/ martes 7 de agosto de 2018

Colapso

Interesante palabra, esta. Una primera acepción la define como “paralización o disminución importante del ritmo de una actividad.” En ese sentido, por supuesto que la ciudad de Cuernavaca, así como otros municipios (Yautepec, Cuautla, Jojutla, Xoxocotla) sufrieron un colapso, ya que por tercer semana consecutiva transportistas del estado desquiciaron por más de 10 horas la capital debido a los bloqueos que provocaron frente a la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT), la avenida Plan de Ayala y Paseo Cuauhnáhuac.


Más de mil doscientas unidades entre rutas y taxis bloquearon la circulación para pedir la regularización de permisos para operar 3 mil unidades en toda la entidad. A eso se sumaron denuncias por pirataje, el tema de los descuentos, y ya de paso, nuevas concesiones a cambio de los favores recibidos o para “tener tranquila a la gente” en este período de transición gubernamental.


Lo que llama la atención es que se viole la ley en aras de exigir presuntos derechos. Y es más, la propia Ley de Transporte en vigor prevé en su artículo 71 la revocación de todas aquellas concesiones utilizadas para alterar el orden público e interrumpir la prestación del servicio, justo lo que ocurre cada vez que las agrupaciones de ruteros y taxistas exigen que se cumplan sus demandas y para eso cierran calles. Por cierto, la aplicación de la citada ley corresponde a la Secretaría de Movilidad y Transporte.


Además, el artículo 139 señala que se llevará a la unidad de transporte al corralón en caso de que los choferes usen el vehículo para bloquear total o parcialmente una vía pública, o bien, se invadan oficinas públicas como medio de presión a las autoridades con los vehículos del Servicio de Transporte Público, Privado y Carga, o cuando el operador del transporte público ponga en riesgo evidente la seguridad de terceros, o impida la adecuada prestación del Servicio de Transporte Público, o cuando se impida la operación del servicio de transporte en perjuicio de terceros. Así que si se trata de aplicar la ley, que sea pareja, ¿no?


Ahora, con respecto a otra aplicación del término colapso, este se refiere a la “destrucción o ruina de un sistema, una institución o una estructura”. Así pasó con el sistema político mexicano el pasado 1 de julio, pero también, en Morelos, en el tema referente a la seguridad. Díganme si no, con los casos de homicidios a plena luz del día, asaltos al por mayor, ajustes de cuentas, el homicidio (en defensa propia, determinó el juez) de un presunto asaltante al interior de una tienda de conveniencia, el linchamiento de un prestamista colombiano en Tetela del Volcán, el asesinato del líder campesino Romualdo Ixpango o la reaparición de las autodefensas en Totolapan, Tlayacapan, Tlanepantla, Yautepec, Ocuituco, Zacualpan, Temoac, Jantetelco y Ayala.


El periodista, académico y escritor, Ricardo Rapahel dijo que “el peor escenario para los habitantes de Morelos es éste: que cuando las autoridades responsables de la seguridad que se marchan trenzan batalla contra las que van llegando, los ganones son los delincuentes. Para nadie es novedad que Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco se detestan, pero la situación de vacío que se produce no tiene justificación política”. Y remata el también Director General del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (UNAM), profesor de asignaturas en el CIDE y conductor de los programas en Canal 11: “Cuauhtémoc Blanco tiene todo el derecho de no ratificar a Alberto Capella como Comisionado de Seguridad en Morelos; sin embargo, está obligado a reunirse con él para enviar un mensaje contundente contra la fiesta criminal que el vacío político está provocando.”


Suficiente colapso sufrimos hace casi un año con el sismo que sobrevivimos en Morelos. Así que evitemos caer en la catástrofe social, en la quiebra a gran escala de la cultura, las instituciones civiles y nuestra convivencia.


Así lo dijo Mi General Emiliano Zapata, nacido un día como hoy, pero de 1879: ““La paz sólo puede restablecerse teniendo por base la justicia, por palanca y sostén la libertad y el derecho, y por cúpula de ese edificio, la reforma y el bienestar social.”


Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.


Comentarios: cfelix7@hotmail.com

Twitter: @CarlosFelix1

Interesante palabra, esta. Una primera acepción la define como “paralización o disminución importante del ritmo de una actividad.” En ese sentido, por supuesto que la ciudad de Cuernavaca, así como otros municipios (Yautepec, Cuautla, Jojutla, Xoxocotla) sufrieron un colapso, ya que por tercer semana consecutiva transportistas del estado desquiciaron por más de 10 horas la capital debido a los bloqueos que provocaron frente a la Secretaría de Movilidad y Transportes (SMyT), la avenida Plan de Ayala y Paseo Cuauhnáhuac.


Más de mil doscientas unidades entre rutas y taxis bloquearon la circulación para pedir la regularización de permisos para operar 3 mil unidades en toda la entidad. A eso se sumaron denuncias por pirataje, el tema de los descuentos, y ya de paso, nuevas concesiones a cambio de los favores recibidos o para “tener tranquila a la gente” en este período de transición gubernamental.


Lo que llama la atención es que se viole la ley en aras de exigir presuntos derechos. Y es más, la propia Ley de Transporte en vigor prevé en su artículo 71 la revocación de todas aquellas concesiones utilizadas para alterar el orden público e interrumpir la prestación del servicio, justo lo que ocurre cada vez que las agrupaciones de ruteros y taxistas exigen que se cumplan sus demandas y para eso cierran calles. Por cierto, la aplicación de la citada ley corresponde a la Secretaría de Movilidad y Transporte.


Además, el artículo 139 señala que se llevará a la unidad de transporte al corralón en caso de que los choferes usen el vehículo para bloquear total o parcialmente una vía pública, o bien, se invadan oficinas públicas como medio de presión a las autoridades con los vehículos del Servicio de Transporte Público, Privado y Carga, o cuando el operador del transporte público ponga en riesgo evidente la seguridad de terceros, o impida la adecuada prestación del Servicio de Transporte Público, o cuando se impida la operación del servicio de transporte en perjuicio de terceros. Así que si se trata de aplicar la ley, que sea pareja, ¿no?


Ahora, con respecto a otra aplicación del término colapso, este se refiere a la “destrucción o ruina de un sistema, una institución o una estructura”. Así pasó con el sistema político mexicano el pasado 1 de julio, pero también, en Morelos, en el tema referente a la seguridad. Díganme si no, con los casos de homicidios a plena luz del día, asaltos al por mayor, ajustes de cuentas, el homicidio (en defensa propia, determinó el juez) de un presunto asaltante al interior de una tienda de conveniencia, el linchamiento de un prestamista colombiano en Tetela del Volcán, el asesinato del líder campesino Romualdo Ixpango o la reaparición de las autodefensas en Totolapan, Tlayacapan, Tlanepantla, Yautepec, Ocuituco, Zacualpan, Temoac, Jantetelco y Ayala.


El periodista, académico y escritor, Ricardo Rapahel dijo que “el peor escenario para los habitantes de Morelos es éste: que cuando las autoridades responsables de la seguridad que se marchan trenzan batalla contra las que van llegando, los ganones son los delincuentes. Para nadie es novedad que Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco se detestan, pero la situación de vacío que se produce no tiene justificación política”. Y remata el también Director General del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (UNAM), profesor de asignaturas en el CIDE y conductor de los programas en Canal 11: “Cuauhtémoc Blanco tiene todo el derecho de no ratificar a Alberto Capella como Comisionado de Seguridad en Morelos; sin embargo, está obligado a reunirse con él para enviar un mensaje contundente contra la fiesta criminal que el vacío político está provocando.”


Suficiente colapso sufrimos hace casi un año con el sismo que sobrevivimos en Morelos. Así que evitemos caer en la catástrofe social, en la quiebra a gran escala de la cultura, las instituciones civiles y nuestra convivencia.


Así lo dijo Mi General Emiliano Zapata, nacido un día como hoy, pero de 1879: ““La paz sólo puede restablecerse teniendo por base la justicia, por palanca y sostén la libertad y el derecho, y por cúpula de ese edificio, la reforma y el bienestar social.”


Hasta la próxima entrega, donde podrán seguir leyendo lo que hay en mi mente.


Comentarios: cfelix7@hotmail.com

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