ejercitar su presencia pública, de promover su imagen y sus ideas; mientras que otros agandayaron el espacio público durante la pandemia sin aparente interés de ayudar y, en cambio, minando los esfuerzos que autoridades y sociedad realizan (como y con lo que se puede) y deteriorando la democracia y el piso parejo que es una de sus condiciones fundamentales.

Si a esta injusticia se suma el hecho de que las medidas de contingencia permiten, y hasta alientan, períodos de autoritarismo (la solicitud de declaratoria de emergencia para Cuautla a fin de poder usar a la fuerza pública para meter a la gente en sus casas es gravísima) que pueden justificarse parcialmente por la realidad, pero que amenazan de plano el ejercicio democrático dentro y fuera de las instituciones públicas.

El riesgo es real porque esa debilidad en el liderazgo de las instituciones se quiere paliar con un autoritarismo justificado en la crisis sanitaria, cuya circunstancia no permite, además, fortalecer alternativas políticas para contender al poder establecido. La crisis nos ha limitado aún más las opciones, de por sí bastante reducidas. La oferta política ha sido profundamente restringida. Pero poco puede resolver esto el aplazamiento del proceso electoral. Los interesados en contender el año entrante por cargos locales o federales, tendrían que estar haciendo ya trabajos para mostrarse como opciones a la terrible realidad que se padece en Morelos desde antes de la contingencia y a la que la presencia del Covid-19 está agravando día con día. Urgen alternativas.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El proceso electoral 2020-2021 iniciaría en septiembre, si el Covid-19 lo permite. Porque si bien no ha habido ningún trabajador de organización electoral que haya sido diagnosticado con el padecimiento hasta ahora, el riesgo sigue latente en un estado que reporta al cinco de mayo 560 casos positivos del padecimiento que, además, golpea ya a algunas estructuras políticas (en el consejo de Xoxocotla han muerto dos de sus once integrantes).

A menos de cuatro meses de que se inicie el proceso, podríamos decir que las medidas extraordinarias tomadas para contener el avance del virus en Morelos y el resto del país, han interrumpido procesos internos de partidos políticos, y empiezan a generar condiciones de disparidad obvias y mucho más severas de las que se conocían antes, entre los aspirantes a cargos públicos. En Morelos durante esta crisis han sido pocos los voceros confiables, y muchos quienes han aprovechado la circunstancia para aparecer con pronunciamientos políticos que refrendarían sus aspiraciones personales. También ha habido quienes han emprendido campañas de desinformación en contra de algunas figuras de la crisis buscando minar el probable apoyo ciudadano que podrían lograr al término. Otros más, decíamos en una anterior entrega, aprovechan la crisis para lucrar electoralmente con despensas y apoyos pagados de recursos públicos y/o pertenecientes a programas de gobierno.

El Covid-19 ha enrarecido el espacio político-electoral, en tanto quienes respetan las normas jurídicas y de la decencia, se han visto marginados de ejercitar su presencia pública, de promover su imagen y sus ideas; mientras que otros agandayaron el espacio público durante la pandemia sin aparente interés de ayudar y, en cambio, minando los esfuerzos que autoridades y sociedad realizan (como y con lo que se puede) y deteriorando la democracia y el piso parejo que es una de sus condiciones fundamentales.

Si a esta injusticia se suma el hecho de que las medidas de contingencia permiten, y hasta alientan, períodos de autoritarismo (la solicitud de declaratoria de emergencia para Cuautla a fin de poder usar a la fuerza pública para meter a la gente en sus casas es gravísima) que pueden justificarse parcialmente por la realidad, pero que amenazan de plano el ejercicio democrático dentro y fuera de las instituciones públicas.

El riesgo es real porque esa debilidad en el liderazgo de las instituciones se quiere paliar con un autoritarismo justificado en la crisis sanitaria, cuya circunstancia no permite, además, fortalecer alternativas políticas para contender al poder establecido. La crisis nos ha limitado aún más las opciones, de por sí bastante reducidas. La oferta política ha sido profundamente restringida. Pero poco puede resolver esto el aplazamiento del proceso electoral. Los interesados en contender el año entrante por cargos locales o federales, tendrían que estar haciendo ya trabajos para mostrarse como opciones a la terrible realidad que se padece en Morelos desde antes de la contingencia y a la que la presencia del Covid-19 está agravando día con día. Urgen alternativas.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx