/ miércoles 4 de mayo de 2022

Ay, Jesús de Veracruz

Finalmente llegaron los cambios en el gabinete y francamente pocos se entusiasmaron. Cierto que el arribo de Samuel Sotelo Salgado a la Secretaría de Gobierno en relevo de Pablo Ojeda Cárdenas significa la incorporación de un morelense en el que supone ser el segundo espacio más relevante de la política morelense, pero más allá, pocas cosas hay que hagan suponer un cambio de estrategia del gobierno estatal para atender las demandas ciudadanas en las que mucho ha dejado qué desear.

La salida de José Manuel Sanz y Pablo Ojeda supondría en alguna medida disminuir las sospechas de corrupción sobre el gabinete de Cuauhtémoc Blanco y que inician con el propio mandatario, pero detonaron en escándalos con las investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera, en diferentes momentos, sobre los dos funcionarios. A Sanz se le señalaba por triangulaciones sospechosas en el llamado caso Primavera, mientras que a Ojeda por la sospecha de que habría colaborado en empresas ligadas a operaciones de lavado de dinero para el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Curioso porque se retira un sospechoso de haber colaborado con Javier Duarte y se queda empoderado como encargado de despacho de la Secretaría de Hacienda, Gerardo López Huérfano, que sí colaboró con el gobierno de Javier Duarte en el que se desempeñó como consultor administrativo de la Contraloría del Estado en el 2014, analista administrativo de la Secretaría de Finanzas y Planeación del 2014 al 2018,. Javier Duarte fue gobernador de Veracruz de diciembre de 2010 a octubre de 2016, cuando renunció en medio de señalamientos graves de corrupción.

Claro que López Huérfano puede haber conocido de lejos a Javier Duarte, y podría ni siquiera haber cruzado camino con otros veracruzanos nativos o residentes que colaboren en otros o en ese gobierno, a final de cuentas el estado del puerto tiene más de ocho millones de habitantes. Pero llama la atención las conexiones que el gabinete de Cuauhtémoc Blanco tiene con Veracruz. La más famosa es la de Pablo Ojeda, pero la nueva jefa de la oficina de la gubernatura y ex secretaria de Hacienda es egresada de la Universidad Veracruzana, el Comisionado Estatal de Seguridad Pública, José Antonio Ortiz Guarneros es de por allá. Igual que quien fuera su segundo al mando, Federico Rivas Valdés, hoy jefe de la Guardia Nacional en Mazatlán.

Y uno se preguntaría si se trata de una fijación extraña con Veracruz, y hasta se acordará la gente que Cuauhtémoc Blanco jugó un rato en los Tiburones Rojos, el equipo de aquél puerto; pero sólo estuvo seis meses, así que no le tocó el ascenso, aunque probablemente sí la campaña de Javier Duarte, de modo que si Cuauh conoció a Javidú habrá sido como a cualquier otro admirador del ídolo del balompié con quien se haya tomado, tal vez, una o dos fotos. Y en todo caso, seguro hay más fotos de Cuauhtémoc con Cuitláhuac García, el actual mandatario, que las hipotéticas que podría haber con el terrible Javier Duarte.

Con todo y ese tranquilizador párrafo, la inquietud es justa y vale la pena considerarla, ¿qué pasa con el gabinete de Cuauh y Veracruz? Y ni siquiera es la xenofobia de los que alegan “Morelos para los morelenses”, pero hay muchos kilómetros entre Cuernavaca y Veracruz como para no encontrar talento más cerca. Ya ven el caso de Samuel Sotelo, tanto buscarlo y ahí estaba a la vuelta.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx


Finalmente llegaron los cambios en el gabinete y francamente pocos se entusiasmaron. Cierto que el arribo de Samuel Sotelo Salgado a la Secretaría de Gobierno en relevo de Pablo Ojeda Cárdenas significa la incorporación de un morelense en el que supone ser el segundo espacio más relevante de la política morelense, pero más allá, pocas cosas hay que hagan suponer un cambio de estrategia del gobierno estatal para atender las demandas ciudadanas en las que mucho ha dejado qué desear.

La salida de José Manuel Sanz y Pablo Ojeda supondría en alguna medida disminuir las sospechas de corrupción sobre el gabinete de Cuauhtémoc Blanco y que inician con el propio mandatario, pero detonaron en escándalos con las investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera, en diferentes momentos, sobre los dos funcionarios. A Sanz se le señalaba por triangulaciones sospechosas en el llamado caso Primavera, mientras que a Ojeda por la sospecha de que habría colaborado en empresas ligadas a operaciones de lavado de dinero para el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. Curioso porque se retira un sospechoso de haber colaborado con Javier Duarte y se queda empoderado como encargado de despacho de la Secretaría de Hacienda, Gerardo López Huérfano, que sí colaboró con el gobierno de Javier Duarte en el que se desempeñó como consultor administrativo de la Contraloría del Estado en el 2014, analista administrativo de la Secretaría de Finanzas y Planeación del 2014 al 2018,. Javier Duarte fue gobernador de Veracruz de diciembre de 2010 a octubre de 2016, cuando renunció en medio de señalamientos graves de corrupción.

Claro que López Huérfano puede haber conocido de lejos a Javier Duarte, y podría ni siquiera haber cruzado camino con otros veracruzanos nativos o residentes que colaboren en otros o en ese gobierno, a final de cuentas el estado del puerto tiene más de ocho millones de habitantes. Pero llama la atención las conexiones que el gabinete de Cuauhtémoc Blanco tiene con Veracruz. La más famosa es la de Pablo Ojeda, pero la nueva jefa de la oficina de la gubernatura y ex secretaria de Hacienda es egresada de la Universidad Veracruzana, el Comisionado Estatal de Seguridad Pública, José Antonio Ortiz Guarneros es de por allá. Igual que quien fuera su segundo al mando, Federico Rivas Valdés, hoy jefe de la Guardia Nacional en Mazatlán.

Y uno se preguntaría si se trata de una fijación extraña con Veracruz, y hasta se acordará la gente que Cuauhtémoc Blanco jugó un rato en los Tiburones Rojos, el equipo de aquél puerto; pero sólo estuvo seis meses, así que no le tocó el ascenso, aunque probablemente sí la campaña de Javier Duarte, de modo que si Cuauh conoció a Javidú habrá sido como a cualquier otro admirador del ídolo del balompié con quien se haya tomado, tal vez, una o dos fotos. Y en todo caso, seguro hay más fotos de Cuauhtémoc con Cuitláhuac García, el actual mandatario, que las hipotéticas que podría haber con el terrible Javier Duarte.

Con todo y ese tranquilizador párrafo, la inquietud es justa y vale la pena considerarla, ¿qué pasa con el gabinete de Cuauh y Veracruz? Y ni siquiera es la xenofobia de los que alegan “Morelos para los morelenses”, pero hay muchos kilómetros entre Cuernavaca y Veracruz como para no encontrar talento más cerca. Ya ven el caso de Samuel Sotelo, tanto buscarlo y ahí estaba a la vuelta.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx