/ viernes 27 de mayo de 2022

Ay, los números de la pobreza laboral

Según Mark Twain, Benjamin Disraeli decía que hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”, quien fuera entonces ejemplo de la práctica política y el pensamiento de estadista, tenía razón parcialmente, las estadísticas, los indicadores, reflejan sólo parte de la realidad y su mala lectura suele servir a quienes carecen de argumentos para participar en discusiones que inclinan a su antojo.

Lo cierto es que las estadísticas se componen con datos que suelen reflejar realidades, pero como cualquier otro paquete de información, sólo pueden comprenderse con un grado deseable de fidelidad si son leídas en su contexto. Las instituciones suelen ser fieles con el tratamiento de sus números para diagnósticos internos, pero cuando se trata de hacer públicos los datos, hay una tendencia al contraste erróneo o engañoso. Una de las instituciones que más fielmente trabajaba sus paquetes de datos es el Coneval, que en sus evaluaciones de política social suele ser muy serio, aunque en las comunicaciones recientes pareciera presentar los datos de forma que suavicen un poco la realidad de un conjunto de resultados que muestran un avance muy relativo en materia de combate a la pobreza, por ejemplo.

En su más reciente informe sobre la pobreza laboral, Coneval apunta a Morelos como una de las entidades donde hubo una ligera disminución de la población que no puede comprar la canasta alimentaria con su ingreso laboral. En la entidad el índice pasó, presumen sus gráficas, de 51.2 a 50.8 por ciento, lo que parecería un impacto positivo de las políticas sociales. El problema es de método. El reporte de Coneval contrasta el 51.2% del último trimestre del 2021, con el 50.8% de los primeros tres meses del 2022, es decir, períodos consecutivos, pero no similares.

Si uno revisa el estudio completo, en Morelos el índice de pobreza laboral aumentó de 50.6% en el primer trimestre del 2021 a 50.8% en el primer trimestre del 2022. Los contrastes deben hacerse entre períodos similares por diversos factores entre los que están la calendarización del incremento en los salarios mínimos, la temporalidad de los efectos inflacionarios, el ritmo de consumo, entre otros que suelen influir en los ingresos, los precios y el consumo y las relaciones entre ellos. Los trimestres económicos son diferentes durante cada año y por ello se recomienda el contraste de períodos similares para obtener datos fidedignos. Es cierto que comparado con octubre, noviembre y diciembre del 2021, pareciera que enero, febrero y marzo del 2022, apuntan para mejoría, pero en contraste con el mismo indicador de los primeros meses del 2021, difìcilmente podría hablarse de una tendencia a la baja de la pobreza laboral, sobre todo si se considera que, los comportamientos entre el último y primer trimestre del año han mostrado indicadores a la baja que son presionados y suben durante el resto del período.

En el 2008, por cierto, el índice de pobreza laboral en Morelos cerró en un escandaloso 34.6% de la población que era un número malo. Desde entonces, el índice ha crecido en una constante que lo llevó hasta un pico de 56.1% para el cierre de 2015. Durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, el porcentaje de morelenses que no pueden adquirir la canasta básica alimentaria con su ingreso laboral se ha mantenido en promedio por arriba del 50%, salvo en el primer trimestre del 2020, que registró 46.7%. Aún así, en el primer trimestre del 2022, más de un millón de morelenses no pudieron adquirir la canasta básica con su ingreso laboral.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Según Mark Twain, Benjamin Disraeli decía que hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”, quien fuera entonces ejemplo de la práctica política y el pensamiento de estadista, tenía razón parcialmente, las estadísticas, los indicadores, reflejan sólo parte de la realidad y su mala lectura suele servir a quienes carecen de argumentos para participar en discusiones que inclinan a su antojo.

Lo cierto es que las estadísticas se componen con datos que suelen reflejar realidades, pero como cualquier otro paquete de información, sólo pueden comprenderse con un grado deseable de fidelidad si son leídas en su contexto. Las instituciones suelen ser fieles con el tratamiento de sus números para diagnósticos internos, pero cuando se trata de hacer públicos los datos, hay una tendencia al contraste erróneo o engañoso. Una de las instituciones que más fielmente trabajaba sus paquetes de datos es el Coneval, que en sus evaluaciones de política social suele ser muy serio, aunque en las comunicaciones recientes pareciera presentar los datos de forma que suavicen un poco la realidad de un conjunto de resultados que muestran un avance muy relativo en materia de combate a la pobreza, por ejemplo.

En su más reciente informe sobre la pobreza laboral, Coneval apunta a Morelos como una de las entidades donde hubo una ligera disminución de la población que no puede comprar la canasta alimentaria con su ingreso laboral. En la entidad el índice pasó, presumen sus gráficas, de 51.2 a 50.8 por ciento, lo que parecería un impacto positivo de las políticas sociales. El problema es de método. El reporte de Coneval contrasta el 51.2% del último trimestre del 2021, con el 50.8% de los primeros tres meses del 2022, es decir, períodos consecutivos, pero no similares.

Si uno revisa el estudio completo, en Morelos el índice de pobreza laboral aumentó de 50.6% en el primer trimestre del 2021 a 50.8% en el primer trimestre del 2022. Los contrastes deben hacerse entre períodos similares por diversos factores entre los que están la calendarización del incremento en los salarios mínimos, la temporalidad de los efectos inflacionarios, el ritmo de consumo, entre otros que suelen influir en los ingresos, los precios y el consumo y las relaciones entre ellos. Los trimestres económicos son diferentes durante cada año y por ello se recomienda el contraste de períodos similares para obtener datos fidedignos. Es cierto que comparado con octubre, noviembre y diciembre del 2021, pareciera que enero, febrero y marzo del 2022, apuntan para mejoría, pero en contraste con el mismo indicador de los primeros meses del 2021, difìcilmente podría hablarse de una tendencia a la baja de la pobreza laboral, sobre todo si se considera que, los comportamientos entre el último y primer trimestre del año han mostrado indicadores a la baja que son presionados y suben durante el resto del período.

En el 2008, por cierto, el índice de pobreza laboral en Morelos cerró en un escandaloso 34.6% de la población que era un número malo. Desde entonces, el índice ha crecido en una constante que lo llevó hasta un pico de 56.1% para el cierre de 2015. Durante la administración de Cuauhtémoc Blanco, el porcentaje de morelenses que no pueden adquirir la canasta básica alimentaria con su ingreso laboral se ha mantenido en promedio por arriba del 50%, salvo en el primer trimestre del 2020, que registró 46.7%. Aún así, en el primer trimestre del 2022, más de un millón de morelenses no pudieron adquirir la canasta básica con su ingreso laboral.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx